Las PASO pasaron y se llevaron su niebla. Para las elecciones generales, del 27 de octubre, quedaron siete listas; y el panorama aparece más claro. O, al menos, así lo aparenta. Según Ricardo Bussi, las agrupaciones que llegan a octubre lo hacen con rasgos ideológicos bien definidos. Y en parte tiene razón. Pero resulta innegable que tanto Fuerza Republicana como el PRO apuntan a un mismo electorado: los ciudadanos que se reivindican de derecha. De hecho, ambas agrupaciones competían entre sí en una "mini interna": el partido "de Macri", que todavía gatea en Tucumán, busca engordar su electorado cautivo a partir del viejo votante de FR. Los republicanos, que ya perdieron dirigentes a manos del PRO, no están dispuestos a ceder electores. Más allá de esta puja, ambas fuerzas se relamen pensando en los votos que podrían llegar en octubre, desde las viudas radicales del canismo. Resulta más que válido pensar que muchos "correligionarios" no sólo no moverán un dedo por Cano, sino que hasta podrían darle una mano a algún rival de este.

La izquierda también saldrá a seducir al electorado que ayer adhirió a agrupaciones que no alcanzaron el 1,5%. Su empresa parece difícil: salvo algún radical progresista, dispuesto a votar con más ideología que corporativismo, el resto de las listas que no superaron el piso legal se inclina más a la centroderecha. En los 77 días que restan para la elección se verán las estrategias.

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