Alejandra Darín, una vida que fue de la pantalla a la militancia sindical

La reconocida actriz falleció ayer a los 62 años tras una larga carrera artística y gremial.

COMPROMISO. Alejandra Darín presidía el gremio de actores y actrices. COMPROMISO. Alejandra Darín presidía el gremio de actores y actrices.
Hace 7 Hs

Cuando tenía 11 años, en vez de entretenerse con juegos infantiles, Alejandra Darín ya trajinaba estudios de televisión y estaba afiliada a la Asociación Argentina de Actores (luego se agregó: y Actrices). Había nacido en junio de 1962, y su debut interpretativo fue en Canal 13 con “Selva... es mujer”, abriendo una intensa actividad que desarrolló en un centenar de series, películas y obras de teatro (“Dulce Ana”, “Una voz en el teléfono”, “La extraña dama”, “Rincón de luz”, “De carne somos”, “Poliladron”, “Nueve lunas”, “Samy y yo”, “Un minuto de silencio”, “Ni Dios, ni patrón, ni marido”, “Las de Barranco”, “Crimen y castigo”, “Pirandello, dos miradas”, “El evangelio de Evita” y “Papá querido” las tuvieron en su elenco), que en el último tiempo decreció mientras aumentaba su militancia al frente del sindicato de artistas. En su hogar, actuar era lo normal: hija de Ricardo Darín y Renée Roxana y hermana menor de Ricardo (todos actores), sus hijos Antonia y Fausto también siguen sus pasos. Ayer, a los 62 años, falleció tras una larga enfermedad.

En 2011, su compromiso político (identificado con el kirchnerismo) la llevó a la presidencia del gremio, donde la despidieron “con inmenso desconsuelo” y resaltaron que aparte de su talento artístico, “se destacó también por su incansable defensa de los derechos de nuestro colectivo y su profunda sensibilidad social”. “Supo defender con enorme valentía los valores de nuestro gremio. Su legado nos inspira y nos fortalece para seguir construyendo un futuro de derechos, paz y dignidad, con memoria. Su lucha y su ética serán nuestra bandera en esa tarea”, agregaron.

El titular de la delegación local de la AAA, Jaime Mamaní, la evoca para LA GACETA, sin salir de la sorpresa de su muerte. “Conocí a Alejandra en forma personal y muy cercana. En 2015, cuando asumimos el cargo, vino a Tucumán por primera vez en forma oficial y a partir de ahí entablamos una relación no solamente laboral sino de amistad. Teníamos un permanente contacto y charlas, porque además de ser una laburante independiente, con cero frivolidad porque no le importaba su apellido, vivía de forma normal. Donde nos sentábamos, saludaba a todo el mundo, se sacaba fotos y cuando estábamos en forma íntima, hablábamos de la familia y los amigos, de anécdotas, no únicamente de los problemas del país. Hasta el último momento, defendió los derechos de todos y ha sido una referente muy importante, con carácter muy fuerte, ideas bien consolidadas y muy democrática”, afirma.

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