07 Octubre 2014
ALARMANTE. El mundo está viviendo la epidemia de ébola más mortífera desde que empezaron los registros. FOTO ABC.ES
MADRID, España.- La infección por ébola se manifiesta muy rápidamente. Tras un periodo de incubación de unos pocos días, enseguida el infectado comienza a sentirte mal, a sentirse muy cansado; además, pierde el apetito, sufre fuertes dolores de cabeza y fiebre alta, le duele la tripa y siente nauseas.
Pronto sigue con una diarrea acuosa y vómitos al mismo tiempo. En los peores casos, a la semana comienza a tener erupciones por toda la piel. Pocos días después la cosa se complica y comienza la necrosis del hígado, riñón y bazo, siguen hemorragias digestivas y pulmonares, vómitos de sangre y pérdida de fluidos por todos tus orificios.
También puede comenzar a tener coagulación sanguínea diseminada. En breve, fallo renal, dificultad para respirar, encefalograma plano y muerte.
El contagio
El los contagios entre humanos se produce por contacto directo con sangre, orina, sudor, semen, leche materna o por el contacto con materiales contaminados, incluso en África se han documentado casos de contagio durante las ceremonias funerales.
La OMS destaca que a través del semen el virus puede seguir transmitiéndose incluso siete semanas después de la recuperación. En cuanto al contagio con animales, el murciélago es considerado como el huésped habitual del virus.
Según la OMS se han detectado contagios por contacto con antílopes, puercoespines, chimpancés, gorilas y monos.
¿Cuál es la letalidad del virus?
Es un virus muy letal pero con una capacidad de dispersión no muy elevada. En los brotes de fiebre hemorrágica del ébola, la tasa de letalidad ha variado, dependiendo del tipo de virus, entre el 25% y el 90%. Precisamente esta agresividad disminuye el alcance de la transmisión. En el actual brote, la letalidad del virus varía entre los países pero se sitúa en torno a un valor medio del 55%, según la OMS.