Algo que no se puede medir

Lo que tiene de interesante una encuesta para los lectores lo tiene de peligroso para la dirigencia política, en especial si son los involucrados directos del muestreo. Son sus intereses los que rozan los trabajos de las consultoras. La pregunta para este caso es: ¿puede una encuesta incidir en una votación? Habría que hacer un muestreo para responderla, ¿no?; aunque parezca irónico.

De buenas a primeras, se les teme. Son opiniones anónimas que pueden doler. Por eso no se blanquean las que no dicen lo que pretenden los "afectados" -o los que las piden- y sí aquellas que revelan lo que creen que los favorecerá. El trabajo realizado por Poliarquía para LA GACETA dice de todo y para todos, para incomodar y también para beneficiar. Ahora bien, ¿los lectores, o electores finales, modificarán su sufragio en función de lo que dice el muestreo?

Una encuesta confirma o contradice las percepciones que cada individuo tiene de la realidad, y algunos pueden sorprenderse de sus resultados. O renegar. Habrá rezos para que incidan en el voto final, en la creencia de que tienen influencia, negativa o positiva. Lo cierto es que la consulta revela el estado de ánimo de la ciudadanía en un momento especial, como lo hicieron las PASO de agosto.

A tan pocos días de los comicios, sólo a 10, es imposible creer que vayan a alterar los números finales, que vayan a sacudir las urnas; eso dependerá, y muy poco, del trabajo que pueda llevar adelante la dirigencia involucrada, y de cómo usen los datos que salen a la luz. Claro, para provecho propio o para afectar al adversario. Recuérdese que en política, lamentablemente, todo vale cuando se trata de tiempos electorales.

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