EL MANANTIAL. Los trabajos se desarrollan en la sede de la Facultad de Agronomía, Zootecnia y Veterinaria. Allí se dan los primeros pasos del proceso. La Gaceta / fotos de Analía Jaramillo
“A partir de una maravilla de la evolución se desarrollaron estos azúcares no calóricos en las hojas de la planta, que pueden ser consumidos por personas diabéticas o que tengan problemas de glucemia. Se ha demostrado que es un endulzante que no tiene efectos secundarios, es totalmente inocuo para el ser humano. Y al ser un producto natural tiene ese plus de que las personas pueden confiar al consumirlo”.
Si la stevia necesitara un embajador, Carlos Budeguer debería ser el elegido. Conquistó el Doctorado en Ciencias Agrarias con una tesis orientada a explorar el mejoramiento genético de la planta y hoy conduce un equipo transdisciplinario cuyo objetivo está muy claro. “Queremos proveer a los productores tucumanos de plantas de stevia de calidad, adaptadas a las condiciones locales, para que abastezcan al mercado del NOA -explica-. Ya sea como un extracto, en hojas molidas o en polvo, que quienes utilicen stevia sean conscientes de lo que están consumiendo”.
Es una mañana gris en El Manantial. Los estudiantes van y vienen por los pasillos de la Facultad de Agronomía, Zootecnia y Veterinaria (UNT), resguardados de una llovizna que no da tregua. En el primer piso, los gabinetes de la Cátedra de Genética se abren y allí están los plantines y las semillas, sometidos al riguroso control de Budeguer y de su equipo. Lo acompañan sus colegas Adriana Pastoriza y María Inés Herrero.
CON EXTREMO CUIDADO. Cada brote debe ser atendido y analizado.
Esta historia arrancó en 2013. “Junto al doctor Luis Erazzú, del INTA, y la ingeniera Pastoriza iniciamos el proceso de mejoramiento genético para obtener una variedad adaptada a las condiciones agroecológicas de Tucumán -detalló Budeguer-. Así comenzamos a armar una colección que actualmente está en el INTA-Famaillá; ahora estamos tratando de que pase a formar parte del banco de germoplasma nacional”. En ese camino recogieron stevia de distintas provincias, como Misiones, Formosa y Jujuy, y también plantas tucumanas. “Las venía cultivando desde la década del 90 el ingeniero González, cuando se retiró del INTA”, destacó.
El relato cuenta además con una importante parada europea: “conseguimos un proyecto Ecosur y nos contactamos con un grupo de investigación de Francia que estaba produciendo stevia. Ellos habían desarrollado marcadores moleculares, así que cuando fuimos en 2021 pudimos hacer toda la caracterización molecular de nuestra colección. Sorprendentemente, pudimos ver que en nuestras plantas había mucha variabilidad, tenían genes diferentes que se podrían usar para hacer mejoramientos y cruzamientos, para obtener alguna variedad adaptada a Tucumán”.
OBJETIVOS. Los ensayos continuarán hasta obtener las plantas ideales.
Lo que se necesita en estos casos es paciencia, condición que todo investigador lleva grabada. De lo contrario, el apuro suele ser un pésimo consejero. “El mejoramiento genético es un proceso lento, a veces dura un mínimo de cinco años, pero por ahí en tres o cuatro años se puede tener alguna línea propia y hacer ensayos en campos de productores -advierte Budeguer-. Uno busca que la planta obtenida pueda inscribirse en el Registro Nacional de Cultivares (RNC) y a partir de ahí ofrecerla a los productores. Estamos en ese proceso, intensificando el trabajo”.
Posibilidades
Hay una franja, denominada agroclima, apta para el cultivo de stevia. Serpentea por Jujuy, Salta y Tucumán, en una región cercana al piedemonte en la que las heladas no son inferiores a 3,8°. Menos de eso ya afecta a la planta. La siembra se hace en septiembre, con la llegada de la primavera, y las cosechas van de febrero a marzo. Todo se aprende en el curso acelerado que los científicos brindan para LA GACETA. Y hay mucho más.
La planta es originaria de Paraguay, de donde ya está extinta. En su momento despertó interés y a través de las embajadas empezaron a mandar muestras a Francia, Alemania y Estados Unidos. No pasó mucho tiempo hasta que empezó a cultivarse en todo el mundo. Hoy China es el principal productor, seguido por Corea del Sur y Malasia, mientras que el principal consumidor e industrializador es Japón. En los años 60, al cabo de varias investigaciones, los japoneses reemplazaron casi todos los edulcorantes por stevia.
“En el mundo no hay grandes volúmenes de producción, excepto en países como India y China, que tienen una gran cantidad de mano de obra disponible -comenta Budeguer-. Lo máximo son dos hectáreas por cada productor, porque en general no hay capacidad para cultivarla de forma extensiva, requiere de mucho trabajo. Yo lo veo como un complemento para un productor hortícola, con 200 a 400 plantas de stevia según la capacidad que tenga para atenderlas. No es para que se asusten los productores cañeros, no les van a robar el mercado del azúcar (risas). La caña va a seguir siendo el principal cultivo de Tucumán”.
Desde hace unos 10 años se están estudiando metabolitos secundarios de stevia que tienen propiedades digestivas antioxidantes. También hay estudios sobre potenciales efectos antitumorales, aunque todavía no se hicieron ensayos clínicos. Entonces se está descubriendo que la stevia no sólo es beneficiosa como edulcorante. Además, es una planta que no genera dolores de cabeza. “A pesar de que tiene algún problema con los hongos, con buen manejo se la puede cultivar muy bien -sostiene Budeguer-. No sufre plagas ni enfermedades y hay una ventaja en nuestro clima, ya que durante cuatro o cinco años se puede cultivar la misma planta”.
¿Cuál es el futuro inmediato? “Ya hay productores de Tafí Viejo interesados. Estimamos que para septiembre podremos entregarles stevia para iniciar la implantación y reproducción bajo condiciones controladas”, informó la propia UNT. En otras palabras: ciencia tucumana aplicada al sector productivo. Y todo a partir de una planta paraguaya que en Japón es furor y en la Argentina tiene todo para crecer.
Protagonistas: miembros de un nutrido equipo
El título del proyecto PIUNT es “Valoración y selección de genotipos promisorios de Stevia rebaudiana en las condiciones agroecológicas de Tucumán”. Participa un equipo interdisciplinario de la Facultad de Agronomía, Zootecnia y Veterinaria, junto a profesionales de otras unidades académicas de la UNT. El director es Carlos Budeguer, Doctor en Ciencias Agrarias y docente de la Cátedra de Genética de la Facultad. Junto a él trabajan el Dr. Luis Erazzú (INTA), la Magister Adriana Pastoriza, la Doctora María Inés Herrero, los Doctores Santiago Ostengo (UNT-EEAOC), Constanza Aguirre y Marta Yasem, y los ingenieros Bruno Andrada Mansilla, Gabriel Pascual y Fernando Luna.
“Stevia: una alternativa saludable en tu huerta”
El programa de mejoramiento genético no es la única iniciativa que lleva adelante la Facultad. Un proyecto de extensión, en conjunto con la Municipalidad de Famaillá, apunta a promocionar los beneficios de la stevia. “Para esto realizamos charlas y talleres, con la finalidad de informar a los miembros de la comunidad sobre las propiedades de esta especie -explicó la Doctora María Inés Herrero, directora del proyecto-. Además hacemos capacitaciones sobre la multiplicación y el cultivo de stevia; las técnicas de cosecha y secado correcto de las hojas; y la elaboración de extractos y productos finales a partir de esta especie”.
COLEGAS. Herrero, Pastoriza, Budeguer.
“A pesar de todos sus beneficios y de la potencialidad de nuestra región para su cultivo, existe falta de información sobre la propagación y el manejo en condiciones de cultivo -añadió-. A partir de las capacitaciones buscamos incentivar la incorporación de stevia en las huertas familiares y difundir a través de los promotores huerteros el manejo y procesamiento de esta especie para el autoconsumo en el resto de la comunidad”. Del proyecto forman parte docentes de la Cátedra de Genética y estudiantes.
Un producto que no dio resultados: la Coca Cola Life
En junio de 2013 llegó al mercado Coca Cola Life, endulzada con un edulcorante hecho a base de stevia que habían obtenido al cabo de cinco años de investigación. La idea era que la Life conviviera con las otras gaseosas de la marca bajas en calorías (la Light y la Zero) y con ese objetivo se la lanzó en todo el mundo. Por distintos motivos, el emprendimiento no funcionó y la Life dejó de fabricarse en 2019. En lo ligado con la producción de stevia el emprendimiento se instaló en Cerro Azul (Misiones), pero le fue imposible competir con el precio de la stevia importada de China. “Sin embargo, el trabajo tuvo sus frutos -explica Carlos Budeguer-. En un último viaje que hice a Misiones, por medio del INTA fui a visitar algunos productores. Quedaban muy pocos en la zona de Cerro Azul; se dedican a la yerba mate y a la mandioca, pero tienen a la stevia como una alternativa”.
























