Nadie se mueva de sus asientos

Goles en el final, un hábito en los duelos del "decano".

EJERCICIOS. Heraldo Rodríguez, preparador físico, comanda la actividad física en el complejo Ojo de Agua antes del partido que los titulares derrotaron a los suplentes por 1 a 0 en la mañana de ayer. EJERCICIOS. Heraldo Rodríguez, preparador físico, comanda la actividad física en el complejo Ojo de Agua antes del partido que los titulares derrotaron a los suplentes por 1 a 0 en la mañana de ayer.
26 Octubre 2012
Si califica como habilidad, también debe aceptarse como defecto. Los goles en los minutos finales se han convertido en una tradición tan emotiva como frustrante para Atlético en los partidos de su actual temporada. Es que no sólo los hace sino que los recibe en cantidades iguales.

"Los partidos duran 93, 94 minutos", dijo Ricardo Rodríguez tras el empate ante Huracán para el que si bien no necesitó del tiempo adicionado para anotar, si se extendió más de lo que los corazones "decanos" hubiesen querido. Matías Ballini puso la basura en su lugar tras el penal fallado por Luis Rodríguez a los 86'.

En el partido anterior, Matías García esperó hasta los 38' del segundo tiempo para mostrar lo arrepentido que estaba con una remera blanquiceleste. Un minuto antes, había marcado un golazo que dejó nocaut a los "decanos".

Podríamos seguir yendo hacia atrás debido a que en los últimos cinco partidos de Atlético, hubo goles al menos en los últimos ocho minutos de partido. De los que desnivelan el resultado y de los que sólo sirven para decorar también. Frente a Sarmiento, Roberto Tucker se aprovechó del contexto (3-0 a favor y dos hombres de más) y marcó a los 87, de penal.

Más atrás, el partido con Deportivo Merlo fue el paradigma del tema en cuestión y para suerte de Atlético, se dio a favor. Dos goles en tiempo de descuento (Francisco Dutari y Luis Rodríguez) le dieron el triunfo.

"Esto es fútbol, hasta que el árbitro no da el pitazo final, el partido no se termina", decía el "Pulga" y por más de que no había inventado nada en cuanto a refranes, la tradición de Atlético en este torneo ameritaba recordar. En la fecha anterior, Héctor Bracamonte, de Rosario Central, sepultó las ilusiones de un equipo que había descontado un 0-2 gracias a Gabriel Méndez e iba por el empate. ¿Cuánto tiempo faltaba? Cinco minutos. Más de lo mismo.

En la cuenta regresiva quedan dos goles de la misma índole pero de distintos equipos. La costumbre comenzó a gestarse ante Ferro, en la segunda fecha y aunque sólo sirvió para ponerle el moño a una goleada del "decano" dio inicio a todo: Leandro Collavini anotaba a los 90 minutos clavados.

Y si el segundo gol ante el "charro" fue el más festejado y el que más cerca estuvo de extinguirse (fue a los 93'), el que más dolió y el que más próximo al final del partido fue el de Javier Paéz ante Gimnasia de Jujuy. La maldición de casi 24 años sin conocer la victoria ante el "lobo" jujeño se terminaba hasta que apareció "Satanás" (¿quién sino?) y faltando cuatro minutos para el final del partido, acabó con la ilusión.

En el primero también
Y si los partidos que juega Atlético obligan a quedarse hasta el final de los segundos tiempos, los primeros 45 minutos tampoco son para subestimarlos y abandonar la butaca antes del silbatazo.

Lo feo de este último dato es que los goles que se marcaron en los últimos minutos de la primera etapa fueron en contra. Fecha 3: Emiliano Romero le da vida a Defensa y Justicia con un penal a los 40' que en ese momento perdía 1-3. Fecha 9: Ezequiel Cerutti finalmente le da la ventaja tan buscada a Sarmiento a los 42' y desata la debacle en Atlético. Por último, fecha 10: Alejandro Manchot tira los ánimos abajo tras un golazo del "Pulga" con un gol en offside a los 45. 

Contaban los algunos plateístas del sector 1 en el partido con Merlo, que desde arriba vieron ese día como algunos hinchas se fueron a los 90' y cuando llegó el empate quisieron volver y no los dejaron. Es probable que hayan aprendido la lección. Con Atlético hay que quedarse hasta el final.

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