24 Diciembre 2014
Salvo uno, todos los miembros del Concejo Deliberante de San Miguel de Tucumán se pronunciaron a favor del aumento del precio del boleto. Así lo hizo ver el presidente de la comisión de Transporte, Esteban Dumit, que mocionó que antes de elegir por alguno de los tres dictámenes que se presentaron se vote por avalar o no el incremento. El referente del massismo formuló tal moción para evitar, según dijo, que los ediles opositores aparezcan en la prensa como los que rechazaron el aumento y no paguen el costo político que implica adoptar una medida impopular. Como había anticipado LA GACETA, el boleto urbano pasará a costar $ 4,83 desde el 1 de enero, o desde que el intendente, Domingo Amaya, lo promulgue, si es en una fecha posterior.
El único concejal que rechazó el aumento fue el representante del PRO, Roberto Ávila. “Entiendo la obligación de pagar sueldos; pero también que no hubo mejoras en el servicio; y yo voy a defender el servicio. Una vez que revisemos este deberíamos ver la tarifa”, arguyó. El dictamen de la comisión de Transporte que se impuso, firmado por Dumit, y por los alperovichistas Javier Morof y Luis Marcuzzi, logró 14 de las 18 adhesiones. Lo votaron los alperovichistas, los amayistas, los massistas y el republicano Claudio Viña. Los radicales José Luis Avignone y Roque Mendía votaron por el dictamen del primero -proponía un boleto de $ 4,50-, y Sandra Manzone (Coalición Cívica-ARI), votó por el suyo -sugería $ 4,55-.
“Ninguno de los despachos proponía que no se aumente el boleto. Debemos ser responsables; un aumento nunca cae bien, pero debemos garantizar que el servicio funcione”, justificó el amayista Christian Rodríguez. “Esto es una decisión política volcada al precio de una tarifa. ¿Qué está primero, el precio o el servicio? ¿Cómo garantizamos un buen servicio si no damos un buen precio? Esto no es políticamente correcto, pero es necesario”, dijo Dumit. Manzone propuso, a futuro, que se revisen opciones para pagar el incremento de los costos, sin que se afecte el bolsillo del usuario. “En las grandes ciudades el transporte público está subsidiado porque se lo considera un bien social. Quizá se debería considerar algún subsidio provincial o analizar la reducción de tributos para las empresas”, sugirió.
Hacia las 18 empezaron a debatir el incremento en la bajada de bandera y en la “ficha” del taxi. A raíz de la extenuante jornada, los ediles poco y nada argumentaron por los tres dictámenes presentados: el del peronismo, firmado por Morof, Marcuzzi y Dumit, proponía un precio de $ 7 para la bajada de bandera y de $ 0,70 por cada 100 metros de recorrido o minuto de espera; el de Avignone, $ 6,50 y $ 0,60, respectivamente, y el de Manzone, $ 6 y $ 0,65. De 16 concejales que votaron -Manzone y Mendía se habían levantado-, 13 se inclinaron por el primer dictamen. Sólo Ávila rechazó todos los despachos. Así, tomar un taxi desde el 1 de enero o desde la fecha de su promulgación, si fuera posterior, pasará a costar un 17% más.
El único concejal que rechazó el aumento fue el representante del PRO, Roberto Ávila. “Entiendo la obligación de pagar sueldos; pero también que no hubo mejoras en el servicio; y yo voy a defender el servicio. Una vez que revisemos este deberíamos ver la tarifa”, arguyó. El dictamen de la comisión de Transporte que se impuso, firmado por Dumit, y por los alperovichistas Javier Morof y Luis Marcuzzi, logró 14 de las 18 adhesiones. Lo votaron los alperovichistas, los amayistas, los massistas y el republicano Claudio Viña. Los radicales José Luis Avignone y Roque Mendía votaron por el dictamen del primero -proponía un boleto de $ 4,50-, y Sandra Manzone (Coalición Cívica-ARI), votó por el suyo -sugería $ 4,55-.
“Ninguno de los despachos proponía que no se aumente el boleto. Debemos ser responsables; un aumento nunca cae bien, pero debemos garantizar que el servicio funcione”, justificó el amayista Christian Rodríguez. “Esto es una decisión política volcada al precio de una tarifa. ¿Qué está primero, el precio o el servicio? ¿Cómo garantizamos un buen servicio si no damos un buen precio? Esto no es políticamente correcto, pero es necesario”, dijo Dumit. Manzone propuso, a futuro, que se revisen opciones para pagar el incremento de los costos, sin que se afecte el bolsillo del usuario. “En las grandes ciudades el transporte público está subsidiado porque se lo considera un bien social. Quizá se debería considerar algún subsidio provincial o analizar la reducción de tributos para las empresas”, sugirió.
Hacia las 18 empezaron a debatir el incremento en la bajada de bandera y en la “ficha” del taxi. A raíz de la extenuante jornada, los ediles poco y nada argumentaron por los tres dictámenes presentados: el del peronismo, firmado por Morof, Marcuzzi y Dumit, proponía un precio de $ 7 para la bajada de bandera y de $ 0,70 por cada 100 metros de recorrido o minuto de espera; el de Avignone, $ 6,50 y $ 0,60, respectivamente, y el de Manzone, $ 6 y $ 0,65. De 16 concejales que votaron -Manzone y Mendía se habían levantado-, 13 se inclinaron por el primer dictamen. Sólo Ávila rechazó todos los despachos. Así, tomar un taxi desde el 1 de enero o desde la fecha de su promulgación, si fuera posterior, pasará a costar un 17% más.