13 Marzo 2006
TRAGEDIA. Alberto Lebbos se sentó en un auto con el rostro desencajado. LA GACETA / FOTOS DE JUAN PABLO SANCHEZ NOLI
Estrangulada. Las marcas en los músculos del cuello de Paulina Lebbos permitieron a los médicos forenses establecer, prima facie, la forma en la que la joven de 24 años, que estaba desaparecida desde el 26 de febrero y cuyo cuerpo fue encontrado el sábado a la noche en Tapia, fue asesinada.
Fue una noche muy larga a la vera de la ruta 341. En el lugar, se montó un campamento con un gazebo, una combi y tres camionetas. El sitio en el que un lugareño encontró el cuerpo el sábado, a las 17, estaba tapado con una lona verde y, tal como lo había ordenado el fiscal Alejandro Noguera, mientras duró la oscuridad, nadie se acercó. Recién con las primeras luces del día y mientras llegaban los funcionarios, el personal especializado de la Policía Científica comenzó a realizar su trabajo. La labor estuvo encabezada por el doctor Fernando Vázquez Carranza y por la bioquímica Lilia Moyano de Colombres, que trabajaron junto con planimetristas, expertos en rastros y fotógrafos.
El cuerpo de Paulina Lebbos estaba a unos cinco metros de la ruta, en una pendiente que cae sobre un profundo zanjón. Un entramado de arbustos evitó que se precipitara hasta el fondo. El cadáver se encontraba con la cabeza hacia abajo y prácticamente de costado. Durante los días que estuvo allí (las pericias indican que serían al menos 14 jornadas), los perros y las alimañas lo destrozaron. Casi todas las partes blandas habían sido cercenadas. Los peritos levantaron muestras que serán analizadas en el laboratorio para tratar de encontrar indicios (piel bajo las uñas, por ejemplo), que permitan identificar al asesino. Lo fundamental era confirmar si se trataba de Paulina Lebbos y en qué forma había muerto.
Desde lejos, Alberto Lebbos y su abogado Emilio Mrad asistían al trabajo. Lebbos en cierto momento se quebró y fue a sentarse en su automóvil. Si bien no llegó a reconocer el cuerpo, la ropa y las pulseras no dejaban lugar a dudas. En el lugar, nadie quiso dar una comunicación oficial. Una vez terminadas las pericias y luego de que el cuerpo fue llevado hasta la morgue, casi todos se retiraron. Quedaron únicamente algunos policías que, en un nuevo rastrillaje, encontraron la cabellera de la joven, que había sido arrancada por los animales.
Nunca llegó
El hallazgo permitió al fiscal y a la Policía eliminar varias hipótesis que se habían formulado inicialmente. Ahora están centrados en la identidad del remisero. Ese hombre que, según el relato de Virginia Mercado, la amiga de Paulina, conducía un Fiat Duna bordó y que fue quien las llevó desde la zona del ex Abasto. Mercado -quien ahora será llamada a declarar nuevamente- se bajó en su casa y Lebbos se dirigía a la vivienda de su novio, César Soto, en calle Estados Unidos al 1.200. Pero nunca llegó. Ahora la familia y la Policía sospechan que el remisero intentó abusar de la joven y que esta se resistió. En la pelea, el conductor terminó ahorcando a la estudiante. Luego, tal vez ese mismo día, fue hasta la ruta 341, se deshizo del cadáver y se esfumó. Por el estado en el que se encontraron los restos, será casi imposible determinar si fue violada.
Con toda la esta información, los investigadores deberán comenzar una nueva etapa en el caso. Hasta el sábado a la tarde, su principal tarea era encontrar a una desaparecida. A partir del hallazgo del cuerpo y de la certificación de la forma en la que mataron a la estudiante, deberán seguir los pasos a un asesino que, además, les lleva 15 días de ventaja.
Sospechosos
"Nosotros no queremos que se descarte absolutamente nada ni a nadie; ni siquiera a sus allegados". Alberto Lebbos (9 de marzo).
Interrogante
"No sé absolutamente nada. No entiendo por qué ni qué pueden ir a buscar a esa provincia (Río Negro). No tenemos familiares ni conocidos allí". Lebbos (11 de marzo).
Despreocupados
"Ya pasaron casi dos semanas. Insisto, no hay medios técnicos y nadie se preocupa por obtenerlos. ¿Qué van a ir a buscar ahora a Río Negro?". Emilio Mrad (abogado de Lebbos, 11 de marzo).
Amplitud
"Pedí que se investigue todo". Lebbos (7 de marzo).
Amenazas
"Me dijo gritando que me iba a matar, por lo que fui a la Brigada a hacer la denuncia". César Soto, en contra de Lebbos, a quien acusó de haberle pegado (12 de marzo).
Drogas
"Corre mucha droga... es una zona roja". José Alperovich, sobre El Abasto. (7 de marzo).
Investigación
"En su momento, plantearé mis dudas sobre la capacidad profesional de los responsables de la investigación, porque hay responsabilidades que no se tomaron". Lebbos (7 de marzo).
MINISTRO PABLO BAILLO
"No necesitamos al FBI"
El ministro de Seguridad Ciudadana Pablo Baillo estaba exultante. "Cumplimos con nuestro trabajo y encontramos a esta joven. En otros gobiernos, nunca se hubiera sabido qué pasó con ella", afirmó en una charla con LA GACETA. Durante la entrevista, Baillo estuvo acompañado por el secretario de Seguridad, Eduardo di Lella, y por el jefe de Policía, Hugo Sánchez. "Ahora tenemos un camino más angosto para investigar, ya que pudimos desvirtuar temas de prostitución, de trata de blancas y otros que estuvieron sobre el tapete", dijo Baillo. En varios tramos de la entrevista, el ministro repitió: "Tucumán ya no es el mismo de hace años, ya que hay una política sistemática en materia de seguridad". También les pidió más responsabilidad a los padres. "¿Por qué dejan que sus hijos se movilicen en remises? ¿Por qué no los buscan ellos, como se hacía antes", preguntó. El ministro pidió que la Legislatura trate los proyectos que envió; entre ellos, el registro único de conductores y de vehículos. "En cualquier momento puede ocurrir algo así, por eso sé que nadie tiene el puesto seguro en este cargo. Pero estoy orgulloso del trabajo que realizó la Policía. No necesitamos del FBI. Con voluntad e inteligencia, lo resolvimos nosotros solos", afirmó. "Quiero que quede en claro que aquí no hay impunidad ni protección para nadie, como sucedía antes", dijo el ministro. En cuanto al caso, Baillo confirmó que el cuerpo encontrado en Tapia es el de Paulina Lebbos. "No tiene heridas de bala ni de arma blanca. Se harán exámenes toxicológicos, ya que no sabemos si puede haber muerto por ingesta de alguna sustancia", finalizó.
ALBERTO LEBBOS
"Corremos peligro todos"
"A mi hija la estrangularon. Hay un asesino suelto, pero la responsabilidad es compartida por muchos de los que deben velar por nuestra seguridad". Alberto Lebbos se debatía entre el dolor por la muerte de su hija Paulina y la impotencia por haber pasado 15 días sin saber qué había pasado con ella. Lebbos habló con LA GACETA junto a su abogado Emilio Mrad. Ambos pusieron peritos de parte que participaron de la autopsia, que se realizó en la morgue judicial y que confirmó la forma en la que había muerto la estudiante. "Lo único que hicieron fue investigarme a mí y a mi familia. No hicieron nada más. Fue una vergüenza. Mientras estos tipos sigan al mando de la seguridad, corremos peligro todos", dijo el hombre. Cada tanto, durante la entrevista, sonaba su teléfono celular y la respuesta era casi siempre la misma: "sí, la mataron; mataron a mi hija". Lebbos dijo estar indignado con la Policía "por su soberbia". "Les ofrecí ayuda. Desde el Ministerio del Interior me dijeron que lo que necesitáramos lo prestarían, pero no, rechazaron todo. No les importó que se trataba de una joven brillante. Cuando quisieron hacer algo, ya era tarde", aseguró. "Mi hija era una persona normal, que hacía lo que todos los jóvenes. Era madre, estudiaba, trabajaba, salía a bailar, qué más le pueden pedir. La Policía intentó ensuciarla, siguió pistas falsas y, al final, me la entregaron muerta", se quejó. Mrad, por su parte, destacó la actuación del fiscal Alejandro Noguera. "Le dio trámite a todo lo que pedimos, pero evidentemente él no puede hacer todo solo. Sus auxiliares, los de la Policía, fallaron", afirmó.
Fue una noche muy larga a la vera de la ruta 341. En el lugar, se montó un campamento con un gazebo, una combi y tres camionetas. El sitio en el que un lugareño encontró el cuerpo el sábado, a las 17, estaba tapado con una lona verde y, tal como lo había ordenado el fiscal Alejandro Noguera, mientras duró la oscuridad, nadie se acercó. Recién con las primeras luces del día y mientras llegaban los funcionarios, el personal especializado de la Policía Científica comenzó a realizar su trabajo. La labor estuvo encabezada por el doctor Fernando Vázquez Carranza y por la bioquímica Lilia Moyano de Colombres, que trabajaron junto con planimetristas, expertos en rastros y fotógrafos.
El cuerpo de Paulina Lebbos estaba a unos cinco metros de la ruta, en una pendiente que cae sobre un profundo zanjón. Un entramado de arbustos evitó que se precipitara hasta el fondo. El cadáver se encontraba con la cabeza hacia abajo y prácticamente de costado. Durante los días que estuvo allí (las pericias indican que serían al menos 14 jornadas), los perros y las alimañas lo destrozaron. Casi todas las partes blandas habían sido cercenadas. Los peritos levantaron muestras que serán analizadas en el laboratorio para tratar de encontrar indicios (piel bajo las uñas, por ejemplo), que permitan identificar al asesino. Lo fundamental era confirmar si se trataba de Paulina Lebbos y en qué forma había muerto.
Desde lejos, Alberto Lebbos y su abogado Emilio Mrad asistían al trabajo. Lebbos en cierto momento se quebró y fue a sentarse en su automóvil. Si bien no llegó a reconocer el cuerpo, la ropa y las pulseras no dejaban lugar a dudas. En el lugar, nadie quiso dar una comunicación oficial. Una vez terminadas las pericias y luego de que el cuerpo fue llevado hasta la morgue, casi todos se retiraron. Quedaron únicamente algunos policías que, en un nuevo rastrillaje, encontraron la cabellera de la joven, que había sido arrancada por los animales.
Nunca llegó
El hallazgo permitió al fiscal y a la Policía eliminar varias hipótesis que se habían formulado inicialmente. Ahora están centrados en la identidad del remisero. Ese hombre que, según el relato de Virginia Mercado, la amiga de Paulina, conducía un Fiat Duna bordó y que fue quien las llevó desde la zona del ex Abasto. Mercado -quien ahora será llamada a declarar nuevamente- se bajó en su casa y Lebbos se dirigía a la vivienda de su novio, César Soto, en calle Estados Unidos al 1.200. Pero nunca llegó. Ahora la familia y la Policía sospechan que el remisero intentó abusar de la joven y que esta se resistió. En la pelea, el conductor terminó ahorcando a la estudiante. Luego, tal vez ese mismo día, fue hasta la ruta 341, se deshizo del cadáver y se esfumó. Por el estado en el que se encontraron los restos, será casi imposible determinar si fue violada.
Con toda la esta información, los investigadores deberán comenzar una nueva etapa en el caso. Hasta el sábado a la tarde, su principal tarea era encontrar a una desaparecida. A partir del hallazgo del cuerpo y de la certificación de la forma en la que mataron a la estudiante, deberán seguir los pasos a un asesino que, además, les lleva 15 días de ventaja.
FRASES SUELTAS
Sospechosos
"Nosotros no queremos que se descarte absolutamente nada ni a nadie; ni siquiera a sus allegados". Alberto Lebbos (9 de marzo).
Interrogante
"No sé absolutamente nada. No entiendo por qué ni qué pueden ir a buscar a esa provincia (Río Negro). No tenemos familiares ni conocidos allí". Lebbos (11 de marzo).
Despreocupados
"Ya pasaron casi dos semanas. Insisto, no hay medios técnicos y nadie se preocupa por obtenerlos. ¿Qué van a ir a buscar ahora a Río Negro?". Emilio Mrad (abogado de Lebbos, 11 de marzo).
Amplitud
"Pedí que se investigue todo". Lebbos (7 de marzo).
Amenazas
"Me dijo gritando que me iba a matar, por lo que fui a la Brigada a hacer la denuncia". César Soto, en contra de Lebbos, a quien acusó de haberle pegado (12 de marzo).
Drogas
"Corre mucha droga... es una zona roja". José Alperovich, sobre El Abasto. (7 de marzo).
Investigación
"En su momento, plantearé mis dudas sobre la capacidad profesional de los responsables de la investigación, porque hay responsabilidades que no se tomaron". Lebbos (7 de marzo).
MINISTRO PABLO BAILLO
"No necesitamos al FBI"
El ministro de Seguridad Ciudadana Pablo Baillo estaba exultante. "Cumplimos con nuestro trabajo y encontramos a esta joven. En otros gobiernos, nunca se hubiera sabido qué pasó con ella", afirmó en una charla con LA GACETA. Durante la entrevista, Baillo estuvo acompañado por el secretario de Seguridad, Eduardo di Lella, y por el jefe de Policía, Hugo Sánchez. "Ahora tenemos un camino más angosto para investigar, ya que pudimos desvirtuar temas de prostitución, de trata de blancas y otros que estuvieron sobre el tapete", dijo Baillo. En varios tramos de la entrevista, el ministro repitió: "Tucumán ya no es el mismo de hace años, ya que hay una política sistemática en materia de seguridad". También les pidió más responsabilidad a los padres. "¿Por qué dejan que sus hijos se movilicen en remises? ¿Por qué no los buscan ellos, como se hacía antes", preguntó. El ministro pidió que la Legislatura trate los proyectos que envió; entre ellos, el registro único de conductores y de vehículos. "En cualquier momento puede ocurrir algo así, por eso sé que nadie tiene el puesto seguro en este cargo. Pero estoy orgulloso del trabajo que realizó la Policía. No necesitamos del FBI. Con voluntad e inteligencia, lo resolvimos nosotros solos", afirmó. "Quiero que quede en claro que aquí no hay impunidad ni protección para nadie, como sucedía antes", dijo el ministro. En cuanto al caso, Baillo confirmó que el cuerpo encontrado en Tapia es el de Paulina Lebbos. "No tiene heridas de bala ni de arma blanca. Se harán exámenes toxicológicos, ya que no sabemos si puede haber muerto por ingesta de alguna sustancia", finalizó.
ALBERTO LEBBOS
"Corremos peligro todos"
"A mi hija la estrangularon. Hay un asesino suelto, pero la responsabilidad es compartida por muchos de los que deben velar por nuestra seguridad". Alberto Lebbos se debatía entre el dolor por la muerte de su hija Paulina y la impotencia por haber pasado 15 días sin saber qué había pasado con ella. Lebbos habló con LA GACETA junto a su abogado Emilio Mrad. Ambos pusieron peritos de parte que participaron de la autopsia, que se realizó en la morgue judicial y que confirmó la forma en la que había muerto la estudiante. "Lo único que hicieron fue investigarme a mí y a mi familia. No hicieron nada más. Fue una vergüenza. Mientras estos tipos sigan al mando de la seguridad, corremos peligro todos", dijo el hombre. Cada tanto, durante la entrevista, sonaba su teléfono celular y la respuesta era casi siempre la misma: "sí, la mataron; mataron a mi hija". Lebbos dijo estar indignado con la Policía "por su soberbia". "Les ofrecí ayuda. Desde el Ministerio del Interior me dijeron que lo que necesitáramos lo prestarían, pero no, rechazaron todo. No les importó que se trataba de una joven brillante. Cuando quisieron hacer algo, ya era tarde", aseguró. "Mi hija era una persona normal, que hacía lo que todos los jóvenes. Era madre, estudiaba, trabajaba, salía a bailar, qué más le pueden pedir. La Policía intentó ensuciarla, siguió pistas falsas y, al final, me la entregaron muerta", se quejó. Mrad, por su parte, destacó la actuación del fiscal Alejandro Noguera. "Le dio trámite a todo lo que pedimos, pero evidentemente él no puede hacer todo solo. Sus auxiliares, los de la Policía, fallaron", afirmó.