Maíz: en un año, el rinde local mostró una sensible recuperación

En Tucumán y zonas de influencia, la media alcanzó las 6,5 toneladas por hectárea.

CAUSA. El repunte se relaciona con una menor incidencia de dalbulus maidis. CAUSA. El repunte se relaciona con una menor incidencia de dalbulus maidis.
04 Octubre 2025

“Desde el ciclo 2001/2002 la sección Economía y Estadísticas de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc) realiza una encuesta al finalizar la campaña de maíz en Tucumán y en sus zonas de influencia, con el objetivo de estimar el rendimiento medio, de monitorear las problemáticas más frecuentes del cultivo durante la campaña y de brindar al sector productivo información para la toma de decisiones”, contó Daniela Perez, de la sección Economía Agrícola.

Los resultados del último sondeo indican que durante la campaña 2024/2025 se relevaron alrededor de 97.000 hectáreas sembradas con maíz en Tucumán y en su zona de influencia. En el 76% del área relevada se sembraron maíces que expresan la proteína Vip3a20.

La fertilización con nitrógeno y fósforo fue variable: la primera abarcó el 54% del área relevada; la segunda, un 36%.

Por otro lado, más de un 50% de los encuestados reportó presencia de dalbulus maidis, y que las principales malezas en la campaña fueron Amaranthus spp., Borreria spp, Chloris spp. y Trichloris spp.

Un 38% de los encuestados reportó presencia de distintas enfermedades durante el ciclo del cultivo del maíz.

En lo referente a los resultados logrados en la cosecha, los datos obtenidos a partir de la encuesta indican que el rinde promedio ponderado del área relevada alcanzó las 6,24 toneladas por hectárea (t/ha), mientras que el de la provincia de Tucumán llegó a 6,5 t/ha.

Finalmente se pudo establecer que la campaña 2024/2025 de maíz en Tucumán y en sus zonas de influencia mostró una recuperación importante de los rendimientos respecto de la campaña anterior, alcanzando en promedio 6,5 t/ha en Tucumán y 6,24 t/ha en el total relevado. Este repunte estuvo vinculado con una menor incidencia del complejo de patógenos causantes del achaparramiento del maíz.

En cuanto al manejo agronómico del cultivo, se observó una fuerte preferencia por las siembras entre fines de diciembre y mediados de enero, con densidades de 55.000 semillas por hectárea y el uso mayoritario de sembradoras de precisión.

La sanidad del cultivo siguió condicionada por la presencia de insectos -en especial, de dalbulus maidis y de spodoptera frugiperda-, de malezas difíciles -como Amaranthus spp. y Borreria spp.- y de enfermedades -como achaparramiento y tizón-. El manejo de estas problemáticas requirió, en muchos casos, múltiples aplicaciones de insecticidas y de herbicidas, con una frecuencia media de tres tratamientos en el caso de malezas.

En más de la mitad del área relevada se fertilizó con nitrógeno; y en alrededor de un tercio, con fósforo. Los niveles de nutrientes en el suelo siguen siendo bajos, lo que plantea un desafío para la sostenibilidad a mediano plazo. La urea y el superfosfato fueron las fuentes más utilizadas.

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