OBJETIVOS. Productores sojeros esperan una buena lluvia que recargue el perfil del suelo, y que les que permita realizar las aplicaciones de control de malezas.
“Este año en particular, la campaña sojera está más retrasada respecto de lo habitual”, indicó José Sánchez, jefe de la sección Granos de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc). “Si bien aún no estamos en diciembre -fecha de siembra óptima en Tucumán- nos encontramos a fines de noviembre prácticamente sin soja implantada -y con pocas perspectivas de avance en lo que resta del mes-, cuando en general en este momento arranca la siembra en la provincia”, añadió, al dar diferentes recomendaciones técnicas para el inicio de la campaña gruesa 2025-2026.
Explicó que esto se debe, en gran medida, a la falta de precipitaciones en noviembre. Los milímetros acumulados están muy por debajo de los valores históricos, y no se avizora un cambio positivo de la situación. “La mayoría de los pronósticos extendidos para la provincia son poco alentadores; indican lluvias por debajo de lo normal para diciembre y para enero, y con altas probabilidades de que el resto de la campaña continúe de la misma manera”, dijo.
Contó que en todas las zonas sojeras de Tucumán, los productores están a la espera de una buena lluvia que permita recargar el perfil del suelo, pero también para realizar las aplicaciones de control de malezas que, en muchos casos, no se hicieron o no pudieron hacerse correctamente debido a la escasez de precipitaciones en noviembre. “Actualmente, las malezas están ‘quietas’, sobreviviendo -incluso, estresadas-, por lo que cualquier aplicación sería poco efectiva. Se necesita una primera lluvia que reactive la planta para que el herbicida pueda penetrar y actuar correctamente”, precisó. Agregó que si esto sucede, se estima que con la siguiente lluvia recién podría comenzar la siembra en algunos lotes, aunque con cierto riesgo (dependiendo además de los milímetros acumulados en estas primeras precipitaciones), y siempre a la espera de que luego las lluvias se generalicen.
“Desde la Eeaoc recomendamos, para la siembra de soja, entre otros aspectos, el uso de curasemillas tanto fungicidas como insecticidas -en especial, en lotes que vienen de soja, por la posible mayor presencia de picudo negro-, la fertilización de base con fósforo en lotes con valores por debajo de los umbrales establecidos, y, en lo posible, la inoculación con bacterias fijadoras de nitrógeno para mejorar la nutrición y favorecer mayores rendimientos”, indicó Sánchez.
Puntualizó, además, que si las precipitaciones siguen sin ocurrir o son muy escasas, la siembra podría demorarse, por lo que será necesario ajustar la densidad de implantación a medida que avance el retraso. “Afortunadamente, para esta campaña, la mayoría de la semilla disponible presenta muy buena calidad, destacándose los altos valores de poder germinativo”, celebró.
Otra recomendación habitual es tratar de repartir riesgos en el cultivo, sembrando no solo en diferentes fechas, sino también utilizando variedades de distintos ciclos de madurez. “En nuestra zona, durante diciembre y enero, suelen presentarse con frecuencia los llamados ‘baches hídricos’: períodos de más de 10 días sin lluvias, casi siempre acompañados de altas temperaturas, que afectan fuertemente al cultivo de soja. En estado vegetativo, estos baches pueden ser mejor tolerados si el perfil del suelo cuenta con buena recarga hídrica, situación que no se presenta este año”, alertó. Debido a ello, explicó que el uso de distintas fechas de siembra y variedades de diferentes ciclos permite, en cierta medida, evitar que la ocurrencia de baches hídricos coincida en la mayoría de los lotes, reduciendo el impacto general sobre el cultivo. “Es una estrategia útil para que los períodos críticos de llenado de granos no ocurran simultáneamente, de modo que, si se presenta alguna condición limitante durante las etapas reproductivas, no afecte por igual a todos los lotes”, subrayó.






















