15 Diciembre 2014
DESBORDANTE. Los simpatizantes de Racing se dieron el gusto de invadir la plaza Independencia para expresar el jubilo que venían acunando desde hace 13 años. Una noche mágica para los “albicelestes”. LA GACETA / FRANCO VERA
Desde el mismo momento que Diego Ceballos sentenció la victoria de Racing, la plaza Independencia se empezó a teñir de celeste y blanco. Y no era para menos, a más 1.200 kilómetros de distancia, el plantel que dirige Diego Cocca les regalaba un título que se festejó desde la Quiaca hasta Tierra del Fuego.
El primero en llegar al principal paseo de la provincia fue Alejandro Rodríguez Herrera, un chiquito de apenas tres años que estaba vestido con la indumentaria completa de su Racing querido. Con su bandera al viento y acompañado por sus padres Martín y Sandra caminaba con su rostro de alegría que le daba la bienvenida al resto de los hinchas que en minutos pobló 25 de Mayo primera cuadra.
Uno de los más efervorizados era Ramón Antonio Gómez, un simpatizante de la “academia” que se vino desde Bella Vista para exteriorizar esa euforia contenida desde 2001. “Cuando terminó el primer tiempo decidí venir. Le tenía tanta fe al equipo que no espere que finalizara para viajar. Esta es una fiesta que nos merecíamos vivir los sufridos hinchas de Racing”, dijo.
Quien no podía creer toda la euforia que presenciaba era Tomás Lozano (10 años) que junto a su padre Gerardo estaba celebrando su primer título. “Esto es un sueño. Tenía tanto nerviosismo que no veía la hora de que terminara el partido para venir con Tomás a celebrar con la familia racinguista”, dijo Gerardo que vive en Lomas de Tafí.
La que tuvo que rogarle a su esposo Carlos, que es hincha de San Lorenzo, para que la trajera a la plaza, fue Claudia Barrios, quien con su hijo Luciano llevan la “celeste y blanca” en sus corazones. “En la familia, en cada uno de los matrimonios por lo menos uno es hincha de Racing. Me imaginaba que se iba a vivir esta fiesta por eso desde el mediodía le pedí a Carlos que me trajera”, contó Claudia.
Quienes se lamentaban por no haber podido estar en el estadio de Avellaneda fueron Rossana y Rita Avila que integran la peña tucumana de la “academia”. “Queríamos estar allí, pero por cuestiones laborales no pudimos viajar. Les damos gracias a mis viejos por habernos hecho hinchas de este hermoso club”, señaló Rita.
Estas escenas de júbilo se repitieron a lo largo del país. En el estadio de Avellaneda, al compás de la música de Gustavo Cerati, la familia racinguista vivió una fiesta inolvidable.
El primero en llegar al principal paseo de la provincia fue Alejandro Rodríguez Herrera, un chiquito de apenas tres años que estaba vestido con la indumentaria completa de su Racing querido. Con su bandera al viento y acompañado por sus padres Martín y Sandra caminaba con su rostro de alegría que le daba la bienvenida al resto de los hinchas que en minutos pobló 25 de Mayo primera cuadra.
Uno de los más efervorizados era Ramón Antonio Gómez, un simpatizante de la “academia” que se vino desde Bella Vista para exteriorizar esa euforia contenida desde 2001. “Cuando terminó el primer tiempo decidí venir. Le tenía tanta fe al equipo que no espere que finalizara para viajar. Esta es una fiesta que nos merecíamos vivir los sufridos hinchas de Racing”, dijo.
Quien no podía creer toda la euforia que presenciaba era Tomás Lozano (10 años) que junto a su padre Gerardo estaba celebrando su primer título. “Esto es un sueño. Tenía tanto nerviosismo que no veía la hora de que terminara el partido para venir con Tomás a celebrar con la familia racinguista”, dijo Gerardo que vive en Lomas de Tafí.
La que tuvo que rogarle a su esposo Carlos, que es hincha de San Lorenzo, para que la trajera a la plaza, fue Claudia Barrios, quien con su hijo Luciano llevan la “celeste y blanca” en sus corazones. “En la familia, en cada uno de los matrimonios por lo menos uno es hincha de Racing. Me imaginaba que se iba a vivir esta fiesta por eso desde el mediodía le pedí a Carlos que me trajera”, contó Claudia.
Quienes se lamentaban por no haber podido estar en el estadio de Avellaneda fueron Rossana y Rita Avila que integran la peña tucumana de la “academia”. “Queríamos estar allí, pero por cuestiones laborales no pudimos viajar. Les damos gracias a mis viejos por habernos hecho hinchas de este hermoso club”, señaló Rita.
Estas escenas de júbilo se repitieron a lo largo del país. En el estadio de Avellaneda, al compás de la música de Gustavo Cerati, la familia racinguista vivió una fiesta inolvidable.