Monza fue un callejón sin salida para Colapinto

Terminó 17° en una carrera frustrante, marcada por la falta de rendimiento del Alpine; triunfó Verstappen.

Colapinto, a punto de ser superado por Isack Hadjar. Colapinto, a punto de ser superado por Isack Hadjar.

Quienes entienden de lenguaje corporal podrán ser muy precisos en decir qué demostraba Franco Colapinto al final del Gran Premio de Italia, en Monza. A simple vista, se notaba que estaba molesto, incómodo, con bronca. Atrás había quedado otra carrera de la F-1 insulsa para él, una puesta en escena cuyo desarrollo y final ya se intuía, pero que no dejó de ser frustrante para él, competitivo como es.

La tabla final indicó que el bonaerense, con un Alpine que apenas llega a medio pelo en motorización y puesta a punto, terminó 17°. El resultado fue una anécdota, porque pareciera que nada logró en la carrera, pues largó en la misma posición. Pero es que aquí hay que cambiar el punto de vista y decir que lo que no dejó a Franco avanzar fue, definitivamente, el auto.

“Fue una carrera muy larga, bastante dura, complicada, cansadora. No tuve ritmo, giré muy solo todo el tiempo. No pude hacer nada, y es una pena” dijo el piloto de 22 años, con un desgano evidente en la voz. Su tono de tristeza exime de mayores comentarios.

Atrás quedó una carrera con poca emoción, que por tramos resultó muy aburrida. El neerlandés Max Verstappen impuso su intrépida ley para ganarles con su Red Bull al británico Lando Norris y al australiano Oscar Piastri, que esta vez fueron víctimas de una estrategia desacertada de McLaren.

Colapinto largó con neumáticos medios, y para él fue una salida difícil. Buscó un hueco para ganar posiciones, pero no lo encontró, hasta tuvo que frenar a fondo en la primera curva para evitar tocar a un rival. Luego viajó en el puesto 16 un buen rato, debido a que ya había abandonado el alemán Nico Hulkenberg con su Sauber. En la vuelta 14 perdió un puesto con Isack Hadjar (Racing Bulls), que había salido desde los pits. A esa altura, el Alpine ya mostraba que no estaba con ritmo.

El parte de competencia para Franco indica que pasó a ser 13° en la vuelta 22, por ingresos a los pits del japonés Yuki  Tsunoda (Red Bull), del brasileño Gabriel Bortoleto (Sauber) y del español Fernando Alonso (Aston Martin). Y que quedó 12° en el giro 29 por la entrada a cambiar neumáticos para el italiano Kimi Antonelli (Mercedes). Nótese aquí que sus mejoras en las posiciones no se debían a adelantamientos. Es que, se reitera, no tenía para más en su coche. Si ni siquiera podía acercarse al grupo de adelante.

Un momento de cierta tensión se dio en la vuelta 31, cuando su compañero francés Pierre Gasly lo supera y él se sale un poco de la pista y toca la leca. Dos giros después, logró su mejor posición parcial: 11°, pero sin haber entrado a los pits a cambiar compuestos. Cuando esto ocurrió (puso duros), en el giro 34, se dio lo previsible: quedó 18° y último en la pista.

Ese mal rendimiento del Alpine entregó en la TV una imagen desoladora en la vuelta 45, cuando Franco quedó  entre Norris y Piastri, perdiendo una vuelta. Lo suyo ya era a esa altura resistencia pura, haciendo una carrera sólo para sumar kilómetros. Hasta hubo otros momentos poco felices para él. Uno pasó cuando sobre el final le pidieron desde el equipo que le dé paso a Gasly. Incomprensible y a la vez inútil decisión, porque el francés tampoco luchaba por nada, de hecho terminó 16°. Otro sucedió cuando le dijo por radio a su ingeniero de pista que le había dado un calambre. Esto es probable que haya sucedido por la tensión en aumento que iba guardando, fruto de la impotencia. Y esto sin olvidar que también transmitió una falta total de agarre y de frenos, al promediar la competencia.

Hay veces que en el cine se sabe cuál será la trama y cuál el final de una película. Pero igual queda la expectativa por ver, por ejemplo, cómo lo interpretan los actores, qué recurso interpondrá el director, cuál será la edición, para generar atención en el público. En este no lugar que ocupa Alpine en el filme 2025 de la F-1 no hay ni siquiera margen para esa expectativa.

En dos semanas, el trazado callejero de Bakú, en Azerbaiyán, será escenario de la fecha 17. En ese lugar, Colapinto sumó puntos el año pasado con un Williams. Quién sabe, nada indica que pueda repetir ese logro, pero queda la esperanza. Que, como dice el refrán, es lo último que se pierde. La prueba se hará en el día de comienzo de la primavera en el Hemisferio Sur: ojalá Alpine se contagie de la sangre latina de Franco y empiece a florecer.

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