01 Marzo 2014
CARACAS.- Unos 1.500 camiones que distribuyen la mitad de las hortalizas de Venezuela están varados en la ciudad occidental de La Grita, estacionados a la espera de que reabran las vías bloqueadas por las protestas contra el gobierno socialista de Nicolás Maduro.
Y la paralización del transporte de alimentos está acentuando el desabastecimiento y la galopante inflación en la nación petrolera, paradójicamente dos de los detonantes de las protestas que dejaron 17 muertos y 261 heridos, informó ayer la fiscal general, Luisa Ortega.
Con el occidente de Venezuela convertido en epicentro de las protestas, algunos camioneros suspendieron los viajes por falta de seguridad. Otros apagaron los motores en solidaridad con los manifestantes. “No solamente podemos perder los camiones, o las cosechas. También podemos perder la vida”, dijo Freddy Rosales, un representante de la asociación de productores de hortalizas de La Grita. Se trata de un crucial centro de distribución de Táchira, un estado del oeste de Venezuela que produce la mitad de las frutas y verduras consumidas en este país de 29 millones de habitantes. Mientras en Caracas las protestas perdían intensidad después de un mes, en Táchira continuaban el viernes los disturbios y saqueos. El desabastecimiento en esta nación que importa más de la mitad de su comida pero donde los dólares escasean, disparó la inflación a un 56 % en 2013. Antes de las protestas ya faltaban productos básicos como leche y papel higiénico.
“Hay un incremento de la inasistencia al trabajo y dificultad para mantener normal la distribución de productos de consumo masivo”, dijo Eduardo Garmendia, el presidente de la principal cámara de industriales del país Conindustria.
Maduro sostiene que la oposición y los empresarios buscan ahogarlo económicamente para derrocarlo. El guión es conocido, asegura: sembrar el caos para favorecer un golpe de Estado, como ocurrió en el 2002 cuando una ola de protestas sirvió de preámbulo para derrocar brevemente al ex presidente Hugo Chávez, su mentor muerto de cáncer el año pasado. “Con el paro petrolero perdimos 20.000 millones de dólares y el Producto Interno Bruto se fue para el piso”, ha dicho Maduro.
En el estado central de Carabobo, que concentra buena parte de la industria del país, las barricadas impidieron durante los últimos días la entrada de materias primas y la salida de bienes terminados.
“Las industrias trabajan a media máquina”, dijo Damián del Vescovo, el presidente de la Cámara de Comercio de Valencia. Y la situación podría empeorar si el Gobierno corta el suministro de combustibles a las zonas de conflicto, como ha sugerido el ministro de Petróleo, Rafael Ramírez.
Anaqueles vacíos
Las protestas no sólo impidieron la distribución de comida, sino también el abastecimiento de San Cristóbal, la capital de Táchira, una ciudad gobernada por la oposición. Largas filas de automóviles comenzaban a formarse el viernes frente a las gasolineras. Maduro dice que sólo un puñado de alcaldías gobernadas por la oposición mantienen las protestas. Y en un aparente intento por bajar la tensión extendió el Carnaval, una fecha en que los venezolanos tradicionalmente van a la playa. (Reuters-DPA)
“Muy agresivos”
Maduro insistió ayer en llamar al diálogo para terminar las protestas, pero criticó la respuesta inicial de los manifestantes a sus exhortaciones a la paz. En la segunda sesión de la llamada conferencia nacional de paz, realizada en la casa de gobierno, calificó de “muy agresivos” los discursos que escuchó de los dirigentes estudiantiles de “derecha” que encabezan las protestas, luego de convocar a la pacificación.
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