La anormal normalidad del fuego

La anormal normalidad del fuego

La llovizna helada de estos días aplacó el espanto que provocaron las llamas en este agosto seco y plagado de incendios. Hasta la semana pasada se escuchaban los balidos inquietos de las ovejas acechadas por las llamas en la fría noche de la alta montaña, transmitidos en los videos viralizados por un campesino de San José de Chasquivil. Y también circulaban las imágenes de la escuela que había sido evacuada en Los Ralos a causa de las llamas que se habían extendido, descontroladas, por una quema de un basural.

Después de eso fueron los fuegos generados en banquinas y cañaverales en el sur, que llevaron a una conferencia de prensa del ministro de Economía, Daniel Abad, en la que se dijo que se labraron ya 56 multas y en la que el jefe de Policía, Joaquín Girvau, advirtió que se iba a detener a quien se atrapara quemando caña, si bien reconoció que todavía no se había hallado a ningún piromaníaco en acción.

Fuerte susto en la montaña

Cuando las montañas ardían y eran sólo los animales y los lugareños los afectados el fenómeno se vio como una singularidad tafinista cuya gravedad se advirtió cuando se tomó conciencia de que las llamas estaban bajando hacia la villa y ya estaban afectando la zona de la toma de agua. Ahí, cuando hablaron pobladores y contaron que pasaban todo el día llevando los animales en busca de los escasos pastizales con que se alimentan y que ahora no había nada, hubo una gran movilización para ayudar. Se habían quemado 400 hectáreas. Se llevaron en vehículos aptos para la montaña 8.000 kilos de alimento para los animales.y hasta el gobernador hizo una recorrida en helicóptero por Anfama y San José. Equipos de la Sociedad Aguas del Tucumán fueron a Tafí del Valle a reparar las cañerías dañadas de la planta.

Hasta entonces fue sólo un problema en la montaña. Que había costado mucho, eso sí.

Arde la llanura

Después vinieron los fuegos en la llanura. Cañaverales, banquinas. El paisaje habitual junto a las rutas de campos incendiados, columnas de humo, una niebla peligrosa para el tránsito, problemas de respiración para los pobladores de las cercanías, debates en busca de culpables. Los industriales y los cañeros grandes culpan a los cañeros chicos, todos dicen que no les resulta conveniente quemar y que además en los ingenios no reciben caña quemada. “Está más que demostrado que a nosotros no nos conviene para nada quemar las cañas en pie. Perdemos kilos, rendimiento, y ahora, con las heladas, esas cañas carecen totalmente de valor productivo”, dijo Mónica Dávalos, representante de los cañeros del Este. Las autoridades, incluso, suelen advertir de la conveniencia del programa de producción verde al que desde hace más de una década se van adhiriendo despacito cada vez más productores. Claro que sobre 265.000 hectáreas de caña, hasta ahora se han cosechado 60.000 ha con este método y ya se ha registrado que hubo 78.000 ha quemadas. Falta todavía la mitad de la cosecha.

“Vamos a ser implacables”

Cuando arreciaban las quemas y se empezó a advertir que este agosto iba a ser récord con tanta llamarada, el Gobierno salió en conferencia de prensa: “Venimos insistiendo que hay que tener mucho cuidado con el tema de la quema, especialmente de caña y también de maleza. Estamos siendo implacables. Tenemos mucha quema. Se han realizado los procedimientos correspondientes. Estamos labrando las actas, los procedimientos administrativos y también las denuncias penales que correspondan al propietario de la finca en donde ocurren estos acontecimientos”, dijo Abad. “Cuando atrapemos a alguien infraganti será detenido porque es un delito. Es un peligro lo que hacen, hay cañaverales cerca de la ruta y se puede originar una gran tragedia” o cuando el fuego “se origina bajo un tendido eléctrico y puede producir cortes de energía”, dijo Girvau y aseguró que “estamos trabajando en el interior del campo con móviles y unidades especiales”.

El secretario de la Producción, Eduardo Castro, dijo que ya se habían labrado unas 56 actas “y ya se les dio el curso a la Justicia para que tomen cartas en el asunto”. En esos días se supo que acababa de hacerse efectiva una multa de 2017 contra un empresario, que fue apelada, con lo que se puede esperar que dentrro de siete años se sepa qué pasará con esas 56 multas de hoy.

“Incumplimiento legal”

Poco después de esa conferencia ardió el sur en fuego y humo. En Aguilares, la Trinidad y Concepción. La directora de Medio Ambiente de Concepción dijo que pedían ayuda a la Provincia para controlar que el ingenio La Corona no arroje hollín. A pesar de que está prohibido tener cañaverales cerca de la ciudad, hay barrios de “La perla del sur” que están en riesgo. “Trabajamos sin respiro para sofocar incendios de cañaverales que podrían prevenirse si los propietarios de finca cuidaran sus plantaciones con personal propio o con otras medidas. Pero el tema no les preocupa porque nadie hace cumplir la ley. Los ingenios, pese a la prohibición existente, reciben las cañas quemadas. Entonces fomentan el incumplimiento legal”, dijo el jefe de los bomberos voluntarios de Concepción. En ese momento el intendente de Concepción, Alejandro Molinuevo, dijo: “no es verdad que Concepción esté asfixiada por la quema de caña, es una afirmación mediática ajena al ámbito de la Municipalidad”.

Las llamas no se calmaron. El martes pasado Matías de Rosa, presidente de la organización Meta Tucumán, dijo que durante tres meses en nuestra provincia el aire es irrespirable y nos enferma y además aportó datos concretos: dijo que el mismo Estado les prende fuego a las malezas en la banquinas. “No hace falta tener ningún estudio técnico, basta con mirar que alguien prendió fuego en la banquina para cortar el pasto. Es decir, o la comuna le prendió fuego o Vialidad. Y si uno se pone a hablar con gente de Vialidad, reconocen que lo hacen porque no tienen nafta para cortar el césped. Entonces tenemos que empezar por el propio Estado”. Y agregó: “hay sólo cinco fiscalizadores en la Secretaría de Medio Ambiente para controlar 265.000 hectáreas de caña. Y esos mismos funcionarios tienen que encargarse de fiscalizar a los ingenios”.

También el Centro Azucarero (CART) hizo un pedido de que el Gobierno declare la emergencia ambiental por el riesgo de incendio y pidió que se contraten dos aviones hidrantes en forma permanente, que se usen drones y que se recorra constantemente las rutas primarias y secundarias. Las autoridades contestaron que se siguen los incendios con drones en casi toda la provincia para monitorear la situación.

Calma chicha

Al final la helada llovinza gris aplacó las polémicas. Pero aún quedan dos meses de sequía y cosecha. El investigador ambiental Rodrigo Gibilisco, que coordina el sistema de revisión de la calidad del aire en la provincia, dice que superamos tres veces los parámetros de contaminación que la Organización Mundial de la Salud admite como tolerables. El estudio se hace con 19 sensores que monitorean las partículas en el aire -hay también aparatos en Concepción-, lo cual, sumado a la revisión satelital de focos de fuego, podría determinar en el acto qué está ocurriendo. Lo que aún no se tiene completo es la precisión del daño a la salud que se provoca. Ya el año pasado Gibilisco, en el programa “Panorama Tucumano”, había descripto que “científicamente está demostrado el daño que produce la polución en los niños, en los pulmones, en el corazón y en el cerebro. Los más chicos son los más afectados porque sus órganos están en desarrollo. Pero también enferma a las embarazadas, incluso puede generar recién nacidos de bajo peso o con problemas de desarrollo o con problemas de aprendizaje”. “Esto se traduce en costos para el sistema de salud, porque curamos al enfermo pero lo volvemos a poner en el ambiente que lo enferma. En ese círculo vicioso los recursos no van a alcanzar nunca”, sentenció. Y dijo: “No es normal que lluevan cenizas sobre la provincia”. Lo que pasa es que la anormalidad está normalizada.

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