08 Julio 2025

El 3 de julio de 2013 se promulga la Ley N° 26.876 -Día del Trabajador del Estado (no del Empleado Público). En el tercer artículo “invita a las provincias y municipios de toda la República Argentina a instaurar el 27 de junio como día de descanso en las respectivas Administraciones Públicas...” Desde la violencia verbal del “Cruel”, como él mismo se autodenominó, después de derogar la mencionada Ley, DNU mediante (cosa que un juez lo declaró improcedente o como se llame el acto jurídico que lo anuló) en el discurso que justificó la derogación, con agravios sin inhibición alguna. Usó adjetivos descalificativos, como el peor de los barrabravas, cataratas de insultos que utiliza como  herramienta para captar votos a través de inculcar odio y violencia en nuestra sociedad, calificando al oponente como enemigo “por lo que como tal debe ser eliminado”. Se trata de “terrorismo de Estado de baja intensidad”, muy bien definido y explicado por Juan Grabois y Cristina Kirchner. Para el “Sr. Cruel”, que en este caso en particular el enemigo elegido fueron todos los trabajadores y trabajadoras del Estado, haciéndolos responsables directos de “los males” y padecimientos económicos de la “Argentina estatista”, su ignorancia es tan grande que no sabe que él es el primer “empleado público” con el sentido peyorativo que él mismo le da a la actividad: categoría uno, con “libre disponibilidad” que le otorgaron los votos que, siendo sincero, me consta con dolor que muchos son provenientes de los empleados que ahora insulta. Ahora bien, Ud. (el “Cruel”) está dentro del escalafón público, pero tiene mandantes que provienen de “la actividad privada” que sostuvieron su campaña, con su compromiso de ejecutar este modelo macabro de país “donde reinan el odio y la desigualdad”. Son el poder real, que le dicen; algunos con domicilios en el extranjero, otros cipayos locales, medios amigos, sus socios financieros, dueños del país, cuya propiedad e impunidad están garantizadas por el “Partido Judicial”. Volviendo al principio, la ley 26.876, que define de alguna manera al trabajador del Estado, abarca los tres poderes del Estado, como ejemplo, a los miembros de su gabinete: ministros, secretarios de Estado, voceros, asesores, fuerzas armadas, de seguridad, banca nacional, empresas estatales, organismos autárquicos, educación pública, salud pública, municipios, comunas, etc. Todos y todas que lo integran son: ¡Prescindibles! Lo mismo que en la dictadura, el que no era desaparecido, era prescindible. Tucumán tiene muchas víctimas de esa barbarie. Estuve esperando todos estos días que alguien de la comunidad estatal o municipal: un juez, un gobernador, un ministro, un intendente, un director, un rector de la Universidad, algún trabajador o trabajadora pública, cualquiera que cumpla con honestidad la tarea que realiza en un organismo del Estado, se diera por aludido y no fue así; “silenzio stampa”. ¡El “Plan Motosierra” avanza y lo seguirá haciendo! Mientras no se tome conciencia de la dignidad que significa ser un trabajador del Estado, con sentido de servicio a la sociedad a la cual pertenece.

Ángel Salvador Logusso                               

alogusso@hotmail.com

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