Un conmovedor y trágico simbolismo

Por Carlos Duguech, analista internacional.

21 Enero 2013
Barack Obama, jurará mandato presidencial con la mano sobre dos ejemplares de la Biblia, uno usado hace 150 años por Abraham Lincoln y otro del defensor de los derechos civiles y políticos de los negros, a quien se consagró el "Martin Luther King day". Hoy, coincidentemente, es día feriado en los EEUU. Se conmemora el tercer lunes de cada enero en homenaje al Premio Nobel de la paz nacido en Alabama. El triunfo electoral de Obama para su último mandato (a diferencia de las reelecciones que se consiguen en nuestros pagos, a como sea) le lleva a una situación singular: siendo el primer presidente negro de EEUU lo será por segunda vez (ni hace falta diferenciar entre "negro" y "afroamericano" subsiste el racismo en EEUU).

Diagramó una retórica de impacto. Se animó, en plena campaña mundial emprendida por distintos sectores contra el islamismo violento, en el día de su jura del 20 de enero de 2009, desde Washington, con estas palabras: "Al mundo musulmán: buscamos un nuevo camino hacia adelante, basado en intereses mutuos y mutuo respeto". "A quienes se aferran al poder mediante la corrupción y el engaño y acallando a los que disienten, tened claro que la historia no está de vuestra parte; pero estamos dispuestos a tender la mano si vosotros abrís el puño". No era poco decir, menos tratándose de quien lo expresaba y asumido como presidente de la primera potencia mundial. Y a los sectores de las finanzas se animó a enrostrarles su codicia. Era impensado que en un país emblema del capitalismo su presidente hablara así. Ahora, en su segundo, turno tiene dos ventanas a las que asomarse: la que da al interior de su país: el desempleo, la desilusión de sectores que esperaban se concretara el eslogan de campaña de 2008.

La palabra "Change" (cambio), omnipresente. Heredó una crisis inimaginable de la economía que afectó a todos (menos a los bancos sobrevivientes, gestores de jugosos lobbies). Y, hacia fuera la ventana de las guerras en las que no se pueden hallar signos del patriotismo de sus soldados. Menos aún en los que acabaron sus días como veteranos en su suelo, suicidándose. Dirán: "otros efectos colaterales". Obama se jugó entero, frente a Romney. Sabe que en los votos de los ciudadanos (no aquellos que califican en el "colegio electoral") su diferencia fue mínima, del 5%. Sabe que debe esforzarse y comprometerse subsiste más. Jurar sobre dos Biblias, emblemáticas ambas, de quienes entregaron su vida a manos de los intolerantes y fundamentalistas es -aunque un hecho extraño a todo protocolo- de un conmovedor y trágico simbolismo.

Comentarios