

La presencia del fiscal Ignacio López Bustos en el proceso de destitución que se lleva adelante contra la jueza Carolina Ballesteros acaparó la atención en la segunda jornada de audiencias testimoniales. El funcionario del Ministerio Público Fiscal (MPF) ratificó ante el Jurado de Enjuiciamiento que preside Eleonora Rodríguez Campos que se sintió violentado y presionado por actitudes vehementes que tuvo la representante del Colegio de Jueces y Juezas de la Capital para con él en 2022, en el marco de una causa de lesiones contra su padre. Sin embargo, ante consultas de la defensa -que tuvo pasajes de tensión-, dijo que ese comportamiento no interfirió para aplicar su criterio en el caso y que la magistrada, en la audiencia de formulación de cargos, como representante de la víctima, no violentó el proceso.
López Bustos fue el primero de los cinco testigos que respondieron las consultas de la comisión acusadora que preside Sergio Mansilla y de la defensa, a cargo del letrado Gustavo Morales. El fiscal intervino en el caso del padre de la jueza en septiembre de 2022, dado que subrogaba la Unidad Fiscal Proteccional de Violencia Familiar y de Género. Sin embargo, resolvió inhibirse luego de los episodios con Ballesteros. “Me sentí presionado e incómodo”, señaló.
Angustia y escándalo
Los legisladores Mario Leito, Claudio Viña y Rodolfo Ocaranza solicitaron al fiscal que relate los hechos vinculados a la causa por la que acusan a Ballesteros de haber ejercido su influencia como magistrada. López Bustos contó que empleados del MPF relataron que habían tenido entredichos con la jueza, que pretendía que se solicitara la prisión preventiva contra las acusadas (dos medias hermanas suyas y la pareja de su padre). Contó también que, previo a la audiencia, le adelantó a la jueza que solicitaría el arresto domiciliario, algo que -dijo- no fue bien tomado por la magistrada. “Se levantó de modo vehemente, tirando la puerta de mi despacho y de la Fiscalía, y se fue”, expuso.
El fiscal afirmó que minutos antes de la audiencia virtual recibió un mensaje de Ballesteros en el celular que decía que si la víctima fuera su padre “estarían hace un mes en cana”. Contó que la audiencia fue extensa y que solicitó el arresto domiciliario a pesar de las presiones que sentía. Relató que la jueza fue luego a la Unidad Proteccional, que les preguntaba a los funcionarios y empleados si tenían padre y que manifestó a las auxiliares presentes que no le vayan a pedir luego prisiones preventivas. “El estado anímico general era de angustia; ese día fue un escándalo”, afirmó.
“No influyó”
Ante las consultas de Morales, el fiscal dijo que la presión que sintió fue en el ejercicio de su función, no como una falta de parte de la jueza. A su vez, manifestó que la presión que la incomodidad que sintió no influyó en su determinación en la causa. “He mantenido el mismo criterio porque sentía que era el correcto”, indicó.
López Bustos airmó también que en las audiencias con la jueza había incertidumbre de parte de los auxiliares. “Tenían temor de cómo iba a suceder, de que la doctora les tomara examen o que los ridiculizara. Era un secreto a voces tanto en el Ministerio Público Fiscal como en el de la Defensa”, dijo.
Empleados judiciales
Además de López Bustos, prestaron declaración ayer los empleados judiciales Alejandra Florencia Alvez; Gimena Aguirre; Silvina Rodríguez;y María de los Ángeles Bravo Martoni (por escrito lo hará el fiscal Augusto Zapata). Contaron su versión de lo vivido en la Unidad Proteccional cuando la jueza, luego de la audiencia, concurrió a retirar pertenencias de su padre. En líneas generales coincidieron en que la magistrada se veía exaltada, que levantaba la voz, que tuvo un entredicho con la auxiliar fiscal Daniela Briz Tomas (declaró el miércoles) y que ello alteró el clima habitual de trabajo.
En la jornada de ayer se presentó a declarar Carlos E. Rodríguez, quien trabajó en el MPF hasta 2024 como instructor fiscal y debía declarar el miércoles (se enteró por LA GACETA). Dijo que había salido cuando llegó Ballesteros la Unidad, pero que al regresar la notó bastante angustiada y enojada. Dijo que escuchó un intercambio de palabras con Briz Tomas, pero que no supo ni vio que hubiera ocurrido algún tipo de agresión física. Indicó que si bien no conocía el expediente, recordó que el abogado Mario Leiva Haro (quien impulsó el pedido de juicio político) representó a las acusadas en una etapa del proceso. También señaló que no es normal que un magistrado esté en una fiscalía, menos en un clima tenso. Sin embargo, reconoció que un letrado sí se acercó ofuscado tras una audiencia.
Visiones a favor y chicanas contra el fiscal
Al finalizar la segunda jornada, Viña y Morales dialogaron con la prensa. El legislador afirmó que en la comisión están muy conformes con lo que van manifestando los testigos. “Todos ratificaron que fueron situaciones que no se habían repetido, que no se habían dado nunca, fuera de lo normal y que hubo situaciones de gestos casi violentos”, dijo.
Morales, por su parte, interpretó que quedó probado que la magistrada no vulneró o alteró la esencia del proceso ni incurrió en otra falta que amerite la remoción. A su vez, fue duro con el fiscal López Bustos, a quien le reprochó que no recordara detalles del caso ni de la audiencia. “Vino a pasar un papelón: estuvo cuatro horas de audiencia y no se acordaba el hecho. Un fiscal, además, joven y enérgico... viene a dar a la cara con un estilo hippie, pero a dar la cara al fin. No obstante, mintió, o, por lo menos, en algunos tramos faltó a la verdad”, dijo.