No fueron tres, sino dos los electos del FE

En la elección de renovación de diputados nacionales de 1993, Menem y Ortega salieron vencedores con Perrini y Vitar. La sorpresa que dio la UCR. Bussi, al acecho

La elección de renovación de diputados nacionales del 3 de octubre de 1993 era clave para el gobierno de Carlos Menem y, por extensión, para sus ahijados políticos, Entre estos se hallaba, desde luego, Ramón Ortega. Todos necesitaban vencer para afianzar sus gestiones. En Tucumán se disputaban cuatro escaños.

Proyectos distintos

"Palito" mantenía un duro enfrentamiento con Antonio Bussi, jefe de Fuerza Republicana, a quien había derrotado dos años antes, en los comicios de gobernador, al expirar la intervención federal.

Los discursos y las acciones de los principales protagonistas exhibieron estrategias bien diferenciadas.

El bussismo hizo hincapié en su calidad de partido provincial, defensor de la autonomía federal y antagónico a la Casa Rosada. El Frente de la Esperanza (FE) fincó su chance en el éxito del plan de convertibilidad cavallista y en la ascendente figura de Ortega en el mundillo menemista. La UCR, en tanto, ensayaba su reconciliación con la sociedad, tras la abrupta salida de Raúl Alfonsín de la Rosada.

Durante los meses de trajín electoral, Menem amenazaba con un plebiscito para reformar la Constitución de 1853, y en el plano doméstico un laudo que favorecía a Fotia irritaba a Ucit y a Cactu.

Los escarceos

La religiosa Gioconda Perrini -de extrema confianza de Ortega-, José Vitar y Alberto Herrera fueron postulados por el FE, en los puestos salibles.

Desde el FE se predicaba que el 3 de octubre se plebiscitaba la gestión de Ortega. Vitar y Herrera no asistieron al acto de proclamación del 2 de septiembre, en el que Perrini se comprometió a trabajar por los descamisados de Perón. Ortega, a su vez, enfatizó que en las urnas debía plasmarse el triunfo del programa que ha encarado con coraje y vigor el presidente Menem.

Con acidez, los bussistas Pablo Baillo, Roberto Lix Klett, Tiburcio Padilla y Fernando Malmierca aseveraban que los desaparecidos de Ortega eran el 26% de desoupados, Vitar les retrucó que esa cifra era un legado del nefasto plan de Martínez de Hoz. Así las cosas, el clima político se recalentaba gradualmente.

Rodolfo Campero, a la sazón rector de la UNT y primer candidato de la UCR, alertó que la reforma constitucional alentada por Menem tendía a una concentración de poderes en el Ejecutivo Nacional. Como es sabido, Menem desistió luego del plebiscito para forzar las modificaciones y arregló en 1994 el Pacto de Olivos con Alfonsín.

Los crujidos

Las tensiones internas no se habían disipado en el oficialismo, como lo admitió explícitamente el vicegobernador Julio Díaz Lozano. A pesar de sus contradicciones, el FE ganaráotra vez, aseguró. Ortega y Díaz Lozano ratificaron después, en una aparición conjunta, que el FE saldría victorioso.

Al evaluar el panorama electoral, el encuestador Manuel Mora y Araujo caracterizó a Bussi como figura que divide, mientras que Ortega y Campero lo eran de consenso.

En la UCR, se avivó el disenso al conocerse que Campero se mostró reticente a una visita proselitista de Alfonsín. Aparentemente prefería mantenerse equidistante de las pendencias entre el ex presidente y Fernando de la Rúa. Rodolfo Terragno, amigo de Campero, lo avaló en el terreno de operaciones y sentenció que Ortega no había concretado ninguna modificación estructural en Tucumán.

Vaticinios fallidos


Ortega, al filo de la campaña, advirtió que prefería a la UCR antes que a FR. Pero conjeturó que el FE obtendría tres bancas. Con 323.179 votos, el FE consagró a Perrini y Vitar; FR con 184.260 a Bussi, y la UCR con 114.432 a Campero.

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