Jugar a las damas permite desarrollar habilidades cognitivas, mejora la concentración, el razonamiento lógico, además ayuda a planificar y tomar decisiones, anticipar las jugadas del oponente y ayuda a tolerar la frustración, por lo cual es un juego recomendado para todas las edades. No todos saben, pero el juego de damas es uno de los juegos de mesa más populares y antiguos del que se tenga registro. Por ejemplo, en excavaciones arqueológicas en Ur se encontraron vestigios de un juego similar proveniente del año 3.000 AC, en Egipto también se hallaron restos que fueron datados en el 1.400 AC. y en la antigua Roma, se jugaba el “ludus latrunculorum” que se traduce del latín como “juego de soldados”. Algunos historiadores creen que el juego actual data del siglo X y discuten si se originó en España o Francia, cuando se lo denominaba “ferses” ya que las piezas se movían como la reina en el ajedrez de la época. Al introducir el movimiento que permite saltar las piezas del contrario para capturarlas, el juego habría pasado a llamarse “fierges”. Varias hipótesis plantean que el nombre actual de damas deriva del vocablo alemán Damm, que significa muro de contención, y se referiría a la necesidad de mantener la fila trasera del juego incólume para evitar que el adversario corone sus fichas. Finalmente, en 1756 se escribe el primer tratado sobre el juego y se establecen la mayoría de sus reglas modernas. Recién para 1857 el tablero toma las dimensiones actuales de 10 por 10.
Marcelo Daniel Castagno