

Con apenas 31 años, Martín Wainer ya tiene una trayectoria envidiable en el fútbol profesional. Actualmente, acompaña a Lucas Pusineri como ayudante de campo en Atlético Tucumán, pero su recorrido lo llevó por diferentes países y roles dentro del mundo del fútbol. Desde scout en clubes europeos hasta director técnico en Ecuador, Wainer se forjó con experiencia y trabajo. Comenzó su camino en el fútbol a los 17 años, influenciado por su padre, Gabriel Wainer, quien trabajó con selecciones nacionales en cinco Mundiales consecutivos. Su primer rol fue como scout, buscando talentos sudamericanos para Udinese y Bayer Leverkusen. “Trabajé tres años con esos clubes europeos, gracias a la formación que fui adquiriendo desde chico”, cuenta Martín. “Vengo de una familia asociada al fútbol y mi viejo trabajó con grandes entrenadores”, comenta, haciendo referencia a Marcelo Bielsa, José Pékerman y Gerardo Martino. Su camino en el fútbol le permitió estudiar una carrera universitaria mientras se formaba como entrenador. “Estudié la Licenciatura en Economía porque quería conocer otros campos y también porque me mi trabajo de scouting de manera remota, me permitía estudiar. Pero luego me di cuenta de que mi pasión era estar en el campo de juego”, explica y deja en claro que la economía ahora es cosa del pasado para él.
A pesar de su formación académica, reconoce que aplica poco de la economía en su trabajo actual, aunque destaca que la Universidad Nacional lo formó y le ayudó a desarrollar una visión analítica. Su carrera en el fútbol lo llevó a trabajar con entrenadores como Mariano Soso en cinco procesos distintos y con Pusineri en Tigre y ahora en Tucumán. En 2024 tuvo la oportunidad de dirigir como primer entrenador en Ecuador, en Imbabura, una experiencia que califica como “intensa y formativa”. “El fútbol depende de los resultados, y cuando un club no está ordenado, las cosas pueden terminar rápido”, reflexiona.
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El presente de Wainer está en Tucumán, donde llegó de la mano de Pusineri. “Lo conocí a través de Alejandro Albornoz (ex ayudante de campo de “Pusi”) quien trabajó con él en San Lorenzo. Lucas luego me sumó a su cuerpo técnico en Tigre, y desde entonces hemos construido una buena relación profesional”.
Desde su llegada al “Decano”, Wainer destaca la buena recepción que tuvo en el club y la ciudad. “Me encontré con una infraestructura y un clima similares a los de Rosario. Me siento cómodo y con ganas de conocer más”. En cuanto al trabajo futbolístico, resalta la importancia de la adaptación y la confianza con los jugadores. “Al principio, algunos futbolistas pueden ver con recelo a un entrenador que no jugó profesionalmente. Pero la clave es ser honesto, conciso y aportar herramientas claras”, manifestó.
No hay dudas que la llegada del cuerpo técnico a Tucumán generó un cambio de aire en el plantel. “Cuando hay un nuevo ciclo, todos los jugadores parten desde cero en la competencia interna, y eso genera energía renovada”. Pese al poco tiempo de trabajo, los resultados comenzaron a verse. “Tuvimos que priorizar el equilibrio, el orden y la claridad en los ataques. El equipo respondió bien en los primeros partidos”, celebró y amplió: “el equipo llegaba de muchos viajes en colectivo y poco tiempo de entrenamiento, así que debimos priorizar ciertos aspectos del juego. Buscamos un equipo equilibrado, con buenas directivas de presión y rutas de ataque definidas. Los jugadores lo interpretaron bien”.
Wainer cree firmemente en los procesos y en la constancia. “El fútbol argentino es exigente y se juegan muchas fechas en pocos días, por lo que los procesos largos a veces no son posibles. Pero con el tiempo, el equipo va mejorando y asimilando la idea del entrenador. Creo que en dos meses los jugadores ya asimilan el pedido del entrenador en el aspecto físico y táctico”, aclaro.
El trabajo en equipo es clave en su filosofía. “Creo en la bidireccionalidad en el vestuario. No se trata de imponer una idea, sino de construir juntos. Aprendo día a día de los jugadores y del cuerpo técnico, ahí está la clave”, manifestó el ayudante de campo de Pusineri que pese a su juventud, se ganó el respeto de sus compañeros y del plantel “decano”.