Emotiva y multitudinaria despedida a Benedicto XVI en la plaza San Pedro

El pontífice agradeció a los fieles el respeto y la comprensión por su renuncia, que se hará efectiva desde hoy

EN LA PLAZA. El papa se desplazó en el papamóvil para saludar a los miles de feligreses que se congregaron. REUTERS EN LA PLAZA. El papa se desplazó en el papamóvil para saludar a los miles de feligreses que se congregaron. REUTERS
28 Febrero 2013
CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Benedicto XVI se despidió con palabras cargadas de emoción y gratitud de los fieles que se congregaron en la plaza de San Pedro para asistir a la última audiencia general antes de su renuncia que se hará efectiva hoy.

El papa, de 85 años, agradeció a todos los que recibieron con respeto y comprensión su renuncia, anunciada el 11 de febrero. Ante unas 150.000 personas, dijo confiar en Dios y en la Iglesia en todo el mundo, aunque reconoció que ha pasado por tiempos difíciles.

Sus casi ocho años al frente de la Iglesia católica tuvieron "momentos de felicidad y luz, pero también momentos que no fueron fáciles", aseguró.

En sus palabras comparó la barca que llevaba a San Pedro y a los apóstoles en el mar de Galilea. "El Señor nos dio muchos días de sol y brisa ligera, días en los que la pesca fue abundante; también hubo momentos en los que teníamos un mar agitado y viento en contra, como ha sido en la historia de la Iglesia, cuando el Señor parecía estar dormido", indicó. "Y siempre he sabido que la barca de la Iglesia no es mía, no es nuestra, sino suya y no la deja hundirse", añadió.

Respecto de su decisión de apartarse del papado, el primero que lo hace de manera voluntaria en 600 años, sostuvo que lo hizo en plena libertad, conociendo la gravedad y novedad de la decisión, y con la "conciencia serena". "Amar a la Iglesia significa también tener la valentía de tomar decisiones difíciles, teniendo siempre presente el bien de la Iglesia y no el de uno", añadió.

Insistió en que se aleja porque sus fuerzas han disminuido, pero que seguirá sirviendo a la Iglesia aunque con un bajo perfil. "No abandono la cruz", anunció. Y agradeció a sus colaboradores. "Un papa parece estar solo, pero no lo está al dirigir la barca de Pedro". Hoy, Joseph Ratzinger se trasladará en helicóptero del Vaticano a la residencia de verano de los pontífices, Castel Gandolfo, a las afueras de Roma. A las 20:00 horas local, acabará oficialmente su pontificado.

El pontífice alemán se mostró impresionado por el ambiente en la Plaza de San Pedro, en la que la gente gritaba palabras de agradecimiento, agitaba banderas y lo vitoreaba diciendo "¡Benedetto!". "Estoy realmente emocionado", admitió. "Agradecemos el regalo de la fe". Bajo un cielo azul, la multitud celebró su figura desde antes del inicio de la audiencia general, cuando Benedicto hizo un recorrido más largo del habitual en el papamóvil, acompañado de música de órgano y vestido totalmente de blanco. El religioso hizo dos paradas con el vehículo y besó a niños pequeños que le alcanzaron. En el marco de la tradicional audiencia pública de los días miércoles, la plaza -en una mañana fría y soleada- fue colmándose desde temprano con los peregrinos llegados a Roma desde distintas partes del mundo.

Numerosos cardenales de todo el mundo estuvieron presentes en la ceremonia, así como dirigentes políticos, como el primer ministro de Baviera (su tierra natal), Horat Seehofer .

La ceremonia arrancó a las 10.35, con la aparición de un pontífice visiblemente conmovido a bordo del tradicional papamóvil, causando una ovación entre la multitud que no dejaba de vivarlo y saludarlo con sus manos, y agitando banderas de los países presentes. Ciento de los fieles portaban carteles con mensajes de agradecimiento a su labor en los 8 años de su pontificado.

Luego de la catequesis en italiano, seguida de silencios respetuosos e interrumpida con estruendosos aplausos, el Papa saludó en francés, inglés, español y portugués, y dio mensajes en las lenguas polacas, árabe, croata, rumana, checa y eslovaca.

Cuando mañana deje el Vaticano, a modo de despedida y homenaje, sonarán las campanas de todas las iglesias romanas. Con el final del pontificado, comienza el periodo de sede vacante. Se trata del tiempo en que la Silla de Pedro está sin ocupar, normalmente desde la muerte (o renuncia en este caso) del papa hasta la elección de su sucesor.

El término procede del latín y significa "silla vacía", en referencia a la Silla de Pedro en la que se sienta el papa. El pontífice está considerado el sucesor del apóstol San Pedro, a quien Jesús designó al frente de su Iglesia, según el evangelio de San Mateo.

En este periodo, el colegio cardenalicio dirige la Iglesia, aunque sus facultades están limitadas a las tareas y decisiones que no pueden posponerse. La administración queda en manos del camarlengo. (DPA-Télam)

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