Se le escapó la tortuga

¿Cómo explicar semejante frustración? River, en el balance general, fue superior a Boca. El "millo" aportó fútbol por tener ideas más claras, se sobrepuso a la baja de dos hombres por lesiones en menos de 15 minutos de juego y no mostró nerviosismo. Pero se durmió y permitió que lo igualaran sobre el final del encuentro.

Por todo eso, el empate tiene sabor a derrota. La cara de amargura de los hinchas y del técnico Matías Almeyda son una categórica prueba de cuánto dolió el 2 a 2. En el fútbol no hay secretos. Para ganar un encuentro no hay que relajarse y, mucho menos, si se trata de un superclásico.

River no sólo necesitaba ganar para saldar una deuda moral con sus hinchas. Esos dos puntos que que perdieron lo alejaron de la cima de la tabla. Demasiadas contras.

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