
Asumió Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, pero una de las imágenes más destacadas de la ceremonia tuvo como protagonista a Elon Musk. El multimillonario se “viralizó” al emular un saludo nazi. Unas horas antes de ese hecho, Javier Milei le había agradecido por haber “salvado a la humanidad” al comprar la ex Twitter y abrir la posibilidad de expresarse a una “mayoría silenciosa o más bien silenciada”. La secuencia pinta el poder que esta red social tiene en la vida pública y, por ende, en el día a día de millones de personas a lo largo y ancho del mundo. Se reaviva una pregunta cada vez más recurrente e inquietante: ¿el futuro de la política está en las redes sociales?, ¿puede X definir hacia dónde va la sociedad con sus posiciones cada vez más extremas?
Daniel Hadad, fundador y CEO de Infobae, aseguró que el sucesor de Milei podría surgir de las redes. “La renovación va a ser generacional y tecnológica”, dijo tras mencionar a dos soldados digitales de Milei: Tomás Rebord y el Gordo Dan; y a Pedro Rosemblat, identificado con el peronismo. Los especialistas en análisis y comunicación política advierten que los liderazgos siempre surgieron en la interacción con la gente y hoy ese vínculo se da en las redes sociales. El fenómeno se profundizó por el aislamiento impuesto durante la pandemia y explica gran parte de las transformaciones políticas que se han generado en los últimos años.
La ex Twitter es la arena política por excelencia. La red social potencia la expresión en tiempo real y sin filtros, facilita la participación de grupos de interés y da acceso a información de todo el mundo. Como contracara, aumenta la posibilidad de acoso o exposición de los usuarios; permite la difusión de información falsa (fake news) y da lugar a la manipulación de la realidad.
Desde la conducción de su empresa, Musk fijó una reestructuración del algoritmo de X. El cambio buscó priorizar contenidos educativos e informativos por sobre aquellos considerados demasiado negativos. La medida provocó críticas, porque muchos usuarios denunciaron que podía utilizar para controlar la información e influir en la forma en la que se organizan los debates en la plataforma.
META, la empresa de Mark Zuckerberg, también cambió sus reglas de moderación en el mismo sentido que la ex Twitter. La medida implica que los mismos usuarios son quienes pueden dejar notas de verificación sobre la información que circula dentro de la interfaz de cada red social. Esto incluye Facebook, Instagram y Threads. En otras palabras, se puede publicar cualquier cosa y el chequeo se hace on line pero por parte de otros usuarios. Los analistas coinciden en que se trata de un salto al vacío que abre una herramienta muy poderosa para influir en la opinión pública de forma mucho más amplia que lo que se hacía hasta ahora.
Reparos mundiales
La presencia de la red social X en la vida institucional del mundo genera mucho ruido. El presidente Lula Da Silva promovió su suspensión en Brasil y, en las últimas horas, defendió el derecho de los países a defender su soberanía para regular estos espacios de comunicación y generación de contenidos. La Unión Europea, inició una investigación sobre la empresa de Musk, en medio de sospechas de manipulación de sus algoritmos con fines políticos. Varios dirigentes y funcionarios del viejo continente llamaron a abandonar la red social como forma de repudio a su propietario.
Milei es un usuario habitual de la red X. Con poco más de 3,7 millones de seguidores, el Presidente marca desde allí el ritmo de la política argentina y también fija posiciones que impactan en el mundo. Miles de seguidores reproducen sus mensajes, responden posteos o cuestionan con dureza a quienes polemizan con las políticas oficiales. Uno de los más activos es Daniel Parisini, identificado como @GordoDan_, quien reivindicó el rol de la militancia digital de quienes usaron sus celulares para apuntalar el triunfo de la Libertad Avanza en 2023. Uso el término “brazo armado” para referirse al uso de las redes sociales a favor de su líder.
En la política de Tucumán, las redes sociales, y en especial X, no parecen haber desembarcado como herramienta, aunque el fenómeno parece inevitable. Por ahora, se imponen más los dirigentes con “territorio” que aquellos que “militan” en el campo digital. ¿Hasta cuándo?