Fotomultas para desalentar a infractores

21 Agosto 2013
Acción baja, ruindad, vileza, engaño o maldad. Intención o acción deshonesta o impúdica. Astucia o habilidad en la que hay cierta malicia. Son definiciones de la palabra picardía que forma parte de nuestra idiosincrasia. Esta granujería y su amiga la transgresión andan a menudo de la mano en Tucumán, donde se especula con que nadie nos ve para quebrantar la ley. Ello se deduce una vez más del primer resumen del sistema de fotomultas implementado en la capital el 15 de julio pasado. De acuerdo con el informe de la Dirección de Tránsito de la Municipalidad, hasta el 12 de agosto se contabilizaron 4.691 infracciones, un 35% de que comenzara a funcionar esta nueva modalidad para descubrir infractores.

Son tres los radares que se han puesto en funcionamiento: un está instalado en una camioneta, otro en una motocicleta y el tercero es fijo y está montado sobre un trípode. El segundo y el tercero se ocupan de registrar los excesos de velocidad y cruces en rojo. El de la camioneta se concentra en los vehículos mal estacionados. En los próximos meses se instalarán equipos fijos en los semáforos.

En una extensa nota que le dedicamos al tema en nuestra edición de ayer, se indica que el primer lugar lo ocupan las infracciones por estacionar en lugares donde está prohibido, con el 52% de las fotomultas. Luego le sigue la violación de la luz roja, y finalmente, el exceso de velocidad.

El titular de la repartición municipal dijo que en las calles del micro y macrocentro se contabilizó la mayor parte de las transgresiones por mal estacionamiento. En las avenidas se detectaron los excesos de velocidad; en la Papa Francisco (ex Wenceslao Posse), los radares detectaron vehículos que ingresaban a San Miguel de Tucumán a 140 km/h.

La jefa del departamento Licencia de Conducir de la Dirección de Tránsito afirmó que psicológicamente, el ser humano es transgresor casi por naturaleza. "Desde mi punto de vista, la violación de las normas es un problema cultural. Se reconocen las reglas, pero no las consecuencias de no cumplirlas", afirmó. El titular de la repartición municipal expresó su preocupación por la gran cantidad de conductores que hablan por celular mientras manejan y destacó las bondades del trabarruedas porque luego de sufrir esta sanción, muchos se cuidan de volver a estacionar donde está prohibido para evitar un nuevo castigo. "Con este sistema nuevo apostamos a la educación vial de los conductores", dijo.

Las fotomultas son una herramienta más para intentar poner en caja a los transgresores. Difícilmente, logre desterrar un hábito que parece enraizado en nuestra forma de ser. Se debe ir al origen, cuando se otorgan las licencias de conducir. Si estas se entregan sin un curso de educación vial con evaluaciones exigentes y se renuevan sin mediar examen alguno, como sucede en otros lugares, si todos los municipios no acuerdan en que haya una sola modalidad para todos, es posible que algo comience a cambiar lentamente.

"Juguemos en el bosque mientras el lobo no está, ¿lobo está?", pareciera ser el juego eterno de los pícaros transgresores, un "divertimento" irresponsable que puede provocar tragedias mortales, según las circunstancias.

"El argentino prefiere pasar por inmoral que por tonto", solía decir Jorge Luis Borges respecto de nuestra pillería. Castigo sin educación conduce a un parche, no a una solución.

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