02 Noviembre 2012
El jefe de la Policía de Tucumán, Jorge Racedo, dijo ayer a LA GACETA "es la primera vez que ocurre en Tucumán", en referencia al secuesto virtual que tuvo como protagonista a María Teresa Max, de 54 años, propietaria de una farmacia. También la familia de Ignacio Colombres Garmendia padeció, en la tarde de ayer, las consecuencias de esta modalidad delictiva.
No obstante, y pese a los dichos de Racedo, no se trataría de la primera vez que esto ocurre en la provincia. El 28 de abril de 2005, nuestro diario publicó que hubo tres "nuevas" denuncias de secuestros virtuales. "Los amenazadores tenían tonada cordobesa", consignaba la nota, y las llamadas provenían del penal de Villa Urquiza. En uno de los casos, lograron sacarle $ 200 en tarjetas telefónicas a un hombre al que le dijeron que habían secuestrado a su hijo.
El 30 de abril de ese año hubo una nueva denuncia. Una mujer recibió una llamada, en su casa de Santa Fe al 1.800, de una persona que dijo haber secuestrado a su hijo. Como comprobó que su hijo estaba bien, la mujer cortó la llamada. El 9 de mayo, otros dos intentos de secuestro virtual llegaron a las noticias. En ambos casos, la modalidad incluyó llamado desde la cárcel, de una persona que se identificó como policía y que preguntó si había algún familiar fuera de la casa.
Un año antes, en 2004, un grupo de internos del penal de Villa Urquiza causó pánico entre varias personas a las que llamaron para indicarles que tienen secuestrado a algún familiar. En junio de 2007, LA GACETA publicó otra información sobre una nueva ola de secuestros.
Celulares bonaerenses
Esta tarde, fuentes policiales informaron a LA GACETA que los llamados telefónicos a la familia Max fueron realizados desde un teléfono con característica bonaerense. Ademas, dijeron que estaban tratando de dar los los delincuentes. LA GACETA©
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