Accidentes y descontrol en el Camino de Sirga

18 Noviembre 2013
La imprudencia es la madre de muchos males. Cuando se junta con la irresponsabilidad, la transgresión y el exceso de velocidad, se convierte en una bomba de tiempo que puede explotar en el momento menos pensado, con resultados que pueden ser trágicos. El Camino de Sirga se ha convertido en una suerte de pista de carreras y de accidentes. En las últimas semanas, se registraron tres siniestros y en uno de ellos murió una niña de seis años, cuando el vehículo en el que viajaba se estrelló contra dos árboles.

La velocidad que alcanzan los vehículos es tal que tiemblan las estructuras de las casas, según los vecinos. Ello también ocasiona un riesgo de muerte para los que caminan o para los chicos que juegan en las inmediaciones. Apenas un semáforo ubicado en la intersección del camino con la calle Horacio Poviña se ocupa de poner un ínfimo orden. Pero desde allí hasta la avenida Solano Vera, es decir unos cinco kilómetros en dirección al cerro, no hay controles; de ese modo, los conductores tucumanos parecen querer emular a Nasif Estéfano.

La apacible y arbolada zona de años atrás se fue transformando por el crecimiento de barrios y countries. El Camino de Sirga (significa "el camino que a orillas de los ríos y canales sirve para llevar las embarcaciones tirando de ellas desde tierra") se lo emplea como una vía directa para ir desde el Este de San Miguel de Tucumán (avenida Kirchner) hasta La Rinconada, evitando la avenida Aconquija, de Yerba Buena. "Parece una autopista por la velocidad que circulan, pero resulta que es un camino muy urbano y extremadamente angosto para ser doble mano. Son muchísimos los countries que se están sumando y la ruta, el principal acceso a ellos sigue estando igual. Todo el mundo se queja porque no hay señalización ni mucho menos senderos para los peatones. Todo eso se suma al peligro de los asaltos, porque de noche hay muy poca luz", señaló una vecina.

Los vecinos sostienen que deberían instalarse más semáforos; reductores de velocidad más efectivos, porque los que hay no cumplen con su cometido; y consideran importante que haya más controles policiales. El comisario de El Manantial dijo que los controles de la fuerza están destinados a combatir el delito, no el tránsito, pero además carece de una repartición que se encargue de este asunto. La Municipalidad de Yerba Buena efectúa a veces operativos, pero únicamente en las intersecciones del Camino de Sirga con las calles Zavalía y San Martín, de manera que a lo largo de cinco kilómetros no hay más supervisión, y la vía se convierten en tierra de nadie.

Las autoridades de El Manantial y de Yerba Buena deberían abocarse en forma conjunta a dar una solución a este asunto, y si carecen de recursos o están imposibilitadas por alguna razón en particular, solicitar a la Provincia que tome cartas en el asunto. Cuando se esgrimen cuestiones jurisdiccionales para enfrentar un problema, es casi seguro que este quedará sin solución.

Debería evaluarse si la colocación de los molestos lomos de burro pueden ser una alternativa para frenar a los amantes de la velocidad. Si se realizaran controles permanentes y se sancionaran con rigor las infracciones, es posible que se logre desalentar a los transgresores. Es siempre más importante proteger la vida de los tucumanos que pensar en la comodidad de los automovilistas, mucho más cuando estos no respetan las normas ni al prójimo.

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