“La felicidad es hacer todo con cariño, ganas y pasión”

Belén Pasqualini presenta el biomusical “Christiane”, acerca de la vida de su abuela, una destacada científica y primera mujer en ocupar un asiento en la Academia Nacional de Medicina.

UN ESPACIO DE REENCUENTRO. Belén Pasqualini encuentra en el teatro un sitio para dialogar con su abuela. UN ESPACIO DE REENCUENTRO. Belén Pasqualini encuentra en el teatro un sitio para dialogar con su abuela.
30 Marzo 2025

“Mi abuela fue una vanguardista y una adelantada para su época. Se subió sola a un barco con 22 años, llegó a Buenos Aires con el corazón roto para trabajar con Bernardo Houssay y salía con todos los hombres que tenía ganas, sin ocultarle a ninguno lo del otro. Nunca puso la profesión en segunda instancia, sino que las reglas del juego eran claras cuando contrajo matrimonio con mi abuelo. No se supeditó al hombre ni dejó de lado su individualidad como mujer y como profesional, porque entendió que debían ser una especie de sociedad en el matrimonio”.

Esa descripción encuadra la vida de Christiane Dosne Pasqualini, y la autora es testigo directa de lo que dice, ya que es la nieta de esta investigadora, científica y primera mujer en ocupar un asiento en la Academia Nacional de Medicina. Belén Pasqualini regresa a Tucumán luego de siete años para reponer “Christiane”, desde las 20 en el teatro Puerto Libertad (Miguel Lillo 1.850), un homenaje con múltiples significados para esta época.

“Toda la historia que se cuenta es la de mi abuela e incluso lo anterior, que es cómo sobrevive mi bisabuelo, René Dosné, a la Primera Guerra Mundial. Son elementos tomados de la autobiografía de ella, ‘Quise lo que hice’, una frase de Jean Paul Sartre, de quien era devota. Para ella, la felicidad es querer lo que se hace, abrazar las decisiones que tomamos y hacer todo con cariño, optimismo, ganas y pasión”, le dice la actriz y cantante a LA GACETA.

- ¿Cómo recibió tu abuela esta obra?

- La estrené en 2017 y quise rendirle homenaje en vida, cosa que no es habitual. Mi abuela se sorprendió al principio a leer el libreto (ya no salía de su casa y no vio la puesta), me dijo que había cosas exageradas y entré en pánico. Pero a sus amigos les encantó. Cuando muere en 2022, a los 102 años, fue un shock enorme, pero la obra empezó a tener su real misión, casi egoísta, porque ahora que ya no está tengo este lugar para conversar con ella.

- Más allá de lo real, ¿hay momentos ficcionados?

- Hay alguna licencia poética que me tomé para subirle el volumen a una que otra situación, como anécdotas que contaba en los almuerzos familiares de los domingos (tuvo cinco hijos, 17 nietos y un montón de bisnietos). Son ingredientes para hacer un poco de ruido dentro del homenaje. No es un biodrama porque mi abuela no está en escena, pero sí es biográfica con un porcentaje de la sangre del personaje en la intérprete.

- ¿Incluye un intento por vincular ciencia y arte?

- Para mí están siempre vinculadas, solo que no somos conscientes. Nos falta vincular más disciplinas que parecen lejanas. Ciencia y arte están más cerca de lo que creemos. Hay un montón de científicos que se dedicaban al arte y viceversa. No es difícil si no se ofrece resistencia, en ambos hay una metodología y lenguajes específicos poéticos.

- Estrenaste la obra en otro momento histórico, hace ocho años. ¿Qué pensaría tu abuela sobre la actualidad del Conicet o los derechos de la mujer?

- Con el correr del tiempo, ella se volvió cada vez una persona políticamente comprometida, en el sentido amplio de la palabra. Estaba a favor de militar sobre el rol de la mujer en la ciencia, el rol de la ciencia en un país y el rol de los investigadores, para que fuesen más valorados. Hoy sería de quienes estaría fuertemente luchando, porque la ciencia está en la mira por omisión o por bastardeo. Además, la estrené en el momento de Ni Una Menos, sin ser adrede pero fue sumamente casual la sincronización. No sé si los derechos de la mujer están retrocediendo, pero sí que a medida que vamos ganando terreno aparecen nuevas ignorancias. El que empieza a conocer, también descubre todo aquello que ignora. Opto por ser optimista y por pensar que no hay un retroceso. Todo eso va retroalimentando la obra para que esté viva, respire y vaya virando de sentido cada vez. En cuanto al momento del teatro, siempre está en estado de crisis y eso le viene muy bien al arte. Más que nunca tenemos que defender lo propio, lo nacional, honrar la creación, valorarla y seguir cultivándola porque eso es lo que nos va a facilitar estar parados frente al mundo con una impronta personal, con una huella digital propia de una cultura que es muy poderosa y que es muy bien vista en el mundo.

- ¿Por qué elegiste el musical como formato?

- Siempre aclaro que es una obra de teatro con música, que entra como un indirecto mensaje sobre la pasión que se hereda, generación tras generación. Mi abuela era una apasionada de la investigación de la leucemia y mi gran pasión es el teatro y la música. En el correr de la obra el personaje va envejeciendo, pero sigue preguntándose el por qué de las cosas. La gente que no lo consume, cree que el musical es superficial, pero todo lo contrario; es muy difícil de concretar de buena forma y bien hecho.

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