Por qué la Teoría del Internet Muerto preocupa a Sam Altman, creador de ChatGPT

La presencia de bots y textos creados por inteligencia artificial en X refuerza el análisis antes considerado conspirativo.

¿EL INTERNET MURIÓ?. El CEO de OpenAi alertó sobre la avalancha de cuentas automáticas y contenido generado por IA. / SAM ALTMAN ¿EL INTERNET MURIÓ?. El CEO de OpenAi alertó sobre la avalancha de cuentas automáticas y contenido generado por IA. / SAM ALTMAN
19 Septiembre 2025

El Dead Internet Theory o Teoría del Internet Muerto surgió en 2021 como una especulación: sostenía que gran parte de la actividad online ya no era genuina, sino generada automáticamente. Lo que en un principio parecía una exageración, hoy tiene respaldo en cifras concretas. Incluso Sam Altman, CEO de OpenAI y creador de ChatGPT, volvió a poner esa preocupación sobre la mesa.

“Nunca tomé muy en serio la teoría de la internet muerta, pero parece que ahora hay muchas cuentas de Twitter administradas por LLM”, dijo Altman en su cuenta de X @sama el pasado 3 de septiembre. Lo hizo en referencia a los Large Language Model (Modelo de Lenguaje Grande), un tipo de inteligencia artificial (IA) entrenada con enormes cantidades de texto y código para comprender y generar lenguaje humano de forma coherente.

Estos modelos basados en el aprendizaje profundo y el procesamiento del lenguaje natural (PLN) pueden realizar tareas como la traducción, el análisis de sentimientos, la creación de texto y la conversación. Esos bots no sólo replican contenido; interactúan, posicionan publicaciones y hasta imitan comportamientos humanos con tal precisión que resulta casi imposible distinguir lo real de lo artificial.

Los estudios que respaldan la teoría

En 2024, por primera vez, el tráfico en la red generado por bots superó al de los humanos, según la firma de ciberseguridad Imperva, con el 51% de las visitas de programas automatizados. El fenómeno no se limita a redes sociales: alcanza a medios de comunicación, plataformas de noticias, sitios de comercio electrónico y motores de búsqueda.

Desde la aparición de herramientas como ChatGPT se multiplicaron los textos generados por IA. Según Originality AI, la presencia de contenidos artificiales en los primeros resultados de Google creció el 400% desde la aparición de estos modelos. Muchos de estos contenidos diseñados para generar clics y viralización pierden valor y calidad al priorizar la optimización algorítmica sobre la creatividad humana.

La publicidad online también se ve afectada con millones de anuncios que terminan dirigidos a bots en lugar de personas reales. La sobreproducción de información automática amenaza con empobrecer la web como espacio de aprendizaje y cultura digital.

Las consecuencias para la cultura digital y la IA

Los estudios indican que el riesgo no se limita a la pérdida de autenticidad. Los modelos de lenguaje como ChatGPT dependen de la información que circula en la web para entrenarse. Si gran parte de ese contenido es artificial, la IA corre el riesgo de alimentarse de su propia copia.

Si la mayoría de los textos, videos y publicaciones son generados por máquinas, la forma en que las personas escriben, hablan o piensan puede empezar a alinearse con patrones artificiales, y la web dejar de ser un reflejo de la sociedad para convertirse en una versión filtrada y automatizada de sí misma.

Buena parte de lo que se ve hoy en redes sociales, blogs y medios de comunicación responde a sistemas automáticos que maximizan clics y viralización sin importar la veracidad ni el valor. Los deepfakes, influencers sintéticos y sitios con contenidos producidos por la IA muestran un escenario donde la participación humana se reduce a ser simple espectador.

Lo que hace unos años parecía una distopía tecnológica ahora se convierte en una posibilidad concreta: internet podría dejar de ser un espacio humano, creativo y genuino, transformándose en una red dominada por máquinas que producen y controlan el contenido que consumen los usuarios de carne y hueso.

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