''MALESTAMOS''. Desde Uruguay, una propuesta para cuidar la salud mental juvenil desde la comunidad. / LA GACETA
En el aula 13, el silencio inicial se rompió con una palabra tan potente como necesaria: “Malestamos”. Así comenzó la exposición de Camila Lilian Figueira Ramírez, investigadora de Uruguay, quien presentó su trabajo dentro del eje Ciencias Humanas y Extensión Universitaria en las 32° Jornadas de Jóvenes Investigadores de la AUGM, el miércoles 5 de noviembre a las 12:30 horas en la Quinta Agronómica.
“Malestamos, cuando el dolor es colectivo. Capacidades locales para la promoción de salud mental a nivel comunitario y para la prevención de la conducta suicida en la población joven de Colonia, Soriano y Río Negro” es una investigación desarrollada en Uruguay que busca comprender cómo las comunidades pueden cuidar a sus jóvenes desde la cercanía y la escucha activa. “El título nace de la idea de que el malestar no es individual, es colectivo”, explicó Camila, frente a un aula atenta.
La investigación combinó cartografía social y mapeo de datos secundarios, junto con entrevistas en profundidad a referentes de escuelas, organizaciones religiosas y clubes juveniles, además de grupos focales con adolescentes. El objetivo fue fortalecer las capacidades locales para promover la salud mental comunitaria y prevenir el suicidio adolescente en los departamentos de Colonia, Soriano y Río Negro, a partir del conocimiento de sus trayectorias, vínculos y realidades territoriales.
UN PROYECTO PARA SALVAR. La investigadora de ciencias sociales estudia cómo prevenir el suicidio juvenil desde la cercanía y el territorio. / LA GACETA
"Los adultos suelen quitarle importancia a lo que nos pasa"
Durante su exposición, compartió los resultados de grupos focales con adolescentes de entre 13 y 20 años, quienes expresaron cómo viven y entienden su bienestar. “Para ellos, la salud mental está asociada a las relaciones sociales, al deporte, a la música, a poder juntarse con sus amigos y hablar sin ser juzgados. Esas pequeñas cosas cotidianas son sus refugios”, relató.
Uno de los hallazgos más potentes del estudio fue la necesidad de ser escuchados. Los jóvenes señalaron que, muchas veces, cuando intentan hablar con adultos sobre lo que sienten, se enfrentan a respuestas que minimizan su malestar. “Nos decían: 'Queremos que nos escuchen, no que minimicen lo que sentimos, porque los adultos suelen quitarle importancia a lo que nos pasa”, contó la investigadora.
“Por eso, reclaman que el tema deje de ser tabú o algo 'de lo que no se debe hablar' por peligro a que suceda algo. Además de empatía, contención y acciones concretas, porque un abrazo vale más que mil palabras”, sumó.
EN LA PRESENTACIÓN. Camila Figueira investiga cómo los jóvenes construyen salud mental desde la escucha. / LA GACETA
"Queremos que cada comunidad tenga su propio circuito de contención"
El trabajo también destaca el rol de docentes y referentes locales como agentes fundamentales en la prevención. “Los profesores, a pesar de su carga laboral, crean espacios para dialogar y acompañar a los chicos. Pero también necesitan apoyo y formación emocional, porque están en la primera línea”, señaló Figueira.
En este sentido, su equipo impulsa la creación de un mapa comunitario de recursos en salud mental, una red que permita identificar a quién acudir en situaciones de riesgo. “Queremos que cada comunidad tenga su propio circuito de contención —explicó—. No siempre hay psicólogos o centros especializados, pero sí hay personas con vocación de escucha, y eso puede salvar vidas”, remarcó.
EN EL AULA 13. Su trabajo sobre salud mental y prevención del suicidio en jóvenes generó un profundo intercambio entre investigadores, docentes y estudiantes. / LA GACETA
El intercambio posterior con el público reflejó el interés que despertó su presentación. “Es fundamental pensar el dolor desde lo colectivo, no solo desde la clínica individual”, observó una de las asistentes. Camila asintió: “La clave está en transformar el malestar en vínculo y acción, en animarnos a hablar de lo que duele para que deje de doler tanto”.
La presentación cerró con varias reflexiones y el aplauso más largo de la jornada, de esos que no solo celebran un trabajo académico, sino una convicción compartida: la salud mental también se construye entre todos.




















