

Más que un espacio para tomar impulso y renovar ánimos, los “coffee break” en los encuentros suelen convertirse en una usina de datos, de comentarios sobre la coyuntura, de reflexión acerca del rumbo político y/o económico de la Argentina. El Foro Económico del NOA (Fenoa), organizado por la Fundación Federalismo y Libertad, no es la excepción a la regla. Gran parte de los presentes se abocó al análisis del impacto del nuevo acuerdo entre la Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Sucede que, en la previa de esta convocatoria, el ministro de Economía de la Nación, Luis Caputo, reveló que el organismo girará al país unos U$S 20.000 millones y que esos dólares frescos serán de libre disponibilidad. Con ese anuncio, el titular del Palacio de Hacienda intentó calmar los ánimos del mercado. Las primeras reacciones fueron en ese sentido, pero las dudas todavía persisten.
Los empresarios presentes en el foro plantean sus dudas. ¿Cómo harán para conseguir dólares? ¿Qué esquema cambiario perdurará luego de que el Fondo establezca las condiciones del nuevo programa? ¿Mejorarán las posibilidades de acceso al crédito? Las respuestas se buscaron en los analistas y en los economistas presentes. La frase más escuchada entre ellos fue prácticamente coincidente, de acuerdo con el relevamiento realizado por LA GACETA: “el anuncio de Caputo tiene gusto a poco”.
Sucede que el mercado descontaba que, como mínimo, la ayuda del organismo internacional sería de U$S 20.000 millones, sean estos usados para cancelar vencimientos o de libre disponibilidad. Lo que sigue faltando es la “letra chica”. “Por ahora, no hay nada. No se sabe si serán fondos frescos (new money) o si se incluye en el pago de la deuda (como parte del programa)”, comenta Regina Martínez Riekes, directora de Amauta Inversiones. La percepción que existía en el Hilton Garden Inn Tucumán, sede del Fenoa, era que los desembolsos del programa más los que aportarían organismos multilaterales permitirían llevar las reservas brutas del Banco Central de los actuales U$S 26.000 millones a los U$S 50.000 millones, tal como lo anunció el presidente Javier Milei. Y aquí, entre tantas dudas, una certeza: la velocidad de los desembolsos todavía no está acordada entre las partes.

Casi en coincidencia, el economista Gustavo Wallberg, sostuvo que el anuncio del monto es incompleto, una foto en medio de una película, porque los U$S 20.000 millones solo son parte para la solución de un problema mayor. En otros términos, el miembro del Consejo de Administración de la Fundación Federalismo y Libertad lo resumió con una frase: “no es la deuda (los U$S 44.000 millones heredados); es el programa (que se iría a unos U$S 66.000 millones”.
Las hipótesis
El scrolleo fue incesante. Desde los celulares podían observarse los reportes que iban llegando desde distintas consultoras, con los escenarios posibles acerca de lo que será el futuro del esquema cambiario. En general, se resumieron en cuatro hipótesis manejadas por empresarios y por operadores del mercado.
• Un esquema de libre flotación, con salto discreto del tipo de cambio en abril y con la eliminación del “blend” para exportadores. Esto implicaría una intervención demasiado acotada del Banco Central, además de un atesoramiento libre por parte de ahorristas.
• Una flotación con bandas de más o menos 4% en el oficial, ajustando las bandas al 1% mensual. El primer escenario implicaría un salto discreto de entre un 5% y un 10% el mes que viene, eliminando el “blend”, sin atesoramiento libre en dólares para personas físicas.
•En el tercer escenario no habría salto del tipo de cambio usando el esquema anterior, como tampoco atesoramiento libre de divisas, pero sí una suba inicial de la tasa de interés para estabilizar
• El cuarto, tal vez el menos probable, es que el FMI permita al Gobierno nacional mantener la flotación administrada (“crawling peg”) al 1% mensual, lo que implicaría que no habría saltos del dólar, como tampoco atesoramiento, pero sí intervención en el mercado.
De una u otra forma, el monto de la asistencia sigue en línea de lo esperado. Sin embargo, advierte el economista Miguel Palou, la portavoz del FMI, Julie Kozack, le bajó la espuma al anuncio. “El hecho de que los desembolsos sean en tramos termina condicionando, porque vas a estar sujetos a revisiones periódicas”, puntualiza a LA GACETA.
Palou apeló a una terminología del trading para explicar si es que el esquema es bueno o es malo: “comprar el rumor y vender la noticia” (sell the news). “El mercado está muy cauto. Tenes un perfil de vencimientos de dólares muy fuerte. A mi me cuesta ponerme optimista. Caputo viene tendiendo puentes hace rato. Este no puede ser un puente”, remarca el economista.
A su criterio, una parte del mercado se entusiasma con aquello de que habrá reservas brutas por U$S 50.000 millones y netas (las que realmente están disponibles como poder de fuego del Central) por U$S 16.000 millones. “Pero, más que evaluar plazos, tasas y perfil de amortización de la asistencia del FMI, es necesario analizar el contexto y la política económica que determina su empleo”, fundamenta. Palou termina su análisis afirmando que la asistencia sólo puede ser considerada valiosa en la medida que se avance hacia un modelo de transformaciones estructurales en la Argentina.
Según el economista Pablo Pero, más allá de confirmarse si es que la asistencia será de libre disponibilidad o si será para el repago de deuda, igual pueden deslizarse algunos beneficios directos del nuevo programa de Facilidades Extendidas. Por ejemplo, respecto del esquema cambiario futuro, dijo: “más allá de los detalles que se propongan, si se mantiene todo o si viene una devaluación administrada de entre un 1% o un 3% mensual, o pasar a un esquema de bandas de entre más o menos 10%, seguirán siendo un número razonable si se toma en cuenta la historia de inestabilidad cambiaria de los últimos 15 años”.
El consultor reconoció, sin embargo, que todo esto puede generar ruidos en el mercado, pero “no deja de ser parte de un camino hacia lo sano, hacia la normalización cambiaria”. Pero para que esto suceda, la Argentina necesitará robustecer las reservas internacionales del Banco Central, algo que condiciona la salida definitiva de las restricciones cambiarias, como quiere Milei que suceda hacia fines de este año electoral.