06 Noviembre 2014
Desde La Poma, en Salta, hasta Londres, en Catamarca. El objetivo es poner en práctica eso de que “la unión hace la fuerza”. El jueves y el viernes, operadores turísticos (desde hoteleros a remiseros, pasando por guías, y administradores de campings y restoranes, entre otros), grupos autogestivos y representantes del sector público de las tres provincias atravesadas por el Valle Calchaquí se reunirán en Santa María, Catamarca.
Serán los protagonistas de la Primera Asamblea del Turismo Vallisto, organizada por la Corporación para el Desarrollo del Valle Calchaquí. Buscan generar estrategias de apoyo al turismo sustentable y, entre otras actividades, se tratarán temas como desarrollo endógeno del Valle e integración territorial.
“Queremos lograr una alianza estratégica como región; sostener el Valle Calchaquí como una unidad territorial, y no fragmentado por provincias o por centros turísticos ya desarrollados (Tafí y Cafayate por ejemplo)”, explica Soledad Cutipa, una vallista que preside la Red de Turismo Campesino y es la responsable técnica de la Corporación en el área turismo.
“Vamos a debatir y acordar qué tipo de turismo queremos, sobre la base de la sustentabilidad -añade-. Y somos conscientes de la necesidad de incluir el sector público. De lo contrario, es imposible que nuestras propuestas y nuestras decisiones se conviertan en políticas públicas”.
Soledad, como Fernando Korstanje y Graciela Zivano, asesores del Prosap (programa federal de inversiones del Ministerio de Agricultura de la Nación), saben que el proceso no será inmediato, pero también que algunas cosas están empezando a cambiar. “Ya se está trabajando en fortalecer grupos vinculados con el turismo rural y comunitario”, destaca Zivano.
Objetivos inmediatos
Además de consensuar una declaración de principios de turismo sustentable, piensan lanzar un sitio web que reúna toda la información turística y de servicios articulada, y los datos de la red de prestadores.
“Se espera también lograr la unión para defender el patrimonio vallisto en su sentido más amplio, tanto tangible como intangible: la cultura, el ambiente, la producción local (de artesanías, y de productos agrícolas y manufacturados, como dulces, alfajores, pimentón, vinos, tejidos, etcétera)”, enumera Korstanje. El debate incluirá el tema de las inversiones, claro, pero respetando el espíritu de la convocatoria. “La asamblea tiene objetivos de fondo mucho más ambiciosos que las inversiones. Se trata de poner en marcha un proceso de acuerdos que permitan darles sentido colectivo a esas inversiones -explica Zivano-. “Y con esa premisa, hacer que lleguen y sean sostenibles”. “No estamos haciendo un ‘plan’, sino apostando a sembrar y apoyar la maduración de un proceso autogestivo y participativo”, añade.
Las puertas del Valle
La red de prestadores tiene un correlato espacial: están armando un proyecto de Portales en sitios estratégicos de ingreso al Valle. El primero está en marcha, y es una de las razones por las que Zivano, que es arquitecta, participa de esta movida. Se encargará de asesorar a la Asociación Diaguita de Tucumán que ejecutará el proyecto del Portal La Angostura.
La obra consiste en refuncionalizar “La casita de piedra”, usada durante la dictadura como acceso al parque de los menhires y que hoy es de la comunidad indígena de La Angostura. “El proyecto está aprobado y ya tiene presupuesto. Estamos a punto de iniciar el concurso de precios -informa entusiasmada-. Allí funcionará un centro de interpretación, uno de recepción e información turística (folletos, datos para GPS o sobre estado de caminos, mapas, reservas de hospedaje y de servicio, etcétera)”. También se prevé que funcione un centro de interpretación sobre la cultura diaguita.
“Es un paso pequeño -reflexiona Cutipa-; falta mucho. Pero es un paso al fin”.
Serán los protagonistas de la Primera Asamblea del Turismo Vallisto, organizada por la Corporación para el Desarrollo del Valle Calchaquí. Buscan generar estrategias de apoyo al turismo sustentable y, entre otras actividades, se tratarán temas como desarrollo endógeno del Valle e integración territorial.
“Queremos lograr una alianza estratégica como región; sostener el Valle Calchaquí como una unidad territorial, y no fragmentado por provincias o por centros turísticos ya desarrollados (Tafí y Cafayate por ejemplo)”, explica Soledad Cutipa, una vallista que preside la Red de Turismo Campesino y es la responsable técnica de la Corporación en el área turismo.
“Vamos a debatir y acordar qué tipo de turismo queremos, sobre la base de la sustentabilidad -añade-. Y somos conscientes de la necesidad de incluir el sector público. De lo contrario, es imposible que nuestras propuestas y nuestras decisiones se conviertan en políticas públicas”.
Soledad, como Fernando Korstanje y Graciela Zivano, asesores del Prosap (programa federal de inversiones del Ministerio de Agricultura de la Nación), saben que el proceso no será inmediato, pero también que algunas cosas están empezando a cambiar. “Ya se está trabajando en fortalecer grupos vinculados con el turismo rural y comunitario”, destaca Zivano.
Objetivos inmediatos
Además de consensuar una declaración de principios de turismo sustentable, piensan lanzar un sitio web que reúna toda la información turística y de servicios articulada, y los datos de la red de prestadores.
“Se espera también lograr la unión para defender el patrimonio vallisto en su sentido más amplio, tanto tangible como intangible: la cultura, el ambiente, la producción local (de artesanías, y de productos agrícolas y manufacturados, como dulces, alfajores, pimentón, vinos, tejidos, etcétera)”, enumera Korstanje. El debate incluirá el tema de las inversiones, claro, pero respetando el espíritu de la convocatoria. “La asamblea tiene objetivos de fondo mucho más ambiciosos que las inversiones. Se trata de poner en marcha un proceso de acuerdos que permitan darles sentido colectivo a esas inversiones -explica Zivano-. “Y con esa premisa, hacer que lleguen y sean sostenibles”. “No estamos haciendo un ‘plan’, sino apostando a sembrar y apoyar la maduración de un proceso autogestivo y participativo”, añade.
Las puertas del Valle
La red de prestadores tiene un correlato espacial: están armando un proyecto de Portales en sitios estratégicos de ingreso al Valle. El primero está en marcha, y es una de las razones por las que Zivano, que es arquitecta, participa de esta movida. Se encargará de asesorar a la Asociación Diaguita de Tucumán que ejecutará el proyecto del Portal La Angostura.
La obra consiste en refuncionalizar “La casita de piedra”, usada durante la dictadura como acceso al parque de los menhires y que hoy es de la comunidad indígena de La Angostura. “El proyecto está aprobado y ya tiene presupuesto. Estamos a punto de iniciar el concurso de precios -informa entusiasmada-. Allí funcionará un centro de interpretación, uno de recepción e información turística (folletos, datos para GPS o sobre estado de caminos, mapas, reservas de hospedaje y de servicio, etcétera)”. También se prevé que funcione un centro de interpretación sobre la cultura diaguita.
“Es un paso pequeño -reflexiona Cutipa-; falta mucho. Pero es un paso al fin”.