11 Septiembre 2014

DÍA DEL MAESTRO (I)

La enseñanza educativa en escuelas y colegios fue siempre tema de discusión e innovación. En estas celebraciones del Día del Maestro, los que tenemos edad madura las consideramos parte importante de nuestra vidas. Me vienen a la memoria los inicios de mi ciclo escolar. Concurría a una de las tantas escuelas rurales de tierra adentro, donde en más de los casos, los locales eran casas de familia facilitadas o alquiladas, y la provisión de elementos era escasa. Había alumnos que concurrían descalzos o de ushutas (voz quichua) o con alpargatas “bigotudas” (desflecadas); las alumnas vestían polleras hechas con lonas de bolsas harineras. En invierno era común ver a compañeros con tos o “moquillo”, y en verano con granos en la cabeza, otros con “boqueras” (infección labial) o tacados por el “mal de ojo”. La señorita nos proveía los útiles: medio lápiz, cuadernillo de papel de almacén, gomas de borrar de plantas de zapatilla en desuso, lavadas y recortadas en porciones. Para pegar usábamos el “lloro” diluido de pacará. La enseñanza de la ortografía se basaba en aprender cuándo debía usarse la “mudita” (la letra “h”) y adaptándose al medio en que habitábamos, nos explicaban cuál era la “v” de vaca y la “b” de burro, y nos ayudaba a dibujar los arcos del Cabildo y las columnas de la Casa Histórica. Si alguno se portaba mal, lo ponía de plantón o nos privaba de salir al recreo; había alumnos que llevaban aunca (maíz tostado en ceniza caliente) para consumir como golosina. Las maestras aprendían nuestras observaciones y comparaciones. Cuando algún alumno se accidentaba jugando y le salía sangre de la nariz, presurosos le avisábamos que le habían saltado “los chalchales” (fruta silvestre roja, dulce y jugosa, que al comerla, teñía el contorno de la boca de color rojizo). En las fiestas patrias, los padres compartían el acontecimiento y no faltaban los juegos infantiles. Una vez, un alumno trepó hasta la cúspide del palo enjabonado y cuando se aprestaba a descender, se le cortó el elástico del calzoncillo, desnudando sus partes íntimas; de más está decir que estas raspaban el rústico palo encebado, ante la algarabía de todos y la lógica preocupación de la señorita. Hoy, como ex alumno de aquellas escuelas, no tengo rubor en calificarme como “léido y escribido” o autodidacto. “Si ansí me quieren honrar/ y no extrañen si en la jugada/ alguna vez me equivoco/ puedes debe saber muy poco/ aquel que no aprendió nada”. Y a la vez orgulloso de saber que los tres libros de mi autoría sirvan de consulta y sean de utilidad en las escuelas y colegios del departamento Burruyacu, a cuyo territorio se refieren.

Ysmael Díaz
Mario Bravo 247
Banda del Río Salí-Tucumán


DÍA DEL MAESTRO (II)

En un nuevo aniversario de la muerte de Domingo Faustino Sarmiento, es bueno reflexionar sobre algunas de las cosas que José Ingenieros escribió acerca de él. Cosas tales como las siguientes: “Sus pensamientos fueron tajos de luz en la penumbra de la barbarie americana, entreabriendo la visión de cosas futuras. Pensaba en tan alto estilo que parecía tener, como Sócrates, algún demonio familiar que alucinara su inspiración. Cíclope en su faena, vivía obsesionado por el afán de educar, esa idea gravitaba en su espíritu como las grandes moles incandescentes en el equilibrio celeste, subordinando a su influencia todas las masas menores de su sistema cósmico (…) Miró siempre hacia el porvenir, como si el pasado hubiera muerto a su espalda; el ayer no existía, para él, frente al mañana. Los hombres y pueblos en decadencia viven acordándose de dónde vienen; los hombres geniales y los pueblos fuertes sólo necesitan saber dónde van. Vivió inventando doctrinas o forjando instituciones, creando siempre, en continuo derroche de imaginación creadora. Nunca tuvo paciencias resignadas, ni esa imitativa mansedumbre del que se acomoda a las circunstancias para vegetar tranquilamente. La adaptación es mediocrizadora; rebaja al individuo a los modos de pensar y sentir que son comunes a la masa, borrando sus rasgos propiamente personales. Pocos hombres, al finalizar su vida, se libran de ella; muchos suelen ceder cuando los resortes del espíritu sienten la herrumbre de la vejez. Sarmiento fue una excepción. Había nacido ‘así’ y quiso vivir como era, sin desteñirse en el semitono de los demás”.

Daniel E. Chávez
[email protected]

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DÍA DEL MAESTRO (III)

Aunque hayas terminado, a las 18, cuando sales de la escuela, comienza tu jornada, atendiendo, a la tarde-noche, prioridad absoluta, a tus hijos. El domingo, un día menos de “descanso”, ya que los sábados son dedicados a los cursos de “puntajes”, preparas, puntillosamente, “tu” carpeta para los cinco días de clases, que debe ser presentada a la directora. Y no hablemos de la preparación que exigen, según el calendario escolar, los actos, que no faltan en el curso del mes. Los días “corrientes”, deben servir para reforzar, lo planificado de la semana, porque la práctica concreta de la enseñanza, su asimilación, está condicionada a los avatares de la vida. El aula, compuesta de niños, con sus alegrías, tristezas y enojos, es un ámbito en que puede naufragar, en minutos, una parte de lo “planificado”, para, luego, volver a recomenzar, o retomar, el “hilo conductor” de los “procedimentales” y “actitudinales”. Te “preparas”, lo más linda posible, para recibir a tus otros “hijos”, cosa que no imaginen que eres una persona, aunque se dan cuenta cuando estás tristes o tienes algún problema. Tu vestimenta, antes con un impecable blanco “inmaculado” delantal, ahora de “uniforme” azul, es parte del proceso enseñanza-aprendizaje. Se llega a las 7.15, saliendo a las 6, en el transporte alquilado, por las inquietantes rutas; de paso, dormitar un poco, cuando el cansancio y las preocupaciones, personales y laborales, vencen, para llegar, finalmente, a la querida escuela, bajo todas las condiciones climáticas posibles. Firmas el libro de asistencia, cargada, antes de un portafolio, ahora de un bolso, la cartera, y con bolsas de cartulinas, afiches, preparados en casa, para actualizar la ornamentación, del aula, o de la cartelera, de la escuela, que te corresponde para la semana. Antes del “toque” de campana, un cafecito rápido, para saludarse y encontrarse con las compañeras y la querida directora, junto a los comentarios, rápidos, de lo visto o escuchado en la televisión. Si estás de “turno”, a las 7.50, haces sonar el timbre, para preparar y organizar la “formación”. Seguidamente, el izamiento de la bandera, la oración al Señor, por una jornada apacible, la recomendaciones del día y el “Buenos días alumnos”, junto al “Buenos días, señora, o señorita, directora” y las correspondientes palabras de bienvenida. La entrada al grado, previamente, los niños habían dejado sus mochilas en sus pupitres o sillas, y a esperar, unos minutos, para que termine el bullicio del encuentro. Ordenado, mínimamente el grado, se comienza a escribir, en el pizarrón, con la mejor, y más esmerada, letra posible, con colores, para desarrollar el arte de escribir, algo que no puede reemplazar, por ahora, lo digital. A su vez, ellos, se toman su tiempo, para “copiar”, mientras preguntan, o te hacen ver, con qué esmero, y prolijidad, también, hacen sus carpetas. La clase, en sí, comienza con las ideas previas, donde piden la palabra, levantando sus brazos o interrumpiéndose entre ellos, “recordando” lo visto ayer, e incluso la semana pasada. Ya es un “alivio”, cuando lo hacen, porque te das cuenta que tu esfuerzo, y el de ellos, no el sacrificio- no es lo mismo- para llegar al conocimiento está imbuida, siempre, de una “cuota” de frustración. Y superada, esta situación, se pasa al aprendizaje de “hoy”. Hay muchas más cosas, en la vida, cotidiana, de una maestra, que se desarrollan dentro y fuera, en las escuelas. El trabajo, en el aula, tan solo esto, es un gasto de energías excepcionales, donde el agotamiento, físico e intelectual, es proporcional. Hoy, un maestro de grado, jornada simple, para recomponer sus energías gastadas, necesitaría un sueldo de $15.000. Pero, lamentablemente, para llegar, más o menos, a ello, se trabaja doble jornada, donde ya no es un esfuerzo productivo, sino un sacrificio. De esta manera, se sufre la “jornada” laboral, y las consecuencias son las enfermedades del trabajo. Estas, palabras, son dedicadas a mi mamá, jubilada docente, a mis maestras de la primaria, y a mis queridas compañeras de escuela.

Pedro Pablo Verasaluse
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EL DÍA DEL MAESTRO (IV)

En ocasión de asumir como presidente de la República Domingo Faustino Sarmiento, en 1868, se congregaron ilustres personalidades locales y extranjeras entre los que se hallaban estadistas, políticos, hombres de letras, científicos, curiosos y un puñado de maestras que viajaron muchas leguas para homenajear a quien asumía la máxima investidura de la Nación. Agradeció Sarmiento tamaña recepción: “El homenaje que hoy se me hace pondría orgulloso a cualquier hombre que le toque vivir una situación parecida”, dijo el ilustre sanjuanino. Y continuó: “pero la presencia de esas personas -se refería a las maestras presentes- me emociona sobremanera porque yo soy uno de ellos y sé del sacrificio y la entrega que ser maestro significa y del genuino orgullo que se siente al enseñar a leer y escribir a esos niños de los rincones más alejados de nuestra Patria”. Culminó Sarmiento con aquellas inolvidables palabras: “seré como Presidente, ante todo, un maestro de escuela”. Y vaya si cumplió, durante su mandato se abre la Academia Nacional de Ciencias y el Observatorio Astronómico de Córdoba; inaugura innumerables establecimientos de enseñanza primaria y secundaria; trae de Europa colecciones de Historia Natural y gabinetes de Física y Química; ordena el dictado de cursos de mineralogía, mecánica, arboricultura y agronomía. La confección del primer mapa del territorio argentino es también iniciativa de Sarmiento, como la realización del Primer Censo Nacional de Población y la implementación del Sistema Métrico Decimal. “De nada sirve que el niño y el joven aprendan a leer y escribir si no ejercitan el hábito de la lectura”, decía el gran maestro, y envió al Congreso para su sanción la histórica Ley N° 619, aún vigente de creación de bibliotecas populares a lo largo y ancho del país, ya que las consideraba “verdaderos templos del saber” Con esta semblanza, inspirada en la fecunda obra del gran educador cuyano, rindo homenaje a todos los maestros en su día.

Carlos Lara
[email protected]


DÍA DEL MAESTRO (V)

Esta bien podría ser la carta del Maestro a las maestras. “¡Siempre estoy con ustedes!, pero aprovecho este día para saludarlas y contarles que en mis tiempos no teníamos pizarra ni tiza, mucho menos computadoras, escribíamos en el suelo con un palito o con el dedo. Hoy enseñan a leer lo que ustedes mismas o los hombres escribieron sobre papel. Yo enseñaba a leer lo que Dios escribe en la naturaleza ‘los signos de los tiempos’. Enseñan matemática y en esto se asemejan a mí, salvo que yo enseñaba más a dividir que a multiplicar, y la operación que más me atraía era la potenciación del Uno para mostrar la Trinidad. Ya que uno por uno y por uno es igual a “Uno”. No me seducía multiplicar dinero, me agradaba multiplicar panes y pescados, así la gente entendía mejor lo que es la multiplicación, ya que la multiplicación, solo sirve, si luego se divide. ¡Claro! en mi época los alumnos eran personas mayores, árboles crecidos, difíciles de enderezar, en cambio ustedes tienen en sus manos plantitas chiquitas que con su amor y cuidado no pueden crecer torcidas, eso sí, hay que regarlas mucho y no con agua ¡con amor! Les escribo esta carta y les cuento estas cosas a ustedes que son mis colegas, porque recuerden que a mí no me llamaban profesor ni doctor (a pesar que curaba) ni siquiera sacerdote... Me llamaban ¡maestro! porque enseñaba con mi vida, el camino a la verdad. Queridas colegas, recuerden que como maestras no deben dejar de hablar de mí y de mi padre. ¡No tengan miedo! Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin de los tiempos. ¡Feliz día! ¡Con amor! Jesús”.

Carlos Civili
[email protected]


DÍA DEL MAESTRO (VI)

Hoy es el Día del Maestro, por ende, no puedo dejar pasar inadvertida esta fecha, en la que se honra a los que están y a los que viven en nuestro recuerdo, aquellos formadores de nuestros principios morales y cristianos, que nos enseñaron a venerar las fiestas y símbolos patrios. Nos exigían mucho la lectura porque a través de ella nos enseñaban a escribir y a expresarnos bien. Recuerdo en especial a Julia A. Giménez de Alurralde, maestra y directora de la escuela nacional 262 de Los Chorrillos (departamento Burruyacu). No olvido la deferencia con que nos trataba a todos, igual que a sus hijos. Como iban los misioneros, nos hizo hacer a todos la comunión. Ella fue mi madrina y la de mi hermana. Era una persona muy querida en la zona y estaba presente en la ayuda a la comunidad. Ella y mi madre son mi guía. Que brille para ellas la luz que no tiene fin.

Damiana del Valle Rodríguez, viuda de Reynoso
Pasaje José Martí 2.219
San Miguel de Tucumán


UN ENEMIGO SILENCIOSO

El bullying o acoso escolar, tan mencionado en estas épocas, siempre fue una problemática sufrida en silencio. Supongo que por las comunicaciones, el diálogo fluido con los padres, los maestros y demás, hace que hoy se sepa y se trate. El episodio de la niña que fue golpeada y filmada trajo a mi memoria el terror vivido en mis años escolares. Mi tonada porteña fue el desencadenante de situaciones por demás traumáticas. La diferencia con la niña en cuestión es que el acoso no venía de mis compañeros, sino de una maestra en especial. La “seño” enseñaba tres materias; los días que tenía matemáticas, yo era la única que también debía presentar carpeta de la otra materia, requisaba mi portafolios en los recreos, sacaba mis útiles y me insultaba todos los días delante de todos. Se dice que agredimos lo que no conocemos, a lo que tememos, a lo diferente... yo digo que el acoso escolar es un enemigo silencioso que solo se detiene cuando pasa algo más preocupante. Los educadores no deben ser ajenos al maltrato que sufren estos niños. Siempre las autoridades tratan de minimizar lo que cuenta o dice el niño porque creen que de esta manera la institución escolar queda libre de culpas. Y no es así. Un colegio, un instituto, una escuela, adquiere jerarquía y prestigio cuando se involucra en pos de la no violencia, cuando el director o la directora dejan de esconder debajo de la alfombra lo que ocurre en su establecimiento y marca una tolerancia cero. No importa el credo, el color de ojos, de piel, la tonada, la clase social... recuerda que el gran Sarmiento instituyó los guardapolvos blancos para que no hubiera diferencia de clases. Honremos al prócer comprometiéndonos.

Graciela Ronveaux
[email protected]


PROGRAMACIÓN

Por este medio, quiero pedirle encarecidamente a los responsables de la programación de Canal 10, que revean los programas que emiten, especialmente en el horario de la siesta. No puede ocupar toda la tarde un programa que solo se ocupa de los chimentos de otro que emiten en el horario nocturno, teniendo en cuenta que en este canal tiene participación nuestra máxima casa de altos estudios. Les ruego que emitan programas con un mínimo de interés cultural aunque sea los viejos capítulos de la “Aventura del hombre” o algo que no sea tan carente de contenido. La televisión por aire no tiene que ser la de peor, sino todo lo contrario.

Sergio Aráoz
[email protected]



Discapacitados

Escribo estas líneas para contarles la falta de respeto que padecimos en la siesta del lunes 8/9 los que fuimos al Club Central Córdoba por el cupo de acceso gratuito a espectáculos públicos de personas con discapacidad para “Stravaganza”. El horario de atención para anotar a los interesados fue fijado para las 17, pero como es sabido ya había gente esperando desde las 14. Por lo tanto, hasta el horario fijado ya había alrededor de 70 personas. Solo anotaron a diez porque adujeron que no sabían cuántos días habría funciones. Pero este argumento se contradice porque a estas personas las repartieron entre jueves, viernes, sábado y domingo. Además al que va a comprar entradas le informan que las funciones son días los mencionados anteriormente. Muchos de los que estábamos, ya nos habíamos presentado en las boleterías del club por el mismo trámite para las funciones de la semana pasada, pero nos llamaban para otro día y cuando volvíamos nos decían que el cupo ya se había completado. O sea que es más o menos nuestro tercer intento por acceder al beneficio que otorga la Ley Provincial Nº 8646. Lo triste es que, lejos de unirnos en reclamar por todos y cada uno de los presentes, porque todos estamos en la misma y por lo mismo, algunas personas empezaron a pelear entre sí, porque había gente que tenía más de un familiar con necesidades especiales y los de atrás temían no llegar a conseguir entrar. Luego hubo una marea de gente empujándose cuando abrieron una nueva lista provisoria a confirmar el jueves a las 17. Luego un grupo de gente exigimos la presencia de algún responsable, salió un señor, sin identificarse o decir que función cumplía, lejos de calmar los ánimos empezó a faltar el respeto y a contestar mal los justos reclamos de la gente. A tal punto que cuando algunos dimos la pauta de llamar a los medios él contestó: “entonces pídanle a LA GACETA o a Omar Nóblega las entradas”. Este jueves, a las 17, parece que vamos a estar en la misma situación, sacándonos los ojos entre nosotros y los organizadores o responsables de CC o del Show. No sé a quién le compete, pero seguirán menospreciando los derechos de las personas con necesidades especiales.

Olga E. Alderete
Pasaje Ambrosio Nougués 1.701
San Miguel de Tucumán


EL PAMI

Soy una de las tantas jubiladas que peregrina por un sanatorio de Barrio Sur: No tenemos traumatólogo, neumonólogo, dicen que PAMI no paga. ¿Por qué tenemos que padecer por atención médica? ¿Que no servimos para nada? Por favor, autoridades del PAMI, que hagan algo.

Nieve Magdalena Juárez
[email protected]

Una habitante del oeste

¿Qué diferencia hay entre vivir de Camino del Perú hacia el Este o vivir del lado Oeste de la misma calle? Muy fácil y dolorosa la respuesta. Si queremos cruzar una calle del lado Este debemos hacerlo durante los 25 segundos que los semáforos otorgan a los peatones. Inclusive en la zona céntrica estos amables 25 segundos en los semáforos van descontándose visualmente, uno sabe que tiene 25 segundos para cruzar una calle. Si queremos cruzar una calle al Oeste del Camino del Perú, esto es Yerba Buena, la ciudad que goza del título de ser una de las que poseen mayor calidad de vida, no sabemos en cuántos segundos perderemos la vida o nos insultarán o insultaremos. El cruce no otorga segundos, es violento, es arriesgado. Cuando hay varitas que, poniendo en juego su propia vida, cortan el tránsito al ver peatones que quieren cruzar la avenida Aconquija, yo cruzo y les digo gracias, gracias por detener esa corriente de acero que de no estar ellos no se detiene. ¿Qué pasó con los semáforos, intendente? ¿Hasta cuándo vamos a tener que cruzar la avenida Aconquija arriesgando nuestra vida, mientras usted y el Concejo Deliberante no reflexionan acerca del riesgo que corren los varitas deteniendo un tránsito irrefrenable, y los habitantes de su ciudad? Y si de contar se trata, todavía resta contar las estrellas amarillas pintadas en la calle fruto de la campaña “no sume una estrella más al cielo”, pero ya las voy a contar y le cuento.

Alicia del Carmen Ugarte

Bascary 340 - Yerba Buena


CAJEROS EN TAFI VIEJO

Extraer dinero del cajero automático se ha vuelto una tarea ingrata en Tafí Viejo. No tanto por la inseguridad, sino precisamente por la escasez de bocas de entrega. Y es que resulta inconcebible que en esta ciudad activa y en crecimiento, sólo existan dos bancos con dos cajeros cada uno sobre la avenida Alem: el Banco de la Nación y el Banco Macro. Como la demanda es tan alta (por cajero se cobran los planes y también se entregan las boletas de las jubilaciones) a menudo suele verse eternas colas que demoran horas en avanzar. Muchas veces los cajeros se quedan sin dinero antes del mediodía o salen de servicio por cualquier desperfecto. Entonces las opciones se reducen considerablemente. Ni qué hablar de los fines de semana o los fines de semana largos, cuando el calvario se vuelve aún más insoportable. Por eso es urgente que el intendente Javier Pucharras tome cartas en el asunto e intime a los bancos, no sólo para que coloquen dos cajeros más (como mínimo), sino para que se ocupen de mantenerlos como es debido. Creo que los taficeños lo merecemos.

Ana María Carrizo
[email protected]


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