28 Febrero 2012
BUENOS AIRES.- El esperado pronunciamiento de la presidenta, Cristina Fernández, sobre la tragedia de Once tuvo un fuerte contenido de carácter humano, pero no despejó las dudas de orden político que se abrieron en torno a la actitud del Gobierno nacional frente a un "desastre previsible" que conmocionó a la sociedad.
"Les pido por favor, con la muerte no. Tengo el cuero duro, he aguantado los peores agravios y los insultos, pero me da pena que se especule con estas cosas", dijo la Presidenta desde Rosario, hasta donde llegó acompañada por casi todo el Gabinete para conmemorar los 200 años del primer izamiento de la Bandera.
Entre todos los colaboradores que estuvieron junto a Cristina, se hicieron notar dos ausencias: la del ministro de Planificación Federal, Julio de Vido; y la del secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, responsables directos del área del Gobierno que se encarga de monitorear el sistema ferroviario argentino. Las cámaras de la Televisión Pública, que transmitieron en vivo el acto en Rosario, también ofrecieron una lectura política: detrás de la Presidenta siempre apareció en imagen la ministra de Justicia y Seguridad, Nilda Garré, quien ayer fue duramente criticada por la familia del joven Lucas Menghini Rey.
Los padres de Lucas calificaron de "desastre previsible" a la tragedia de Once y se mostraron particularmente enojados con un comunicado que en su momento emitió el Ministerio de Seguridad, haciendo notar que el joven había viajado en el tren fatídico en un lugar que no estaba habilitado para los pasajeros.
En este escenario, el discurso de la Presidenta fue el de una mujer que sabe lo que es padecer el dolor de la muerte (en referencia a la desaparición de su esposo y antecesor en el cargo Néstor Kirchner), pero que en términos políticos traslució que el Gobierno tiene otras prioridades antes que la reforma del accidente ferroviario, como la reivindicación de la soberanía de las islas Malvinas.
En segundo lugar, Cristina dejó en claro que ella misma está embarcada en la controversia con la petrolera Repsol YPF, a tal punto que ya comenzaron a circular los rumores sobre la posibilidad de que haga un anuncio importante el próximo jueves, en la apertura de las Sesiones Ordinarias del Congreso.
Pericias bajo presión
De todos modos, le pidió a la Justicia que no demore más de 15 días en concluir las pericias para determinar las responsabilidades de la tragedia de Once.
La empresa TBA -del grupo Cirigliano- apunta a que hubo un "error humano" del maquinista, pero los trabajadores ferroviarios aseguran que fallaron los frenos del tren.
En 2007, cinco años atrás, el Gobierno nacional retiró la concesión de la línea Roca al grupo Taselli, tras un estallido de furia popular en la terminal de Constitución que dejó una decena de heridos.
En esta oportunidad el hecho es mucho más grave, ya que murieron 51 personas y más de 700 resultaron heridas. (NA)
"Les pido por favor, con la muerte no. Tengo el cuero duro, he aguantado los peores agravios y los insultos, pero me da pena que se especule con estas cosas", dijo la Presidenta desde Rosario, hasta donde llegó acompañada por casi todo el Gabinete para conmemorar los 200 años del primer izamiento de la Bandera.
Entre todos los colaboradores que estuvieron junto a Cristina, se hicieron notar dos ausencias: la del ministro de Planificación Federal, Julio de Vido; y la del secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, responsables directos del área del Gobierno que se encarga de monitorear el sistema ferroviario argentino. Las cámaras de la Televisión Pública, que transmitieron en vivo el acto en Rosario, también ofrecieron una lectura política: detrás de la Presidenta siempre apareció en imagen la ministra de Justicia y Seguridad, Nilda Garré, quien ayer fue duramente criticada por la familia del joven Lucas Menghini Rey.
Los padres de Lucas calificaron de "desastre previsible" a la tragedia de Once y se mostraron particularmente enojados con un comunicado que en su momento emitió el Ministerio de Seguridad, haciendo notar que el joven había viajado en el tren fatídico en un lugar que no estaba habilitado para los pasajeros.
En este escenario, el discurso de la Presidenta fue el de una mujer que sabe lo que es padecer el dolor de la muerte (en referencia a la desaparición de su esposo y antecesor en el cargo Néstor Kirchner), pero que en términos políticos traslució que el Gobierno tiene otras prioridades antes que la reforma del accidente ferroviario, como la reivindicación de la soberanía de las islas Malvinas.
En segundo lugar, Cristina dejó en claro que ella misma está embarcada en la controversia con la petrolera Repsol YPF, a tal punto que ya comenzaron a circular los rumores sobre la posibilidad de que haga un anuncio importante el próximo jueves, en la apertura de las Sesiones Ordinarias del Congreso.
Pericias bajo presión
De todos modos, le pidió a la Justicia que no demore más de 15 días en concluir las pericias para determinar las responsabilidades de la tragedia de Once.
La empresa TBA -del grupo Cirigliano- apunta a que hubo un "error humano" del maquinista, pero los trabajadores ferroviarios aseguran que fallaron los frenos del tren.
En 2007, cinco años atrás, el Gobierno nacional retiró la concesión de la línea Roca al grupo Taselli, tras un estallido de furia popular en la terminal de Constitución que dejó una decena de heridos.
En esta oportunidad el hecho es mucho más grave, ya que murieron 51 personas y más de 700 resultaron heridas. (NA)
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