Calamaro llenó el Palacio de los Deportes con himnos y verdades

Con entradas agotadas y una banda afilada, el Salmón hizo vibrar con los tucumanos.

4 10
AGENDA 1999. El “Salmón” celebró sus 25 años de carrera con éxitos como “Flaca” y “Estadio Azteca”. AGENDA 1999. El “Salmón” celebró sus 25 años de carrera con éxitos como “Flaca” y “Estadio Azteca”. La Gaceta / foto de José Nuno
12 Abril 2025

Con entradas agotadas y una banda afilada, el “Salmón” repasó su carrera y volvió a vibrar con los tucumanos después de muchos años. El público celebró el regreso de su leyenda con una ovación tras otra. El jueves a la noche, el Palacio de los Deportes del Parque 9 de Julio se transformó en un santuario del rock argentino con el regreso de Andrés Calamaro, quien volvió a la provincia tras casi seis años de ausencia. Su última presentación en Tucumán había sido en octubre de 2019, en el Club Floresta, durante la gira de “Cargar la suerte”.

El concierto actual forma parte de la gira Agenda 1999, que celebra los 25 años del emblemático disco Honestidad brutal. Desde temprano, una marea de fanáticos colmó el recinto: aproximadamente 5.000 personas llenaron el Palacio de los Deportes, reflejando la enorme expectativa generada por el show: las primeras cinco tandas de entradas se agotaron rápidamente, lo que llevó a habilitar una sexta.

La organización estuvo a cargo de PFB Producciones. El público tucumano lo esperaba desde hace años, y quedó claro que el lugar le quedó chico a semejante artista: muchos intentaron conseguir entradas a último momento, sin suerte. Horas antes del recital, Calamaro escribió en su cuenta de Instagram: “En dos horas tocamos en el gran norte argentino. Hace muchos años venimos a celebrar recitales y festivales a T-MAN. Volvemos con las ilusiones intactas y la banda ampliada. Esperamos darlo todo donde empezamos The Real gira 2025”.

A las 21.30, puntual, el escenario cobró vida con “Output-Input”, el mismo tema con el que abrió el Quilmes Rock días antes en Buenos Aires. Rodeado de siete músicos, Calamaro inició un recorrido que, más que un recital, fue una biografía cantada. Sonaron canciones de distintas épocas, desde clásicos solistas hasta perlas de sus días con Los Rodríguez.

“Buenas noches, Tucumán, muchas gracias”, dijo poco después de comenzar, y de inmediato sonó “La parte de adelante”, esa que fantasea con vivir la vida entera como estudiante el día de la primavera. Fue el inicio de un ida y vuelta constante con el público, que coreó cada verso, bailó sin pausas y sostuvo un fervor intacto durante toda la hora y media de show.

Promediando la noche, Calamaro presentó a dos nuevos “tripulantes de lujo”, en saxo y trompeta, justo antes de “Jugar con fuego”, un tema que, como muchos en su repertorio, mezcla ironía con sensibilidad. Sirvió de prólogo para “Clonazepán y circo”, donde explicó que Agenda 1999 es una gira que bucea por el repertorio curtido de Honestidad brutal, su sexto álbum solista y uno de los más intensos de su carrera.

Editado en 1999, el disco reúne 37 canciones grabadas entre Nueva York, Miami, Madrid y Buenos Aires. Calamaro compuso sin frenos, lidiando con insomnio, desamores y la resaca emocional de una vida a contramano. Canciones como “Cuando no estás”, “Te quiero igual” o “Los aviones” no solo se cantan: se sienten. Y el público tucumano lo demostró en cada estribillo.

“Tuyo siempre” encendió una ovación que derivó en uno de los momentos más altos del recital. Con “Cuando no estás” y “Mi enfermedad”, el Palacio entero cantó al unísono. En las pantallas laterales se veían primeros planos del Salmón tocando el piano o la guitarra, con gesto sereno y mirada de cronista callejero.

Los Abuelos

Calamaro también recordó un show con Los Abuelos de la Nada, ese grupo clave de los años 80 donde comenzó a cimentar su mito. Más tarde, con “Me arde”, hizo vibrar a las rockeras del público que volvieron a vestirse con cuero, jeans ajustados, zapatillas y remeras sin mangas, como en los tiempos dorados del under.

Cuando sonaron los acordes de “Crímenes perfectos”, miles de celulares se alzaron como antorchas. El Salmón, sin levantar demasiado la voz, dejó que el teclado hiciera el resto. “Alta suciedad” le siguió con fuerza, y el tramo final fue una seguidilla de joyas: “Flaca”, con sus coros de padres con adolescentes que ahora son nuevos fanáticos; adultos y parejas abrazadas; y una versión inolvidable de “Paloma”, cantada a medias entre Calamaro y el público, que sabía que el final estaba cerca pero no quería soltarlo.

Aunque pareció el cierre, volvió minutos después al escenario. “Estadio Azteca” fue la elegida para el bis, un tema donde música y fútbol se funden en una misma nostalgia. Finalmente, “El Salmón” cerró la noche como una declaración de principios. A las 23.12, toda la banda se despidió entre aplausos y gritos de gratitud. Andrés se sacó la camisa negra y realizó el típico paso de los toreros mientras una copla española sonaba de fondo. En su rostro, se podía ver la felicidad por una reunión que ya finalizaba.

A sus 63 años, Andrés Calamaro no sólo sigue siendo músico, cantante, compositor y productor: sigue siendo una voz indispensable del rock en español. Anoche, en Tucumán, no ofreció solo un recital: compartió una parte de su historia, y el público la abrazó con devoción. Su obra —tan vasta como inclasificable— es un mapa emocional que cruza generaciones, lenguajes y épocas, y que todavía sigue escribiéndose. (Producción periodística: María del Carmen Garzón Príncipi).

Tamaño texto
Comentarios 10
Informate de verdad Aprovechá esta oferta especial
$11,990 $999/mes
Suscribite ahoraPodés cancelar cuando quieras
Comentarios
Cargando...