Un enroque que no dolió

Iba a correr en una moto, pero a último momento tuvo que cederle el lugar a su primo.

EL AUTO FANTÁSTICO. Villarubia Villalba, antes del comienzo del año, ya tenía listo el Ford Focus Coupé con todos los adhesivos oficiales de la competencia. Listo para trasladar a los integrantes del “Sonik Team”.  EL AUTO FANTÁSTICO. Villarubia Villalba, antes del comienzo del año, ya tenía listo el Ford Focus Coupé con todos los adhesivos oficiales de la competencia. Listo para trasladar a los integrantes del “Sonik Team”.
06 Enero 2014
Un tucumano más fue capturado por la pasión del Dakar. Algunos lo conocerán por su pasado como futbolista en San Martín y después como ayudante de campo del breve período en el que fue técnico Miguel “Tigre” Amaya. A sus 38 años, Luis Jorge Villarubia Villalba, estuvo a punto de correr por primera vez la prueba más dura del planeta para la cual se estaba preparando. “No estoy triste porque voy a aportar desde mi lugar”, dijo. ¿Qué pasó? “Iba a competir -dice mostrando la carta de aceptación de la inscripción- con una moto del ‘Sonik Team’, pero Rafal viene por la cabeza de Patronelli”, analizó Villarubia Villalba.

La historia viene así... el tucumano se bajó de la moto por pedido de Rafal Sonik, el polaco que en la edición anterior quedó tercero en cuatriciclos, y todo apunta, ante la confirmación a últimisimo momento de la participación del campeón defensor, Marcos Patronelli, que el europeo necesita todo el arsenal disponible para llegar al primer puesto. Por ello, Villarubia Villalba cedió su puesto a su primo español Julián. “Sin dudas la experiencia de él es lo que motivó a hacer el cambio”, reconoció el ex futbolista. No hay lugar para especular sobre lo que dice. “Nunca competí ni en enduro, ni en motocross”, reveló. Sin embargo, Sonik que lo conoció el año pasado en vivac del Hipódromo, depositó su confianza sobre él. “Tiene la humildad de un grande. Como me bajó del equipo, me regaló la participación en un Dakar Series en cualquier parte del mundo”, dice con entusiasmo.

El enroque implicó que Julián pase a ser el “mochilero” del polaco. Así que el español tendrá que hacer todo para que Sonik termine la carrera. Eso implica no acelerar más que su líder, pero, aunque sea difícil, Luis destacó que su primo es el indicado para la tarea que ya realizó en 2013. “Todo tiene que ver con la confianza que tiene Sonik en Julián; eso es lo que privó”, insistió Villarubia Villalba. Ahora la función del hombre que vive en Villa 9 de Julio estará circunscripta a las labores administrativas, al apoyo mecánico y a una intensa tarea logística cuando la caravana pernocte en el hipódromo de Tucumán.

En su Ford Focus Coupé el cual tendrá todo el ploteo oficial de la competencia trasladará a los miembros del equipo. “Eso era lo que le gustaba a mi mamá. Cuando aparecíamos con el auto, corrían las vallas y pasábamos por todas partes porque era un auto oficial”, recordó lo que vivió en el paso del Desafío Ruta 40.

Precisamente, el recuerdo de su mamá María estará muy presente. Ella falleció en agosto y, pese a que ya estaba enferma, cuando la competencia pasó por tierras tucumanas fue lo mismo. “Ese día se puso bien. Cuando lo vio a Julián le dijo: ‘estos están locos, me querían dejar en la casa y yo no me iba a perder de estar con vos’. Obvio, él le decía que tenía que quedarse en el auto porque hacía mucho frío”, recordó Luis.

Aunque desde que el Dakar desembarcó en Sudamérica su mamá se hizo fanática de la competencia, su hijo reconoce que mamá no quería que compitiera. “Cuando me llegó la confirmación me decía que no me imaginaba solo en el desierto. Ella conocía mucho la carrera”, apuntó.

Si bien no será protagonista directo de la misión que implica terminar un Dakar, Villarubia Villalba deposita su sueño en Sonik que, insiste, es un ser excepcional. “Estoy confiado en que podemos ganar. Decir otra cosa, sería fallarles a ellos”, cerró con anhelo otro tucumano atrapado por la fiebre Dakar.

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