

Los cruces y los vaivenes que se generaron por las declaraciones del testigo Ramiro Cornet Esteves, por un acta de 2019 que incluye supuestos insultos y amenazas de quemar el Juzgado de la V Nominación, agitó lo que fue la séptima audiencia testimonial del juicio político contra Carolina Ballesteros, jueza del Colegio de Jueces del Fuero Penal del Poder Judicial de Tucumán. Las tensiones entre las pares escalaron de tal nivel que la presidenta del Jury, Eleonora Rodríguez Campos, pidió orden en más de una ocasión y resolvió hacer un breve cuarto intermedio en medio del interrogatorio.
Seis testigos ofrecidos por la defensa que impulsa Gustavo Morales comparecieron ayer por el cargo de supuestos maltratos en el Juzgado de la V Nominación. Ema Giménez y Valeria Monteros compartieron despacho con Ballesteros en la Defensoría de la II Nominación del Centro Judicial de Concepción, previo a que jurara como magistrada. Ambas resaltaron el buen trato y ambiente de trabajo que tuvieron con la acusada. La comisión de Juicio Político, en la voz de Mario Leito, planteó la impertinencia de las comparecencias y expuso su objeción ante el Jury.
Los otros cuatro testigos compartieron despacho con Ballesteros en el Juzgado de la V Nominación: Sergio Albertus, Ricardo Daniel Clemente (secretario), León Chicurel y Cornet Esteves. Este último dijo que es amigo de la jueza, pero que eso no le impedía decir la verdad. Compareció casi una hora y media porque el prosecretario firmó un acta con fecha del 22 de octubre de 2019, en la que se asentó sobre un incidente que se habría producido dentro del despacho y del que habrían participado la secretaria Celmira Ibarreche y su hija, Florencia Rojas.
Qué dice el texto
El acta, incluida como prueba en el proceso, dice lo que supuestamente sucedió entre las 14.20 y las 19.30 de aquel día. Se plasmó que Ibarreche se habría comunicado por teléfono con su hija -ajena al Juzgado- para avisarle que la magistrada estaba en su oficina. Se dijo que Rojas llegó a los minutos, muy nerviosa, alterada, acompañada de su hija, de unos siete años. “La voy a hacer mierda, le voy a incendiar el Juzgado”, es una expresión que supuestamente gritó Rojas, entre otras amenazas. En el texto también se dijo que la ex pareja de la jueza estaba alterada, que tenía temblores en el cuerpo y que tiraba expedientes en la oficina de su madre. Se aseguró que sacó un encendedor, que se llevó unas hojas y que amenazó con prenderle fuego a la biblioteca de Ballesteros.
Interrogado por Morales, Cornet Esteves dijo que recordaba que Rojas estaba muy nerviosa y violenta, y que en el turno vespertino estaba también Chicurel (figura en el acta). “Estaba muy sacada”, declaró, aunque ayer le costó recordar detalles de lo que decía el texto que firmó. Añadió que no vivió algo igual en sus 28 años en el Poder Judicial, que Ballesteros es una persona exigente y trabajadora, honesta al 100%.
En interrogatorio
Interrogado por el legislador Claudio Viña, el funcionario judicial calificó la situación como “incómoda y muy tensa”. Dijo que estaba asustado, que redactó el acta en ese momento, pero que olvidó cosas sucedidas hace más de cinco años porque es una persona mediadora, alejada de los conflictos. Se le preguntó si ante una situación tan tensa no atinó a llamar a seguridad, aunque hubo amenazas de prender fuego; o a emergencias, para asistir a Rojas, que temblaba. Reiteró que es muy mediador y que trató de calmar, algo que pudo hacer hasta las 19, cuando la joven se retiró con la niña.
Viña, a su vez, pidió reiteradamente a Cornet Esteves que explique dónde y cuándo redactó el acta, ya que consigna inicialmente que se confeccionó a las 20.30 de aquel día, pero el texto dice que Ibarreche y él cerraron y se retiraron del Juzgado a las 19.30. La insistencia motivó las objeciones de Morales, pero el testigo dijo no recordar. Sí afirmó que lo motivó a labrar el acta la situación tensa que se vivió y que no fue por pedido de nadie. Ante consultas de Leito, declaró que sabía que muchos empleados pidieron traslado y que nunca presenció maltrato de parte de Ballesteros hacia otra persona.
Testimonios
Albertus, por su parte, dijo que trabajó en el Juzgado un mes y medio en 2020, hasta que llegó el aislamiento obligatorio por la pandemia. Dijo que vio a Ballesteros (paciente de riesgo) una sola vez en esos días y que trabajó tranquilo. Su misión era preparar las causas para que sean trasladadas al Juzgado Conclusional. Afirmó que se retiraron unas 30 o 40 bolsas de arpillera llenas.
El secretario Clemente, en tanto, declaró que trabajó entre febrero y agosto de 2020, para dejar todo listo para el sistema adversarial. Dijo que lo convocaron porque había poco personal en el Juzgado, que lo ideal era que tuviera 15 o 20 personas y que tenía conocimiento que se habían ido muchos empleados, pero no supo el motivo. Destacó el modo de trabajar y el criterio que aplicaba la jueza en el despacho.
Chicurel, por último, dijo que se desempeñaba en el Juzgado de la IV y que Ballesteros lo convocó para pasar a la V porque tenía buenas referencias suyas. Declaró que llegó a la oficina en febrero de 2019, que el trabajo era similar la de la otra oficina y que tal vez el volumen de causas sí era superior, pero indicó que era algo lógico por haber estado con jueces subrogantes.
Respecto al acta por el incidente con Rojas, Chicurel dijo que vio a la joven con su hija y que después supo que concurrió por “una situación de pelea”. Contó que ese día buscó abstraerse para no quedar involucrado en nada. Reconoció que Rojas le preguntó delante de Ibarreche si le gustaría que se pelee con Ballesteros, “como haciendo una broma”, pero que no respondió. Contó que declaró por una causa de violencia de género entre Ballesteros y Rojas.