El regreso silencioso de Gianluca Ferrari: lucha, autocrítica y una nueva oportunidad

El defensor de Atlético Tucumán volvió a jugar tras un largo tiempo y dejó una lección de compromiso.

LA CABEZA ARRIBA. Ferrari está contento de haber vuelto a jugar y, pese a la derrota en Córdoba, dejó una imagen de compromiso y entrega en la zaga “decana”. LA CABEZA ARRIBA. Ferrari está contento de haber vuelto a jugar y, pese a la derrota en Córdoba, dejó una imagen de compromiso y entrega en la zaga “decana”. LA GACETA / Analía Jaramillo
14 Octubre 2025

Por momentos, en Alta Córdoba, Gianluca Ferrari parecía un hombre que volvía a caminar un terreno que conocía pero del que había estado ausente demasiado tiempo. Con la camiseta empapada y el gesto entre la frustración y la resignación, el marcador central de Atlético fue uno de los últimos en dejar el campo de juego tras la derrota frente a Instituto.

Había vuelto al equipo después de un largo paréntesis, en reemplazo del suspendido Marcelo Ortiz, y aunque cumplió con entereza, la falta de ritmo se notó. En un puesto en el que el margen de error es mínimo, Ferrari vivió su reaparición como una mezcla de desafío, responsabilidad y reivindicación silenciosa.

Lucas Pusineri volvió a recurrir a él por necesidad más que por convicción. No es un secreto; hoy el defensor ocupa el rol de “tercer central” en la consideración del cuerpo técnico. Fausto Grillo, que arrancó el año con buenas expectativas, quedó relegado después de sus errores en la Copa Argentina contra Newell’s.

Desde entonces, el mapa de la zaga “decana” se redujo a dos nombres confiables (Clever Ferreira y Ortiz) y a un suplente que debe estar listo ante cualquier contratiempo. Justo esa pieza es Ferrari.

El defensor sabe que su lugar no está asegurado, pero también entiende que el fútbol ofrece segundas oportunidades, aunque a veces lleguen disfrazadas de emergencia.

“Hay que sumar desde donde toque, ya sea afuera, adentro o aunque sea por unos minutos. Lo importante es estar siempre a disposición y aportar el granito de arena”, dijo con serenidad en la zona mixta del Monumental de Alta Córdoba.

No lo dijo, pero se notó: el regreso le pesó físicamente. Ferrari fue correcto en los cruces y prolijo en la salida, pero quedó expuesto en los retrocesos cuando Atlético se volcó al ataque buscando ese empate que nunca llegó. Lo admitió con autocrítica y lucidez: “Cuando uno va a buscar el empate con todo el equipo, quedan espacios atrás y ellos lo aprovecharon bien”, se lamentó.

El contexto tampoco lo ayudó. Atlético venía de un triunfo revitalizador ante Platense y llegaba con la ilusión de encadenar dos victorias seguidas por primera vez en lo que va del campeonato. Sin embargo, esa irregularidad que acompaña al equipo desde hace meses volvió a hacerse presente. “Nos vamos con mucha bronca. No vinimos a buscar esto, vinimos a buscar los tres puntos y no se nos dio. Hay que seguir laburando, trabajando y pensando en el próximo partido”, sostuvo Ferrari, consciente de que la falta de continuidad no puede transformarse en excusa.

El defensor es una de las buenas alternativas que tiene Pusineri

En su mirada hay una mezcla de autocrítica y compromiso. Es el tipo de jugador que no levanta la voz, pero que se deja escuchar por su actitud. En un plantel que aún busca su mejor versión, el regreso de Ferrari no deja de ser una buena noticia: el equipo necesita alternativas confiables para sostener la estructura. Y aunque le falten minutos, su predisposición es un valor que Pusineri pondera.

El golpe anímico tras el primer gol (otra vez de pelota parada, una pesadilla recurrente) condicionó al equipo. “Después del primer gol, obviamente pega. Pero no tenemos que quedarnos en eso, tenemos que pensar en ganar, en buscar los tres puntos. No se nos dio y, como digo siempre, hay que entrenarse y mirar para adelante”, reflexionó el defensor, con la calma de quien entiende que en el fútbol no existen los atajos.

Atlético deberá dar vuelta la página rápido. El lunes recibe a San Lorenzo, otro equipo que llega herido y con múltiples problemas extrafutbolísticos. “Tenemos que hacer lo que venimos haciendo de local, en donde estamos fuertes y nos sentimos cómodos. Salir a buscar los tres puntos, proponer nuestro juego y que la pelota entre”, concluyó Ferrari, dejando una frase que suena casi a deseo colectivo.

Porque más allá del resultado y de las ausencias, lo que deja su regreso es un mensaje: en un equipo corto, cada pieza cuenta. Y en la fragilidad del presente “decano”, tener a un central dispuesto a pelear su lugar puede ser, a la larga, una de las mejores noticias del fin de semana.

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