17 Julio 2014
EL PREMIO. La copa reposa sobre una repisa lateral a la mesa donde las directivas de Atlético y de San Martín dieron el puntapié inicial al primero de los dos duelos, el domingo, a las 16.30, en La Ciudadela.
La conferencia de prensa en la cantina del estadio Monumental se retrasa. Quizás sea a propósito, quizás no. Pero lo cierto es que cuando los directivos de Atlético y de San Martín salen a escena para abrir esta nueva serie de invierno de los clásicos, “Copa Pálpitos 24”, lo hacen con ganas de disparar de lo lindo.
Mario Leito abre la cancha felicitando a Osvaldo Bernasconi, DT del “santo”. “Felicidades, amigo, está haciendo una carrera excelente”, le dice el N° 1 “decano” al entrenador, y luego abre el fuego en el rubro de los presagios. “El resultado ya lo conocemos. Empatamos en La Ciudadela y ganamos acá”, vaticina Leito con la confianza de quien conoce el paño de toda la vida. A su izquierda, Luis Narchi y Mario Ávila, miran a su presidente y asienten sin decir una palabra. También sobre su zurda está Claudio De Camilo, vicepresidente primero de La Ciudadela. “Como ‘tano’ que soy, le apuesto públicamente a Leito para los dos clásicos. El guante está sobre la mesa, el que quiera agarrarlo que lo agarre”, sale con los tapones de punta el doctor, acompañado por Luis Diarte, Diego Pave, Albano Becica, Alejandro Rébola, Matías Fernández y Bernasconi. De Camilo se siente a gusto y prosigue con los fogonazos. Se aferra a la ausencia del plantel enemigo, todavía en viaje de regreso de Salta.
“Si ya no vinieron hoy... Espero que se presenten el domingo”. El directivo salió de su casa con el historial de ambos en la mano, parece. Cada palabra suya salía despedida con forma de puñetazo.
Llega la tanda de preguntas, del ágape, de más chanzas. La grilla de idas y vueltas culmina con la velocidad de la luz, entonces un barrabrava conocido de 25 de Mayo y Chile toma el micrófono y le consulta a Leito: “¿pondrán pantallas gigantes para que podamos ver el partido en el estadio, ya que no podemos ir a a su cancha?”. No hacía falta devolver el toque. El encuentro no será televisado, al menos hasta ahora. “No sé, veremos”, tiró para sacarse la formalidad de encima el dirigente.
Y como broche de oro a los pelotazos de un lado a otro, De Camilo le regala una camiseta a Leito, no sin antes asombrarse de las estrellas que reposan sobre el escudo “decano”. “Nosotros tenemos una, no sé por qué ustedes tienen dos”. Era momento de la contra. “Nos faltan, tenemos cinco torneos nacionales ganados, pero no vamos a ir a reclamar a la AFA”.
Las trincheras de ambos comenzaron a despoblarse. Era momento de ir a casa y de esperar el duelo del domingo.
Mario Leito abre la cancha felicitando a Osvaldo Bernasconi, DT del “santo”. “Felicidades, amigo, está haciendo una carrera excelente”, le dice el N° 1 “decano” al entrenador, y luego abre el fuego en el rubro de los presagios. “El resultado ya lo conocemos. Empatamos en La Ciudadela y ganamos acá”, vaticina Leito con la confianza de quien conoce el paño de toda la vida. A su izquierda, Luis Narchi y Mario Ávila, miran a su presidente y asienten sin decir una palabra. También sobre su zurda está Claudio De Camilo, vicepresidente primero de La Ciudadela. “Como ‘tano’ que soy, le apuesto públicamente a Leito para los dos clásicos. El guante está sobre la mesa, el que quiera agarrarlo que lo agarre”, sale con los tapones de punta el doctor, acompañado por Luis Diarte, Diego Pave, Albano Becica, Alejandro Rébola, Matías Fernández y Bernasconi. De Camilo se siente a gusto y prosigue con los fogonazos. Se aferra a la ausencia del plantel enemigo, todavía en viaje de regreso de Salta.
“Si ya no vinieron hoy... Espero que se presenten el domingo”. El directivo salió de su casa con el historial de ambos en la mano, parece. Cada palabra suya salía despedida con forma de puñetazo.
Llega la tanda de preguntas, del ágape, de más chanzas. La grilla de idas y vueltas culmina con la velocidad de la luz, entonces un barrabrava conocido de 25 de Mayo y Chile toma el micrófono y le consulta a Leito: “¿pondrán pantallas gigantes para que podamos ver el partido en el estadio, ya que no podemos ir a a su cancha?”. No hacía falta devolver el toque. El encuentro no será televisado, al menos hasta ahora. “No sé, veremos”, tiró para sacarse la formalidad de encima el dirigente.
Y como broche de oro a los pelotazos de un lado a otro, De Camilo le regala una camiseta a Leito, no sin antes asombrarse de las estrellas que reposan sobre el escudo “decano”. “Nosotros tenemos una, no sé por qué ustedes tienen dos”. Era momento de la contra. “Nos faltan, tenemos cinco torneos nacionales ganados, pero no vamos a ir a reclamar a la AFA”.
Las trincheras de ambos comenzaron a despoblarse. Era momento de ir a casa y de esperar el duelo del domingo.