Aquí habita la intensa movida cultural taficeña

La propiedad donada por la familia Suárez Albarracín se convirtió en una casa capaz de albergar las más variadas expresiones artísticas. Una sala de muestras, un auditorio con escenario móvil, aulas para talleres y un pequeño museo son algunas de las comodidades.

LA GACETA/ FOTOS DE INES QUINTEROS ORIO. LA GACETA/ FOTOS DE INES QUINTEROS ORIO. LA GACETA/ FOTOS DE INES QUINTEROS ORIO. LA GACETA/ FOTOS DE INES QUINTEROS ORIO.
19 Abril 2013
Cuando el doctor Arturo Suárez Albarracín donó la propiedad para levantar la Casa de la Cultura de Tafí Viejo puso una sola condición: que se convierta en el corazón de la movida cultural taficeña y que lleve el nombre de su madre. Hoy, un cuarto de siglo después, la Casa de la Cultura Catalina Albarracín de Suárez muestra todo su esplendor. Y es que en su interior no sólo laten -con ímpetu renovado- las artes plásticas, la literatura y la música, sino que también habita la historia.

Ubicada en la céntrica avenida Alem al 700, frente a la Iglesia Inmaculada Concepción, la propiedad está pegada a la espléndida residencia en la que vivió Suárez Albarracín. Médico de profundo compromiso social, su labor estuvo dirigida a la atención de la madre y el niño. Se podría decir que fue el médico de todas las familias taficeñas. Inauguró la "gota de leche" y -con su propio dinero-, la sala de primeros auxilios. También practicó la docencia y fundó la escuela nocturna para adultos, la primera en el interior tucumano. Estuvo casado con Rosa Navas de Suárez, que también tuvo una vida extraordinaria. En sólo dos años y medio Navas cursó el bachiller en el Colegio Nacional de Tucumán y, a los 18 años se graduó con honores en la Facultad de Medicina de Córdoba, lo que la convirtió en la médica más joven que registra la historia de la ciencia. Se la considera, además, la primera médica que ejerció en Tucumán y, tal vez, en el NOA. Al igual que su marido, tuvo una intensa vida social y académica. Tuvieron un hijo, Arturo Suárez Navas, también médico de destacada actuación.

La propiedad de la familia fue -y lo es aún más hoy en día- el símbolo de ese compromiso social. Un símbolo que finalmente quedó expuesto en 1987, cuando se inauguró la antigua Casa de la Cultura. En aquella época era una propiedad muy pequeña y sólo contaba con un salón de exposiciones y un par de oficinas.

Sin embargo así, pequeño y singular, ese solar cobijó durante casi 25 años, todo el quehacer cultural de una ciudad que bulle.

La renovación
Hace tres años, cuando la Nación lanzó el programa Casas de la Historia y la Cultura del Bicentenario, la Municipalidad de Tafí Viejo presentó el proyecto de remodelación y, tras la aprobación, comenzó la construcción.

El objetivo fue revalorizar la propiedad sin tocar su fachada original, por lo que se trabajó ampliando la construcción al máximo hacia la parte trasera. La nueva casa, inaugurada días atrás, tiene ahora espacios múltiples para atender todos los requerimientos. Así, se montó un salón auditorio para 100 localidades, con un escenario móvil, realizado con módulos, lo que le permite alargarse o replegarse de acuerdo con la necesidad de cada espectáculo. Todo está revestido en madera y puede aislarse del salón principal con un cortinado que va del techo al piso. El espacio para los artistas cuenta también con camerinos y una sala en la que próximanente se montarán los aparatos de sonido.

También posee una sala de exposiciones con luces especiales, un minibar, un museo en el que se exhiben objetos sobre la historia taficeña, un balcón, palcos y salas para el dictado de talleres. "Cumplimos con todos los requerimientos técnicos de la Nación y conseguimos transformar la casa en un espacio con múltiples posibilidades", dijo Carmen Zerpa, a cargo del proyecto. "Esto permitirá a los taficeños gozar de un espacio confortable para desarrollar varias actividades culturales. Ahora queda en manos de los artistas", señaló el intendente Javier Pucharras.

Para los artistas, esta nueva casa representa un sueño cumplido. "Es un lugar alternativo al gran teatro de la Sociedad Española, que tiene 800 localidades. En cambio en este salón se pueden realizar espectáculos más pequeños e intimistas", señaló el cantante Carlos"Tití"Enrico. Una opinión que comparte plenamente la intérprete Noralía Villafañe: "es un lugar ideal porque tiene todas las comodidades. Incluso para el despliegue técnico".

La casona de los Suárez
Un emblema de la ciudad

La casa que habitó el matrimonio Suárez Albarracín está ubicada en avenida Alem al 700. Es una espléndida propiedad que ya no pertenece a la familia y que actualmente está alquilada. Está perfectamente conservada y sigue siendo uno de los emblemas de la ciudad. Los amplios salones y las habitaciones están dispuestos en dos plantas y aún se conserva la fachada original. En esta casa tenía su consultorio Antonio Suárez Albarracín. La propiedad lindera, que también pertenecía a la familia, es la que fue donada para crear la Casa de la Cultura.

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