Recuerdos fotográficos: el ojo izquierdo de Belgrano

En este espacio de “Recuerdos” LA GACETA busca revivir el pasado a través de imágenes que se encuentran guardadas en ese tesoro que es el Archivo de LA GACETA. Esperamos que a ustedes, lectores, los haga reencontrarse con el pasado y que puedan retroalimentar con sus propios recuerdos esta nueva sección.

Recuerdos fotográficos: el ojo izquierdo de Belgrano
Por Jorge Olmos Sgrosso y Roberto Delgado 11 Agosto 2025

Manuela Mónica Belgrano, hija tucumana del creador de la bandera, conservaba entre sus recuerdos más queridos una curiosa obra de arte, cuyos datos y comentarios publicó en 1897 el pintor y crítico Eduardo Schiaffino”, cuenta Carlos Páez de la Torre (h) en la nota “Un ojo de Manuel Belgrano” (20/07/94).

Se trata se una miniatura que representa el ojo izquierdo de Manuel Belgrano. “Sobre una plaquita de marfil -dice Schiaffino- de 3 centímetros y medio de alto por 2 y medio de ancho, está pintado con mano experta uno de sus ojos, que como es notorio eran de rara belleza”. Añade que “ese ojo, de color castaño, rodeado de nubes como el signo masónico de la Providencia, que lo aíslan sobre campo de cielo, montado en joya, está engarzado en un marquito de oro en forma de broche, para ser usado como prendedor. Y ese rasgo de la fisonomía del patricio está tan exactamente reproducido, que basta para reproducir exactamente la pieza entera”.

Schiaffino pensaba que la pieza fue hecha por el pintor miniaturista francés Jean Baptiste Goulú y conversó con Bartolomé Mitre, historiador del prócer, sobre los motivos para hacer esta obra, sin llegar a conclusiones. Se preguntó si era un símbolo, una contraseña revoluciomaria o un ex voto para ser ofrendado a la Virgen; o acaso, “¿una prenda de amor destinada a la mujer amada, privada de la libertad de ostentar su imagen públicamente?”. Páez de la Torre conjetura que es raro que nadie haya pensado que la pieza podía estar destinada a Dolores Helguero, madre de Manuela Mónica.

En la nota “Fístula en el lagrimal” (29/07/17) Páez de la Torre relata que Carlos Vega Belgrano donó la pieza al Museo Histórico Nacional. Cita el artículo “José Celedonio Balbín un amigo de Belgrano”, de Rodolfo Elissalde, que cuenta que Balbín le dijo a Mitre que “tenía una fístula bajo un ojo, que no lo desfiguraba porque era casi imperceptible”. En 1802, en carta a su amigo chileno Manuel de Salas, Belgrano narraba que “he estado bastante enfermo de mis ojos y aun actualmente no noto mejoría mayor”.

Informa también Elissalde que, en el trabajo “Belgrano, sus enfermedades y su muerte”, el doctor Manuel Martí considera que se trataba de “una conjuntivitis con blefaritis y diacrocistitis, que evolucionó en esos tiempos sin medicación bacteriana eficaz, hacia una fístula lagrimal que le afectó ambos ojos”.

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