20 Diciembre 2013
El inicio de la presente campaña de granos se ha caracterizado por un pronunciado déficit hídrico en los departamentos Burruyacu, Cruz Alta y Leales, área de influencia de la AER INTA Banda Río Salí, comenzó diciendo la ingeniera Marcela Lizondo, investigadora del organismo en Tucumán.
Esto es debido no sólo al arrastre de las sequías de los últimos años, sino también a las reducidas precipitaciones ocurridas durante octubre, noviembre y la primera quincena de diciembre, observó.
“La irregularidad en la distribución de las escasas lluvias sólo permitió un inicio de la siembra de soja en localidades como Lousiana, Ranchillos, La Tala, Agua Dulce y El Empalme, en lotes donde el cultivo antecesor fue caña de azúcar”, señaló. “Las precipitaciones del martes y miércoles último han revertido, en parte, esta situación, ya que los promedios fueron entre los 60 y 85 mm”. Estos aportes han “influido positivamente en la acumulación de agua en el perfil del suelo”, lo cual permitirá que la siembra de granos gruesos se generalice en los próximos días.
“El déficit hídrico (octubre-primera quincena de diciembre) ha ocasionado que la mayoría de los productores no realicen las tareas normales de pre-siembra: barbechos y preparación de suelos”. Esto tenderá a normalizarse, una vez que las condiciones de piso permitan la entrada de las máquinas.
El 85% de la superficie sembrada con soja en Tucumán se realiza con cultivares de ciclos largos, sobre todo el Grupo de Madurez (GM) VIII y en menor medida el GM VII.
Estos materiales presentan mayor plasticidad que los grupos cortos, lo cual les permite una ventana de siembra más amplia, además de que son más estables ante situaciones de adversidades climáticas. Estas características permiten que “la segunda quincena de diciembre sea, aún, un rango de fecha de siembra óptimo para estos cultivares”.
Campañas anteriores
Las dos últimas campañas fueron desfavorables para la producción de granos. La falta de precipitaciones y las altas temperaturas produjeron una significativa reducción en los rendimientos promedios.
Debido a esto, es muy probable que los productores busquen disminuir los costos de producción medida que puede traducirse, incluso, en el empleo de menor dosis de fertilizante. Esta decisión cobra más relevancia ante la incertidumbre que genera la ocurrencia o no de precipitaciones en los próximos meses.
Esto es debido no sólo al arrastre de las sequías de los últimos años, sino también a las reducidas precipitaciones ocurridas durante octubre, noviembre y la primera quincena de diciembre, observó.
“La irregularidad en la distribución de las escasas lluvias sólo permitió un inicio de la siembra de soja en localidades como Lousiana, Ranchillos, La Tala, Agua Dulce y El Empalme, en lotes donde el cultivo antecesor fue caña de azúcar”, señaló. “Las precipitaciones del martes y miércoles último han revertido, en parte, esta situación, ya que los promedios fueron entre los 60 y 85 mm”. Estos aportes han “influido positivamente en la acumulación de agua en el perfil del suelo”, lo cual permitirá que la siembra de granos gruesos se generalice en los próximos días.
“El déficit hídrico (octubre-primera quincena de diciembre) ha ocasionado que la mayoría de los productores no realicen las tareas normales de pre-siembra: barbechos y preparación de suelos”. Esto tenderá a normalizarse, una vez que las condiciones de piso permitan la entrada de las máquinas.
El 85% de la superficie sembrada con soja en Tucumán se realiza con cultivares de ciclos largos, sobre todo el Grupo de Madurez (GM) VIII y en menor medida el GM VII.
Estos materiales presentan mayor plasticidad que los grupos cortos, lo cual les permite una ventana de siembra más amplia, además de que son más estables ante situaciones de adversidades climáticas. Estas características permiten que “la segunda quincena de diciembre sea, aún, un rango de fecha de siembra óptimo para estos cultivares”.
Campañas anteriores
Las dos últimas campañas fueron desfavorables para la producción de granos. La falta de precipitaciones y las altas temperaturas produjeron una significativa reducción en los rendimientos promedios.
Debido a esto, es muy probable que los productores busquen disminuir los costos de producción medida que puede traducirse, incluso, en el empleo de menor dosis de fertilizante. Esta decisión cobra más relevancia ante la incertidumbre que genera la ocurrencia o no de precipitaciones en los próximos meses.