La conocían como Paty; se llamaba Martha Altamirano y quedó en la memoria popular como “La guardiana del Mercedario”. En ese cerro, en la Cordillera de los Andes, perdió la vida en un fatídico accidente en marzo de 1981, cuando tenía 20 años.
Participaba de una expedición junto a su hermana Corina Altamirano (de un año mayor) y el montañista experimentado Sergio Bossini, que tenía 40 años. Paty perdió la vida al resbalar por una pared de hielo y caer cientos de metros. Su cuerpo no fue hallado hasta 42 años después, en enero de 2023, cuando unos turistas que hacían andinismo encontraron unos resto, cuyas características, ADN y pertenencias coincidían con las que llevaba entonces.
El cerro donde murió será ahora, además, su sitio de descanso eterno. Su hermana va a realizar una expedición en su honor, subiendo hasta la cumbre del Mercedario, para poder depositar sus cenizas allí, en cumplimiento de su deseo cuando dijo “si muero en la montaña quisiera que me dejen allí”.
Corina describe a Paty como alguien muy sociable, que tenía momentos de mucha introspección y muy profunda en sus pensamientos. Le gustaba leer y pensar mucho; era muy rebelde, no soportaba la injusticia social y era muy sensible a las necesidades de los demás. Tenía una visión moderna de la religión: para ella no era una escritura, sino lo que se debía ser como humano.
El ascenso fatal
El 27 de marzo de 1981, Paty junto a su hermana y su pareja decidieron emprender una excursión hacia uno de los picos más altos de los Andes, el Mercedario de unos 6.770 metros sobre el nivel del mar. Ese recorrido es un desafío para cualquier experimentado ya que su acceso se encuentra en el corazón de la cordillera. Emprendieron el viaje a la cumbre por la Pared Sur de la montaña; ahí fue el accidente. Corina y Sergio decidieron descender hacia donde se encontraba el cuerpo, pero debido al lugar en el que se encontraba les resultaba imposible cargarlo y llevarlo hasta el campamento más cercano.
“Cuando cayó, bajé durante toda la noche esa pared de hielo hasta la base donde ella estaba y nunca pensé que había muerto, supongo que por un instinto de conservación. Pensaba: ella tiene todo en la mochila, seguramente está tomando algo caliente. Supongo que lo hice para poder descender y enfrentarme con la realidad”, relata Corina.
Los sobrevivientes tardaron alrededor de dos días en bajar el cerro y debido a fuertes tormentas y nevadas en todo ese tiempo, el cuerpo ya inerte fue tapado por cinco metros de nieve, imposibilitando su rescate. Temporadas después se intentaron distintas aproximaciones con profesionales, sin éxito. Su cuerpo quedó dentro del Mercedario y Bossini, tiempo después, llevó al lugar una cruz en su recuerdo.
Pasaron 42 años; el 24 de enero de 2023 sus restos fueron encontrados por un grupo de turistas que realizaban andinismo en la zona. Pudieron reconocerlo por pruebas científicas y, sobre todo, por el escapulario de la Virgen del Carmen que llevaba puesto. Las cenizas de Paty estuvieron descansando en Benjamín Paz, en la finca que era de sus abuelos, y en casa de su hermano Patricio.
Después de la tragedia
Luego del fatídico accidente, Corina volvió un par de veces a San Juan para las operaciones de rescate, e incluso siguió entrenándose por un año con su madre y su hermano Marcelo. Luego, inconscientemente, empezó a alejarse de las montañas, empezó a estudiar Geología y después Letras en la UNT y consiguió distintos trabajos, entre ellos como correctora de pruebas en LA GACETA y con alumnos particulares.
“Amaba lo que hacía. Estaba todo el tiempo en el diario, además de estudiar y tener alumnos particulares. Tenía todo el tiempo muy ocupado y no fui tanto a escalar. No sé si fue porque busqué otras actividades o porque en algún rincón de mí quedaba una especie de ‘no tengo más ganas de subir’, algún temor”, admite.
Pasado el tiempo, volvió a realizar expediciones como a los cerros Negrito y Taficillo. Su último ascenso fue en Córdoba, donde se mudó luego de casarse. Subió a Los Gigantes, cargando a su hijo mayor y teniendo a su otro hijo en el vientre. No volvió a intentar ni a realizar un entrenamiento sistemático.
El regreso
Casi dos años después de haber encontrado su cuerpo, se va a llevar a cabo una expedición al cerro Mercedario, organizada por Corina junto con los integrantes de CerrosTuc. El Proyecto Mercedario se concretará el 20 de enero y con ella subirán Silvia Altamirano (58), Fabrizio Oieni un amigo del Club Andino Mercedario que se une a la expedición y al grupo en San Juan, Evaristo (28 años) y Facundo (26) Moyano Paz, Marco Muñoz (28), Joaquín Forcinito (28), Bernabé Solá (25). Todos estos últimos se conocen desde pequeños y forman parte del grupo Cerrostuc.
Este proyecto surgió en mayo de 2024, luego de que Corina realizara una entrevista a un grupo de jóvenes montañistas para la revista del Centro Cultural de Alta Montaña donde trabajaba. Fue en ese momento que se dispuso a cumplir con la voluntad de Paty y dejar sus cenizas donde falleció. Le alegra volver a esos lugares y que sus ojos puedan ver esos paisajes espectaculares.
A diferencia de 1981, esta vez el ascenso se ha planeado a través de la ruta normal, la Inca, partiendo desde Laguna Blanca, con una duración aproximada de entre ocho a 10 días. Esto se debe a que la ruta por la que fueron hace cuatro décadas es considerada muy difícil incluso para los experimentados. Si bien Corina volvió a entrenarse para resistir largas caminatas, es muy arriesgado tanto para ella como para los demás andinistas elegir el anterior camino. “Nunca pensé que iba a ir por la misma ruta. Quizás porque en el fondo sé de mis limitaciones y sé que lo que quiero hacer es un homenaje. Supongo que va a ser muy conmovedor, en el sentido de emoción, no de tristeza; yo sé que mi hermanita ya está en otro plano. Sí me conmueve pensar todo lo que pasó y pasamos y sé que esto va a ser movilizante para todos. Quiero que este viaje sea de prospección, de agradecimiento a la vida, de tributo a Paty. Y no un desafío para llegar a la cumbre”, concluye.