Paso a paso para que hagás “el trabajo” en tu casa con tus amigos o amigas

04 Agosto 2014
Definir la situación

Lo primero que tenés que hacer es identificar lo que más te perturba y de quién. De esa manera establecerás cuál es el pensamiento en el que estás creyendo. Para esto puede servirte hacerte las siguientes preguntas: En esta situación (la actual), momento y lugar, ¿quién me enoja, confunde o decepciona, y por qué?

Katie pone el ejemplo del trabajo que hizo con Pablo, su segundo marido. La respuesta fue “Estoy enojada con Pablo porque no me hace caso respecto a su salud”.  Entonces, la afirmación (o pensamiento o creencia) es: “Pablo no me escucha respecto a su salud”. 

¿Es verdad?

Relajate y volvé a contemplar la situación y preguntate si tu afirmación realmente es verdad. Katie recomienda revivir la situación proyectada por tu mente y esperar que la respuesta emerja sola, sin pensarla. Y tiene que ser sí o no. Si la respuesta incluye “porque...” o “pero...” no es la respuesta que se busca para hacer El Trabajo.

Si la respuesta es sí, continuás con la pregunta número 2. Si la respuesta es no, pasás directamente a la respuesta número 3.

¿Puedes saber que es verdad con absoluta certeza?

En el ejemplo dado, Katie se pregunta: ¿Puedo saber realmente si una persona está escuchando o no? ¿Acaso en ocasiones, aunque parezca que no estoy escuchando, sí lo estoy haciendo? Este tipo de interrogaciones ayudan a definir la respuesta. 

¿Cómo reaccionás cuando creés en ese pensamiento?

Aquí tenés que atender a tus emociones, a tus reacciones físicas al modo en que tratás al otro, y a tu forma de actuar. Katie se responde: “me siento frustrada y me da náuseas, lo miro mal, lo interrumpo, lo castigo, lo ignoro, me enojo, hablo rápido y fuerte, le miento, lo amenazo”. Después de describir lo que te pasa fijate si ese pensamiento trae paz o estrés a tu vida. Si surgen imágenes del pasado o del futuro. En definitiva, tratá de darte cuenta de todos los efectos que provoca creerte el pensamiento. 

¿Quién serías sin el pensamiento?

Volviendo al ejemplo de Pablo, cierra los ojos e imagina a Pablo aparentemente no escuchándote. Imaginate sin el pensamiento de que Pablo no te escucha o siquiera que debería escucharte. Tomate el tiempo que necesités y observá lo que se te revela. Atendé a la diferencia entre tener y no tener ese pensamiento. Para muchas personas, la vida sin sus historias es literalmente inimaginable, porque perderían toda referencia. Sin embargo -afirma Katie- sin nuestras historias podemos actuar con eficacia y sin miedo y podemos convertirnos en una persona que sabe escuchar, que es más amiga de los demás.

Las inversiones

El trabajo se completa invirtiendo la afirmación original. Esto se hace encontrando los opuestos a dicha creencia o pensamiento. Pueden surgir una, dos o tres inversiones. Estas no tienen por objeto responsabilizarte o hacerte sentir culpable sino ayudarte a descubrir alternativas que te den paz. 

Primera inversión

La afirmación “Pablo no me escucha respecto a su salud” puede convertirse en “Yo no me escucho a mí misma respecto a mi salud”. Hacé tu propia inversión (es decir la escribís como si otro la hubiera escrito sobre vos) y buscá tres ejemplos que la corroboren. Estos tienen que ser específicos y genuinos. Tiene que quedar en vos la sensación de que la inversión es verdad.

Segunda inversión

Otra posibilidad es: “No escucho a Pablo respecto a su salud” (En lugar de él o ella ponés yo). Y observá si estás escuchando a Pablo cuando estás pensando que él no te escucha a ti. Por supuesto, lo hacés a partir de tu propia afirmación. Y también buscá tres ejemplos. 

Tercera inversión

Esta es la opuesta: “Pablo sí me escucha respecto a su salud”. Buscá ejemplos. El de Katie es: “apagó el cigarrillo que estaba fumando, quizás prenda otro dentro de cinco minutos, pero en esa situación, aun mientras él me decía que no le interesaba su salud, aparentemente me estaba escuchando”. 

Herramienta poderosa

“Las inversiones son una parte muy poderosa de El Trabajo -sostiene Katie. Mientras piensas que la causa de tu problema está ‘allá afuera’, mientras pienses que cualquier persona o cosa fuera de ti es responsable de tu sufrimiento, no hay esperanza de cambiar la situación. Significa que estarás para siempre en el papel de víctima... Por lo tanto, acógete a la verdad y comienza a liberarte. Ya no es necesario esperar a que las personas o las situaciones cambien para experimentar paz y armonía... vos mismo podés orquestar tu propia felicidad”.

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