MASCOTA. Grupo Tornillo hace “El hombre que se convirtió en perro”.
Osvaldo Dragún fue uno de los dramaturgos más importantes del país, impulsor del movimiento independiente y uno de los promotores de Teatro Abierto. Su prolífica producción -centrada en la crítica al capitalismo, la denuncia de la opresión y la preocupación por la deshumanización de la sociedad- es poco visitada por las nuevas generaciones, por lo que la posibilidad de que una de sus obras llegue a las salas tucumanas es bienvenida.
Hace casi 70 años, el autor fallecido en 1999 estrenó “El hombre que se convirtió en perro”, acerca de un hombre que acepta un trabajo como mascota del sereno en una fábrica, en un contexto de crisis económica y desocupación. El protagonista ha estado buscando trabajo sin éxito y su situación familiar es precaria; desesperado y necesitando sobrevivir, encuentra en ese particular empleo comida y techo seguro. Cuando su esposa María queda embarazada, cae en un estado de profunda confusión y temor, y decide huir.
El texto es retomado por el grupo Tornillo, que lo montará hoy en la única función de este año desde las 21 en La Paloma (Santiago del Estero 1.352). “Sentimos la urgencia de ponerlo en escena, porque nos sorprendió la actualidad que maneja el autor con situaciones que no son ajenas al presente de nuestro país. Intentamos interpelar al espectador mediante un humor satírico que nos devuelve a la realidad de un cachetazo”, afirman Exequiel Argañaraz y Luciana Lescano, quienes representarán a los distintos personajes. “También utilizamos elementos del teatro del absurdo, títeres de guante y sombras con títeres planos (siluetas), para introducir al público a un código de metateatro”, agregan.
En Monteros
Gustavo Núñez cierra la temporada celebrando sus 40 años con el teatro, con su unipersonal “Retratos” a las 20.45 en la Unión Comercial e Industrial de Monteros (25 de Mayo 264).
“Esta obra abre una puerta silenciosa hacia el interior humano, allí donde la memoria, la soledad, los deseos y las heridas laten en penumbra. Es un viaje poético y performático que transita el vacío, la espera, el absurdo y la fragilidad humana. Un espectáculo íntimo y profundo, donde cada historia es una grieta que ilumina lo que somos y lo que callamos en una experiencia inmersiva, sensorial y emocional”, adelanta el actor.



















