La muerte del papa Francisco: "No buscaba medir su desempeño con base en un índice de popularidad"

Los jesuitas recordaron al primer pontífice perteneciente a su orden religiosa en la Iglesia.

Encuentro con periodistas. VATICANNEWS.VA Encuentro con periodistas. VATICANNEWS.VA
25 Abril 2025

En un emotivo encuentro con la prensa internacional, celebrado este jueves en la Curia General de la Compañía de Jesús, el Superior General, Arturo Sosa SJ, ofreció un profundo testimonio sobre el legado del papa Francisco, primer pontífice jesuita de la historia. 

A pocos metros de la Basílica Vaticana, donde miles de fieles continúan desfilando para despedir al Santo Padre, los jesuitas rindieron homenaje a uno de los suyos con una “memoria agradecida”, reconociendo su influencia, su estilo de gobierno y su huella en la Iglesia del siglo XXI.

“No buscaba agradar a todos”

El papa Francisco fue “un verdadero hombre de Dios”, afirmó Sosa, al abrir su intervención con una reflexión sobre la fidelidad evangélica del pontífice fallecido. “No buscaba agradar a todos, ni medir su desempeño con base en un índice de popularidad”, señaló el jesuita venezolano, destacando la valentía del Papa para tomar decisiones muchas veces incomprendidas, pero siempre fruto del discernimiento y la oración.

El encuentro se inició con una oración leída por el secretario General de la Compañía de Jesús,  Antoine Kerhuel SJ, tomada del mensaje de Francisco para la 110° Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado. En ella, el Papa pedía ver en cada necesitado un rostro de Cristo: “Abran nuestros ojos y nuestros corazones para que cada encuentro con los necesitados se convierta en un encuentro con Jesús”.

Identidad jesuita y una Iglesia en salida

Aunque nunca ocultó su pertenencia a la Compañía de Jesús, Francisco no fue un papa para los jesuitas, sino un jesuita para la Iglesia. “No se trata de una ‘raza’ o de una identidad cerrada”, explicó Sosa. “Ser jesuita es una forma de vivir en la Iglesia y al servicio de ella”. En cada uno de sus viajes apostólicos, Francisco buscó el encuentro con las comunidades jesuitas locales, manteniendo un lazo cercano con sus hermanos de orden.

Sosa relató incluso cómo recibió la noticia de la elección de Bergoglio mientras se encontraba en Venezuela, y cómo el nombre “Francisco” lo hizo pensar inicialmente en San Francisco Javier o San Francisco de Borja. La referencia al santo de Asís, dijo, revelaba ya una mirada que trascendía los márgenes de la propia orden: una visión verdaderamente universal.

Reformador guiado por el Concilio

El legado de Francisco como reformador no puede entenderse sin la inspiración del Concilio Vaticano II. “No pretendía ver todos los frutos, pero inició procesos importantes”, expresó Sosa, mencionando la lucha contra los abusos en la Iglesia, la valorización del papel de los laicos y las mujeres, y el impulso del proceso sinodal. “Era un maestro del discernimiento ignaciano. Escuchaba al Espíritu a través de las personas”, agregó.

Esa actitud lo convirtió en un líder accesible, “una persona normal”, especialmente entre los jesuitas. Según el padre Sosa, con él se podía dialogar, disentir y construir a partir de la diferencia. “Las decisiones eran fruto de una escucha atenta y profunda”, puntualizó, según consignó el sitio Vaticannews.va.

Un nuevo tiempo, pero con continuidad

Consultado sobre el futuro de la Iglesia tras la elección del próximo Pontífice, Sosa fue claro: “El Cónclave elige al sucesor de Pedro, no al sucesor de Francisco”. Y agregó: “Todo Papa es elegido para calzar las sandalias del pescador”. Para los jesuitas, el voto de obediencia al Papa permanece firme, más allá del perfil que tenga el nuevo líder de la Iglesia. “Buscamos a un hombre de Dios, y nos pondremos a su servicio”, afirmó con contundencia.

Pidió, eso sí, que el futuro Papa tenga una visión verdaderamente universal, no simplemente internacional. “Las diferencias no son barreras, sino una riqueza”, dijo, subrayando la necesidad de una Iglesia que abrace la diversidad y evite la tentación de funcionar como una corporación multinacional.

Paz, discernimiento y misión

Entre las prioridades que la Iglesia debe asumir con urgencia, Sosa destacó una por encima de todas: la paz. “El mundo necesita paz. Debemos construirla nosotros”, repitió tres veces al responder la pregunta de un periodista birmano. La insistencia del Papa en la paz, incluso en contextos complejos como Nicaragua, Venezuela o China, debe interpretarse, según el padre Sosa, desde una lógica de prudencia evangélica, más allá de los aplausos o las críticas.

En ese sentido, señaló que el legado de Francisco no se mide con medallas ni juicios, sino con la capacidad de la Iglesia de aprender, avanzar y corregirse: “No se trata de salvarlo o señalarlo con el dedo, sino de mirar al futuro y seguir discerniendo”.

Finalmente, al ser consultado sobre una eventual canonización, Sosa se mostró prudente: “Hay que confiar en el tiempo y en la maduración de una devoción popular. Ese es un elemento importante”.

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