
La experiencia científica ya demostró la importancia de la actividad física para reducir el riesgo de padecer de deterioro cognitivo. Pero algunos especialistas enfatizaron en la manera en que se realiza el ejercicio, la frecuencia y el tipo de entrenamiento que llevamos a cabo. Para sorpresa de muchos, una simple caminata cumpliendo ciertos parámetros es suficiente para disminuir el avance del Alzheimer.
Según estudios recientes, caminar regularmente puede mejorar la memoria, fortalecer las conexiones neuronales y disminuir la inflamación cerebral. Además, reduce los niveles de estrés y ansiedad al estimular la liberación de endorfinas y otros neurotransmisores asociados con el bienestar.
Caminar puede disminuir el riesgo de padecer Alzheimer
Investigaciones del University College de Londres revelaron que realizar 30 minutos de actividad física moderada a vigorosa, combinada con un buen descanso nocturno de al menos seis horas, favorece el rendimiento cognitivo. "La moraleja es que la actividad física es buena para el cerebro y que dormir bien ayuda a lograrlo", afirmó Mikaela Bloomberg, autora del estudio.
La ciencia definió la frecuencia y la intensidad ideales
Un análisis publicado en la revista The Lancet indicó que realizar al menos 150 minutos de caminata semanal reduce el riesgo de deterioro cognitivo entre un 40% y un 50%. Esto equivale a caminar 30 minutos al día, cinco veces por semana, manteniendo una intensidad moderada a alta, es decir, al 70% de la frecuencia cardíaca máxima.
Según explicó a Infobae el doctor Juan Carlos Palombo, especialista en Medicina del Deporte del Hospital de Clínicas de la UBA, la caminata es clave para prevenir y enlentecer las demencias. "Este ejercicio aeróbico mejora la capacidad cardiovascular, fortalece los músculos, activa la coordinación neuromuscular y estimula la secreción de endorfinas", destacó el experto.
Por qué caminar protege contra el Alzheimer
Los mecanismos que explican este beneficio son diversos. Caminar mejora la oxigenación cerebral, modula el perfil lipídico y previene la obesidad y la diabetes tipo 2, enfermedades relacionadas con el deterioro cognitivo. Además, favorece el sueño reparador, lo que ayuda a eliminar neurotoxinas vinculadas con el Alzheimer.
Otra ventaja clave es que incrementa el volumen del hipocampo, la región cerebral responsable de la memoria, en aproximadamente un 2%, lo que equivale a revertir la atrofia que se produce en dos años de envejecimiento natural.
No se trata de grandes exigencias físicas ni de entrenamientos intensos, sino de una actividad moderada y constante. Caminar 30 minutos al día, al menos cinco veces por semana, puede marcar la diferencia en la salud cerebral y la calidad de vida a largo plazo.