26 Octubre 2013
Mató a un comisario y a un prosecretario judicial en un operativo y se quitó la vida
Un procedimiento policial terminó con el homicidio del jefe de la división Delitos contra las Personas, Víctor Barraza, y del prosecretario de la Fiscalía VI°, Gerardo "Lalo" Uro. El acusado se había negado a que le secuestraran las armas, y luego de disparar se quitó la vida. Conmoción en la fuerza y en el fuero penal de tribunales.
RETIRAN LOS CUERPOS. Alrededor de las 22, miembros de la Policía Científica llevaron los cadáveres de Uro y de Sirnio Romanazzi a la Morgue.
La orden judicial era buscar armas. Y Hugo Daniel Sirnio Romanazzi no estuvo dispuesto a que se les llevaran. Con una de las pistolas que tenía en su casa mató al jefe de la división Delitos contra las Personas, Víctor Barraza, y al prosecretario de la Fiscalía de Instrucción de la VI Nominación, Manuel Gerardo "Lalo" Uro. Luego, el homicida se quitó la vida.
El trágico hecho ocurrió ayer alrededor de las 18.30 en una casa ubicada en Crisóstomo Alvarez 2.487. La fiscala Adriana Reinoso Cuello había solicitado que se allanara el domicilio y que en caso de encontrarse armas, estas fueran secuestradas. La medida había sido autorizada por un juez de Instrucción.
El operativo estaba relacionado con una denuncia por abuso sexual con acceso carnal realizado por una mujer en agosto en la seccional 3ª de la Policía. En el relato, la víctima hacía hincapié en que Sirnio había empleado armas de fuego para tenerla cautiva durante varias horas.
El allanamiento estaba a cargo del segundo jefe de la división Delitos contra las Personas, Miguel Frías, auxiliado por el grupo CERO, según informó el jefe de Policía, Jorge Racedo. Unos minutos más tarde se sumó Barraza al procedimiento.
Sirnio Romanazzi le dijo a los policías que no les iba a abrir la puerta hasta que llegara su abogada, Silvana Mónica Sánchez Tardán. Sólo cuando la letrada se hizo presente, dejó pasar a los uniformados, pero puso condiciones.
El Grupo CERO, afuera
A los pocos minutos llegaron al lugar el prosecretario Uro, acompañado por una ayudante fiscal. Sirnio Romanazzi le pidió a su abogada que no permitiera que ingresen los miembros del grupo Cero. La letrada insistió con el pedido de su cliente, y finalmente Uro habría accedido, afirmó Racedo.
A la casa ingresaron los funcionarios judiciales, el personal de la división Delitos contra las Personas, y Sánchez Tardán. Al enterarse de que los policías iban a buscar armas, Sirnio Romanazzi comenzó a gritar oponiéndose a la medida. También les dijo que no les iba a permitir que revisaran la vivienda.
En ese momento comenzó una discusión y el acusado forcejeó con los policías. Sánchez Tardán se interpuso para que Sirnio Romanazzi no fuera reducido por los agentes, y el dueño de casa aprovechó para huir hacia el fondo de la vivienda, de acuerdo con el relato brindado por el jefe de Policía en una conferencia de prensa.
A negociar
En la parte posterior del domicilio había una habitación en la que se refugió el acusado. Al parecer, allí estaban las armas. La abogada dijo a los policías y a los funcionarios judiciales que ella ingresaría a la pieza a negociar. Cuando abrió la puerta, Sirnio Romanazzi salió con dos armas en su cintura (una nueve milímetros y una calibre 40).
Los disparos que hizo el acusado impactaron contra las dos personas que estaban más cerca. El prosecretario Uro falleció en el lugar. Barraza murió en el hospital Padilla. El resto del personal policial y la ayudante fiscal intentaron resguardarse de los disparos.
Al ver la escena, Sirnio Romanazzi se quitó la vida con una de sus armas. Sánchez Tardán, por su parte, sufrió una crisis de nervios y tuvo que ser hospitalizada.
Conmoción
La tragedia golpeó duramente en la fuerza y en los tribunales penales. Barraza era un comisario respetado en la Policía, y los rostros de dolor se percibieron en cada uno de los comisarios que se acercaron.
Uro, por su parte, era muy querido en el fuero penal. Al tratarse de un funcionario judicial, llegaron al lugar fiscales (se vio al fiscal de Cámara Carlos Sale) e incluso el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Antonio Gandur, y la vocal Claudia Sbdar, entre otros.
La tarea de la Policía Científica fue coordinada por el fiscal de Turno, Carlos Albaca. Anoche, los peritos inspeccionaban la casa, en la que había más armas, de acuerdo con la denuncia que había realizado en agosto la víctima del abuso sexual.
Barraza no tenía puesto el chaleco antibalas, según Racedo, porque no estaba previsto que él participara de la medida.
Los vecinos contaron que Sirnio Romanazzi vivía solo, y que no tenía mucha relación con los habitantes del barrio Floresta. Algunos dijeron por lo bajo que era un hombre violento, aunque el jefe de Policía afirmó que, según los primeros registros, el hombre no tenía antecedentes, con excepción de la denuncia por abuso sexual.
El trágico hecho ocurrió ayer alrededor de las 18.30 en una casa ubicada en Crisóstomo Alvarez 2.487. La fiscala Adriana Reinoso Cuello había solicitado que se allanara el domicilio y que en caso de encontrarse armas, estas fueran secuestradas. La medida había sido autorizada por un juez de Instrucción.
El operativo estaba relacionado con una denuncia por abuso sexual con acceso carnal realizado por una mujer en agosto en la seccional 3ª de la Policía. En el relato, la víctima hacía hincapié en que Sirnio había empleado armas de fuego para tenerla cautiva durante varias horas.
El allanamiento estaba a cargo del segundo jefe de la división Delitos contra las Personas, Miguel Frías, auxiliado por el grupo CERO, según informó el jefe de Policía, Jorge Racedo. Unos minutos más tarde se sumó Barraza al procedimiento.
Sirnio Romanazzi le dijo a los policías que no les iba a abrir la puerta hasta que llegara su abogada, Silvana Mónica Sánchez Tardán. Sólo cuando la letrada se hizo presente, dejó pasar a los uniformados, pero puso condiciones.
El Grupo CERO, afuera
A los pocos minutos llegaron al lugar el prosecretario Uro, acompañado por una ayudante fiscal. Sirnio Romanazzi le pidió a su abogada que no permitiera que ingresen los miembros del grupo Cero. La letrada insistió con el pedido de su cliente, y finalmente Uro habría accedido, afirmó Racedo.
A la casa ingresaron los funcionarios judiciales, el personal de la división Delitos contra las Personas, y Sánchez Tardán. Al enterarse de que los policías iban a buscar armas, Sirnio Romanazzi comenzó a gritar oponiéndose a la medida. También les dijo que no les iba a permitir que revisaran la vivienda.
En ese momento comenzó una discusión y el acusado forcejeó con los policías. Sánchez Tardán se interpuso para que Sirnio Romanazzi no fuera reducido por los agentes, y el dueño de casa aprovechó para huir hacia el fondo de la vivienda, de acuerdo con el relato brindado por el jefe de Policía en una conferencia de prensa.
A negociar
En la parte posterior del domicilio había una habitación en la que se refugió el acusado. Al parecer, allí estaban las armas. La abogada dijo a los policías y a los funcionarios judiciales que ella ingresaría a la pieza a negociar. Cuando abrió la puerta, Sirnio Romanazzi salió con dos armas en su cintura (una nueve milímetros y una calibre 40).
Los disparos que hizo el acusado impactaron contra las dos personas que estaban más cerca. El prosecretario Uro falleció en el lugar. Barraza murió en el hospital Padilla. El resto del personal policial y la ayudante fiscal intentaron resguardarse de los disparos.
Al ver la escena, Sirnio Romanazzi se quitó la vida con una de sus armas. Sánchez Tardán, por su parte, sufrió una crisis de nervios y tuvo que ser hospitalizada.
Conmoción
La tragedia golpeó duramente en la fuerza y en los tribunales penales. Barraza era un comisario respetado en la Policía, y los rostros de dolor se percibieron en cada uno de los comisarios que se acercaron.
Uro, por su parte, era muy querido en el fuero penal. Al tratarse de un funcionario judicial, llegaron al lugar fiscales (se vio al fiscal de Cámara Carlos Sale) e incluso el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Antonio Gandur, y la vocal Claudia Sbdar, entre otros.
La tarea de la Policía Científica fue coordinada por el fiscal de Turno, Carlos Albaca. Anoche, los peritos inspeccionaban la casa, en la que había más armas, de acuerdo con la denuncia que había realizado en agosto la víctima del abuso sexual.
Barraza no tenía puesto el chaleco antibalas, según Racedo, porque no estaba previsto que él participara de la medida.
Los vecinos contaron que Sirnio Romanazzi vivía solo, y que no tenía mucha relación con los habitantes del barrio Floresta. Algunos dijeron por lo bajo que era un hombre violento, aunque el jefe de Policía afirmó que, según los primeros registros, el hombre no tenía antecedentes, con excepción de la denuncia por abuso sexual.