"Ser argentino es pasar con la bandera y que te griten ¡Papa!"

Los tucumanos en Río nos cuentan sobre el impacto de la visita de Francisco. "Me encontré con un Papa que me dio vueltas la cabeza".

ENTUSIASMO DE LOS MAS CHICOS. Las banderas con la imagen del papa flamearon en todo el encuentro. A la JMJ no faltaron los niños. ENTUSIASMO DE LOS MAS CHICOS. Las banderas con la imagen del papa flamearon en todo el encuentro. A la JMJ no faltaron los niños.
27 Julio 2013
"Cuando salí de Tucumán no tenía idea adónde venía realmente. Me encontré con un Papa que me dio vuelta la cabeza. Más allá de que sea el Papa del mundo, nos demostró que es el Papa argentino, porque nos dio a los argentinos un lugar especial". Lo dice Evaristo Casanova, con un hilo de voz porque dejó toda su garganta frente a la Catedral de Río de Janeiro, el jueves, en el encuentro con Francisco.

Con todas las "pilas" de sus 23 años, este joven integrante del Movimiento Schoenstatt siente que su corazón explota de tantas emociones. "No sé si era el mensaje que todos esperábamos, pero es tremendo. Nos habló con nuestro propio lenguaje, quizás por eso llega tanto a los jóvenes, nos pidió que vayamos a hacer lío. Y a eso yo lo interpreto como salir a contar sobre Jesús a la gente que no lo conoce", afirma con un rostro que adivinamos iluminado.

¿Qué es ser argentino en este momento, en Brasil? "¡Es un orgullo! No sé cómo explicarlo ... es pasar con la bandera argentina y que los que te vean te griten ¡Papa Francisco! Es emocionante sentir el afecto de toda la gente. Lo único que nos separaba era el idioma, pero hasta por ahí nomás, porque por ejemplo, nos encontramos con un grupo de chinos, y compartimos fotos e intercambiamos banderas. Tengo un amigo que vino con nosotros y que colecciona monedas de todos los países. Aquí hemos tenido tan buena onda con todos los grupos que llegaron a Río, que hizo una súper colección ...!", ríe con fuerza. Junto a Evaristo, al lado del teléfono, está Julián Castellanos, tan joven como su compañero del Movimiento de Schoenstatt. "Lo que más me llegó es cuando el Papa nos dijo que la fe no se licua, que podemos pedir licuado de manzana o de otras frutas pero no de fe. ¡Que hay que ser muy fuertes en la fe! Y también me pareció muy fuerte cuando nos llamó a ir a hacer lío. Para mí eso significa que no debemos quedarnos en la comodidad de nuestras diócesis, donde están nuestros amigos", explica el joven.

Julián está seguro de que apenas llegue a Tucumán va a ir a hacer "lío" en la Universidad, entre sus amigos y en todos lados. ¿Cómo hacerlo? "Simplemente no teniendo vergüenza de hablar sobre Jesús, porque si a mí me da tanta alegría, quiero que también los otros sientan felicidad. Debemos hacer lío en la Universidad, en el club, en donde vayamos ...", remarca.

Pero llevar a Cristo no es fácil. "Por ahí te hacen burla tus compañeros cuando empezás a hablar de Jesús. Pero hay que ponerle el pecho. Yo antes pensaba igual, era del que hacía chistes y burlas, pero cuando conocés a Cristo, de la misma manera que cuando conocés algo muy lindo ¡querés compartirlo con todos!", confiesa Evaristo.

La tucumana Inés Correa Uriburu, de 20 años, celebra la "buena onda" del Papa y de todos los jóvenes: "si hay un cambio en la Iglesia, que sea, todo va a estar bien, porque el Papa ha sido elegido por algo, ¿o no?"

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