Apple evalúa integrar a Chat GPT para mejorar a Siri
En lo que podría ser uno de los volantazos estratégicos más significativos de su historia reciente, el corazón del iPhone está a punto de recibir un trasplante tecnológico sin precedentes. Apple, en una movida que rompe con su tradicional hermetismo, estaría abriendo las puertas de su ecosistema para que cerebros artificiales externos como ChatGPT de OpenAI o Claude de Anthropic se conviertan en la nueva voz y el poder detrás de su asistente Siri. Este cambio de rumbo, de concretarse, no solo representaría una admisión de las dificultades que la compañía de Cupertino enfrenta en la carrera de la inteligencia artificial generativa, sino que también podría redefinir por completo la interacción de millones de usuarios con sus dispositivos. La idea de que Siri, un ícono de la marca, sea impulsada por tecnología de terceros, era impensable hasta hace poco y evidencia la enorme presión que existe por no quedar rezagados.
La información, que puede impactar en toda la industria tecnológica, surge de un detallado informe de Mark Gurman para Bloomberg. Según fuentes internas de la compañía, estas conversaciones cobraron fuerza luego la tibia recepción de las novedades presentadas en la Conferencia Mundial de Desarrolladores (WWDC). En dicho evento, Apple presentó su paquete de funciones "Apple Intelligence", pero las mejoras específicas para Siri fueron notablemente escasas y su gran relanzamiento fue pospuesto indefinidamente. Ahora resulta más claro que detrás de esa demora se esconde una crisis mucho más profunda: seguir apostando por un desarrollo propio que no avanza al ritmo esperado o aliarse con los líderes del sector, una decisión que ha desatado una verdadera crisis de confianza y poder en los pasillos de Cupertino.
Tim Cook, CEO de Apple
Apple habría solicitado tanto a OpenAI como a Anthropic que desarrollen y entrenen versiones especiales de sus modelos de lenguaje a gran escala (LLM) para que puedan ejecutarse directamente en su infraestructura de nube privada, denominada "Private Cloud Compute". Este requisito es clave, ya que al utilizar sus propios chips Mac en servidores controlados por ellos, la firma de la manzana busca mantener el control sobre la privacidad de los datos, uno de sus pilares de marketing más importantes.
Si bien Apple ya integra ChatGPT para responder consultas web en la versión actual de Siri, el nuevo plan iría mucho más allá, entregándole el núcleo del procesamiento conversacional del asistente a un socio externo. Las negociaciones, sin embargo, no están exentas de fricciones: las conversaciones preliminares con Anthropic habrían encontrado un obstáculo en las condiciones financieras, ya que la startup de IA busca una tarifa anual multimillonaria con incrementos considerables, lo que ha dejado a Apple contemplando a OpenAI u otros como alternativas viables.
El dilema interno de Apple: crisis de confianza y una reorganización radical
El camino de Apple en el desarrollo de su propia IA se ha convertido en un campo minado. El proyecto interno para renovar al asistente, apodado "LLM Siri", sigue activo pero compite ahora directamente contra la opción externa. Esta encrucijada es el resultado de una profunda reorganización interna que ha redefinido el poder dentro de la compañía. John Giannandrea, contratado desde Google en 2018 como el gran gurú para liderar la estrategia de IA, ha visto su influencia drásticamente reducida. Tras los retrasos y la decepcionante presentación de Apple Intelligence, Giannandrea fue expulsado de la supervisión directa de Siri, que pasó a manos del jefe de software, Craig Federighi, y de Mike Rockwell, ejecutivo reconocido por lanzar las Vision Pro, las gafas de realidad virtual de Apple. Pero la pérdida de poder no terminó ahí: a Giannandrea también le quitaron la responsabilidad sobre la unidad de robótica y, en movimientos no informados previamente, los equipos de Core ML y App Intents, cruciales para que los desarrolladores integren IA en sus apps, fueron transferidos a la organización de Federighi.
Este cambio de mando ha generado lo que las fuentes de Bloomberg describen como una "moral agria" y una profunda incertidumbre en los equipos de desarrollo. La sola idea de adoptar tecnología externa es vista por muchos ingenieros como una forma de culparlos por las falencias de la empresa en este campo. La tensión es tan alta que ha provocado una fuga de talentos. Tom Gunter, un reconocido investigador de LLMs, dejó la compañía la semana pasada, y el equipo detrás de MLX, el sistema clave de código abierto de Apple, amenazó con una renuncia masiva antes de ser retenido con contraofertas. El problema se agrava por la disparidad salarial: competidores como Meta ofrecen paquetes de 10 a 40 millones de dólares anuales a talentos de IA, cifras que duplican o más lo que Apple está dispuesta a pagar, dejando a la compañía en una posición de clara desventaja para retener a sus mejores expertos.
Este movimiento, aunque pueda parecer drástico, refleja un nuevo pragmatismo en la cúpula de Apple. La compañía parece aceptar que la batalla por la supremacía en inteligencia artificial no se puede ganar únicamente con recursos propios si eso implica llegar tarde. De hecho, este enfoque ya tiene paralelos en la industria: Samsung promociona su "Galaxy AI", pero muchas de sus funciones se basan en el modelo Gemini de Google. Amazon, por su parte, ya utiliza a Anthropic para potenciar su nueva versión de Alexa+. Para Apple, asociarse con un tercero le permitiría implementar de forma acelerada las funciones avanzadas de Siri previstas ahora para la primavera de 2026, como la capacidad de entender el contexto en pantalla y controlar las aplicaciones con precisión.























