Por LA GACETA
05 Enero 2015
La usurpación ocurrió hace 182 años. Hubo una guerra en la que perdieron la vida 649 argentinos, 255 británicos y tres civiles. Las islas Malvinas siguen en poder de Gran Bretaña. El 3 de enero de 1833, fueron ocupadas por los ingreses que desalojaron a la población y a las autoridades argentinas allí establecidas legítimamente y las reemplazaron por súbditos de la Corona. Nuestro país protestó de inmediato por esta invasión, pero no obtuvo respuesta positiva. El sábado pasado, el Gobierno reafirmó a través de la Cancillería los “imprescriptibles derechos” de nuestra nación sobre las islas.
El comunicado divulgado señala que la ilegítima ocupación colonial británica se ve agravada por la provocativa y desafiante negativa del Reino Unido a reanudar las negociaciones sobre soberanía, como establece el mandato vigente de las Naciones Unidas. Cuestionó que este continúa perpetrando actividades unilaterales de exploración y explotación de recursos naturales renovables y no renovables en espacios marítimos argentinos ilegalmente ocupados, lo que ha suscitado expresiones de preocupación y rechazo no sólo en la región.
Se recordó que este año se conmemorará el cincuentenario de la adopción de la resolución 2065 de la Asamblea General de las Naciones Unidas que convoca a las dos partes a encontrarle solución mediante la negociación, teniendo debidamente en cuenta los intereses de los habitantes de las islas. Esta afirmación es reiterada anualmente y por unanimidad en el Comité de Descolonización de la ONU.
El secretario de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas, Daniel Filmus, señaló que “la gran mayoría de las naciones del mundo acompañan el reclamo de diálogo por Malvinas”. El funcionario dijo que el reclamo de diálogo no es sólo argentino, sino que nuestro país se halla acompañado por la gran mayoría de naciones del mundo. “La reciente resolución de la Reunión de Cancilleres de G-77 más China (con 133 países agrupados), que incorporó nuestro derecho a defender legalmente nuestra soberanía sobre los recursos naturales de la zona, especialmente los hidrocarburíferos, es un claro ejemplo del apoyo que muestra la causa Malvinas”, dijo.
Hubo pronunciamientos oficiales de numerosos países, así como declaraciones de organismos como el Mercosur, la Unasur, la Cumbre de Países Sudamericanos y Países Árabes o la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.
Casi a fines de diciembre pasado, se produjo uno de los acontecimientos más significativos de los últimos tiempos, cuando los Estados Unidos y Cuba anunciaron su decisión de retomar el diálogo para normalizar las relaciones bilaterales entre ambos países, tras 53 años de ruptura. En este acercamiento mucho tuvo que ver el papa Francisco. “No podemos seguir haciendo lo mismo y esperar obtener un resultado diferente... Empujar a Cuba al abismo no beneficia a Estados Unidos ni al pueblo cubano”, dijo Barack Obama. Nuestra Presidenta invitó a los británicos a imitar a Cuba y Estados Unidos, y sentarse a negociar por la soberanía de Malvinas.
Es destacable la persistencia en el reclamo de nuestro país. Ante la negativa británica, se podría solicitar formalmente la mediación papal o la del mismo Obama, que alguna influencia importante debe tener con la madre patria de EE.UU. Dicen que no hay mal que dure doscientos años, en algún momento, el diálogo se producirá.
El comunicado divulgado señala que la ilegítima ocupación colonial británica se ve agravada por la provocativa y desafiante negativa del Reino Unido a reanudar las negociaciones sobre soberanía, como establece el mandato vigente de las Naciones Unidas. Cuestionó que este continúa perpetrando actividades unilaterales de exploración y explotación de recursos naturales renovables y no renovables en espacios marítimos argentinos ilegalmente ocupados, lo que ha suscitado expresiones de preocupación y rechazo no sólo en la región.
Se recordó que este año se conmemorará el cincuentenario de la adopción de la resolución 2065 de la Asamblea General de las Naciones Unidas que convoca a las dos partes a encontrarle solución mediante la negociación, teniendo debidamente en cuenta los intereses de los habitantes de las islas. Esta afirmación es reiterada anualmente y por unanimidad en el Comité de Descolonización de la ONU.
El secretario de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas, Daniel Filmus, señaló que “la gran mayoría de las naciones del mundo acompañan el reclamo de diálogo por Malvinas”. El funcionario dijo que el reclamo de diálogo no es sólo argentino, sino que nuestro país se halla acompañado por la gran mayoría de naciones del mundo. “La reciente resolución de la Reunión de Cancilleres de G-77 más China (con 133 países agrupados), que incorporó nuestro derecho a defender legalmente nuestra soberanía sobre los recursos naturales de la zona, especialmente los hidrocarburíferos, es un claro ejemplo del apoyo que muestra la causa Malvinas”, dijo.
Hubo pronunciamientos oficiales de numerosos países, así como declaraciones de organismos como el Mercosur, la Unasur, la Cumbre de Países Sudamericanos y Países Árabes o la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.
Casi a fines de diciembre pasado, se produjo uno de los acontecimientos más significativos de los últimos tiempos, cuando los Estados Unidos y Cuba anunciaron su decisión de retomar el diálogo para normalizar las relaciones bilaterales entre ambos países, tras 53 años de ruptura. En este acercamiento mucho tuvo que ver el papa Francisco. “No podemos seguir haciendo lo mismo y esperar obtener un resultado diferente... Empujar a Cuba al abismo no beneficia a Estados Unidos ni al pueblo cubano”, dijo Barack Obama. Nuestra Presidenta invitó a los británicos a imitar a Cuba y Estados Unidos, y sentarse a negociar por la soberanía de Malvinas.
Es destacable la persistencia en el reclamo de nuestro país. Ante la negativa británica, se podría solicitar formalmente la mediación papal o la del mismo Obama, que alguna influencia importante debe tener con la madre patria de EE.UU. Dicen que no hay mal que dure doscientos años, en algún momento, el diálogo se producirá.
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